investigación de jesús

 ¿Alguna vez has conocido a alguien que es el centro de atención adondequiera que vaya? Alguna característica misteriosa e indefinible lo distingue de todos los demás. Bueno, así fue hace dos mil años con Jesucristo.  Pero no fue sólo la personalidad de Jesús que cautivó a las personas que lo oyeron. Los testigos de sus palabras y su vida nos cuentan que Jesús de Nazaret era distinto a todos los hombres.

Las únicas credenciales de Jesús fueron él mismo. Nunca escribió un libro, lideró un ejército, ocupó un cargo político ni fue dueño de ninguna propiedad. Solía viajar dentro de las cien millas alrededor de su pueblo, atrayendo a multitudes que se asombraban con sus palabras provocadoras y actos asombrosos.

Sin embargo, la grandeza de Jesús fue obvia para todos los que lo conocieron y oyeron. Y mientras que la mayoría de los grandes personajes finalmente se desvanecen en los libros de historia, Jesús sigue siendo el tema de miles de libros y de controversias mediáticas sin paralelo. Gran parte de esas controversias giran en torno a las afirmaciones radicales que hizo Jesús sobre sí mismo – afirmaciones que asombraron tanto a sus seguidores como a sus adversarios.

Fueron principalmente las afirmaciones únicas de Jesús que causaron que fuera visto como una amenaza tanto por las autoridades romanas como por la jerarquía judía. Si bien era un forastero sin credenciales ni base de poder político, en sólo tres años, Jesús cambió el mundo para los siguientes veinte siglos. Otros líderes morales y religiosos han causado un impacto – pero ninguno como ese desconocido hijo de carpintero de Nazaret.

¿Qué tenía Jesucristo que marcó la diferencia? ¿Fue meramente un gran hombre, o fue algo más?

Estas preguntas llegan al fondo de quién fue Jesús realmente. Algunos creen que él fue meramente un gran maestro moral; otros creen que simplemente fue el líder de la mayor religión del mundo. Pero muchos creen algo más grande. Los cristianos creen que Dios realmente nos ha visitado en forma humana. Y ellos creen en las pruebas que lo respalda.

Después de estudiar cuidadosamente la vida y las palabras de Jesús, un antiguo catedrático de Cambridge y escéptico, C.S. Lewis, llegó a una conclusión inesperada sobre Jesús que cambió el rumbo de su vida. Entonces, ¿quién es el verdadero Jesús? Muchos contestarán que Jesús fue un gran maestro moral. Al estudiar más profundamente a la persona más controvertida del mundo, empezamos por preguntarnos: ¿Jesús podría haber sido meramente un gran maestro moral?

¿Un gran maestro de la moral?

Incluso las personas de otras religiones reconocen que Jesús fue un gran maestro de la moral. El líder hindú Mahatma Gandhi elogiaba su vida honrada y sus palabras profundas.[1] Asimismo, el erudito judío Joseph Klausner escribió, “Es universalmente aceptado… que Cristo enseñó las más puras y sublimes éticas…lo cual arroja a la sombra a los preceptos morales y las máximas de los hombres más sabios de la antigüedad”.[2]

El sermón del monte de Jesús ha sido llamado la enseñanza más excelente de ética humana jamás pronunciada por una persona. De hecho, gran parte de lo que conocemos hoy como “igualdad de derechos” en realidad es el resultado de las enseñanzas de Jesús. El historiador no cristiano Will Durant dijo de Jesús que “él vivió y luchó incansablemente por la ‘igualdad de derechos’; en tiempos modernos él habría sido enviado a Siberia. ‘El más importante entre ustedes será siervo de los demás’ – ésta es la inversión de toda sabiduría política, de toda cordura”.[3]

Muchos, como Gandhi, han tratado de separar las enseñanzas éticas de Jesús  de sus afirmaciones sobre sí mismo, creyendo que simplemente fue un gran hombre quien enseñó elevados principios morales. Ésta fue la propuesta de uno de los Padres Fundadores de los Estados Unidos de América, el Presidente Thomas Jefferson, que cortó y pegó un ejemplar del Nuevo Testamento, eliminando las secciones que él consideraba que se referían a la divinidad de Jesús, y conservando otros pasajes sobre las enseñanzas éticas y morales de Jesús.[4] Jefferson llevaba con él en todo momento su Nuevo Testamento cortado y pegado, venerando a Jesús como el que fuera quizás el mayor maestro moral de todos los tiempos.

De hecho, las palabras memorables de Jefferson en la Declaración de la Independencia tienen sus raíces en las enseñanzas de Jesús de que cada persona es de inmensa e igual importancia para Dios, sin tener en cuenta el sexo, la raza o el estatus social. El famoso documento establece, “Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables…”

Pero una pregunta que Jefferson nunca contestó fue: ¿cómo podría Jesús ser un gran líder moral si  afirmó ser Dios en falso? ¿Pero Jesús en realidad afirmó su divinidad? Antes de analizar qué sostuvo Jesús, debemos estudiar la posibilidad de que simplemente fue un gran líder religioso.

¿Un gran líder religioso?

Sorprendentemente, Jesús nunca afirmó ser un líder religioso. Él nunca se metió en la política religiosa ni impulsó una agenda ambiciosa, y él se desempeñó casi totalmente fuera del marco religioso establecido.

Cuando uno compara a Jesús con los otros grandes líderes religiosos, surge una notable distinción. Ravi Zacarias ha estudiado las religiones del mundo y ha observado una distinción fundamental entre Jesucristo y los fundadores de otras grandes religiones. Todas las religiones proporcionan instrucciones sobre una manera de vivir. Pero solo Jesús ofrece la liberación, el perdón de los pecados y la transformación. “Jesús no solo enseñaba o exponía su mensaje. Él era idéntico a su mensaje”.[5]

La certeza de la observación de Zacarias es subrayada por la cantidad de veces en los evangelios que el mensaje de las enseñanzas de Jesús fue sencillamente “Ven a mí” o “Sígueme” o “Obedéceme”. Además, Jesús dejó claro que su misión principal era perdonar los pecados, que era algo que sólo Dios podía hacer.

En The World´s Great Religions (Las grandes religiones del mundo), Huston Smith observó que entre todos los líderes religiosos, solo Jesús afirmó ser divino.[6]

Y eso nos lleva a la pregunta de qué afirmó realmente Jesús acerca de sí mismo; específicamente, ¿Jesús afirmó ser Dios?

¿Jesús afirmaba ser Dios?

Entonces, ¿qué ha convencido a tantos estudiosos de que Jesús afirmó que era Dios? El autor John Piper explica que Jesús afirmó tener poderes que pertenecían exclusivamente a Dios.

…los amigos y enemigos de Jesús se desconcertaban una y otra vez por lo que él hacía y decía. Él podía estar andando por un camino, al parecer como cualquier otra persona, y entonces daba la vuelta de pronto y decía cosas como, ‘Antes de que Abraham naciera, ¡yo soy!’. O, ‘Quien me ve a mí está viendo al Padre’. O, muy tranquilamente, después de ser acusado de blasfemia, él decía, ‘Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados’. A los muertos él podía simplemente decirles, ‘Sal fuera’ o ‘Levántate’. Y ellos obedecían. A las tormentas en el mar les decía, ‘Quieto’. Y a la hogaza de pan le decía, ‘Conviértete en mil porciones’. Y se realizaba inmediatamente.[7]

¿Pero cuál era realmente el significado de dichas afirmaciones? Es posible que Jesús fuera sólo un profeta como Moisés, Elías o Daniel? Incluso una lectura superficial de los evangelios revela que Jesús afirmaba ser más que un profeta. Ningún otro profeta había afirmado algo similar sobre sí mismo; de hecho, ningún otro profeta se ha colocado en el lugar de Dios.

Algunas personas sostienen que Jesús nunca dijo expresamente, “Yo soy Dios”. Es verdad que nunca dijo las palabras exactas, “Yo soy Dios”. Sin embargo, Jesús tampoco dijo de manera explícita, “Yo soy un hombre” ni “Yo soy un profeta”. Pero Jesús sin duda fue humano, y sus seguidores lo consideraron un profeta como Moisés y Elías.  Por ello, no podemos descartar que Jesús es divino sólo porque él no dijo esas palabras exactas, así como tampoco podemos decir que no fue un profeta.

De hecho, las afirmaciones de Jesús sobre sí mismo se contradicen con la idea de que él simplemente fue un gran hombre o un profeta. En más de una ocasión, Jesús se refirió a sí mismo como el Hijo de Dios. Cuando se le preguntó a Bono, el cantante de U2, si él pensaba que era inverosímil que Jesús fuera el Hijo de Dios, él contestó:

No, para mí no es algo increíble. La respuesta secular al relato de Jesucristo siempre es así: Él fue un gran profeta, obviamente era un tipo muy interesante, tenía muchas cosas que decir, como los demás grandes profetas,… Pero en realidad, Jesús no te permite eso. Él no te deja librarte tan fácilmente del tema. Jesús dice, “No. No estoy diciendo que soy un maestro, no me digan maestro. No estoy diciendo que soy un profeta….estoy diciendo que soy Dios encarnado”. Y la gente dice: No, no, por favor, se un profeta nomás. Podemos lidiar con un profeta .[8]

Antes de analizar las afirmaciones de Jesús, es importante entender que él las hizo dentro del contexto de la creencia judía en un solo Dios (monoteísmo). Ningún judío creyente creería alguna vez en más de un Dios. Y Jesús creía en el único Dios, rezándole a su Padre como, “el único Dios verdadero”.[9]

Pero en esa misma oración, Jesús habló de haber existido siempre con su Padre. Y cuando Felipe le pidió a Jesús que les muestre al Padre, Jesús dijo, “Tanto tiempo como llevo con vosotros y ¿no has llegado a conocerme, Felipe? Quien me ve a mí está viendo al Padre”.[10] Entonces, la pregunta es: ¿Jesús estaba afirmando ser el Dios hebreo que creó el universo?

¿Jesús afirmó ser el Dios de Abraham y Moisés?

Jesús se refería a sí mismo de maneras que desconcertaban a sus seguidores. Tal como señala Piper, Jesús hizo la afirmación audaz de que, “antes de que Abraham naciera, ¡yo SOY!”[11] Le dijo a Marta y las personas a su alrededor, “Yo SOY la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera”.[12] Asimismo, Jesús decía cosas como, “Yo SOY la luz del mundo”[13], “Nadie llega al Padre sino por mí”[14] o, “Yo SOY la verdad” [15]. Éstas y otras afirmaciones suyas fueron precedidas por las palabras sagradas para nombrar a Dios: “Yo SOY” (ego eimi).[16] ¿Qué quiso decir Jesús con estas afirmaciones? ¿Y qué significado tiene el término “Yo SOY”?

Una vez más, debemos analizar el contexto. En las Sagradas Escrituras Hebreas, cuando Moisés preguntó a Dios su nombre en la zarza ardiente, Dios respondió, “Yo SOY”. Él le estaba revelando a Moisés que Él es el único Dios, que trasciende al tiempo y siempre ha existido. Increíblemente, Jesús usaba estas palabras sagradas para describirse a sí mismo. La pregunta es ¿por qué?

Desde el tiempo de Moisés, ningún judío practicante se referiría nunca a sí mismo ni a ningún otro hombre como “Yo Soy”. Por ello, las afirmaciones de “Yo SOY” de Jesús enfurecieron a los líderes judíos. Una vez, por ejemplo, algunos líderes le explicaron a Jesús por qué  trataban de matarlo: “Porque tú, siendo hombre, te haces pasar por Dios” .[17]

El uso por Jesús del nombre de Dios enfureció a los líderes religiosos. Pero lo importante es que éstos estudiosos del Antiguo Testamento sabían exactamente lo que él estaba diciendo – él estaba afirmando ser Dios, el Creador del universo. Sólo esta afirmación habría conllevado la acusación de blasfemia. Entender a partir de estos textos  que Jesús afirmó ser Dios claramente se justifica, no simplemente por sus palabras, pero también por la reacción a estas palabras.

C. S. Lewis inicialmente consideró que Jesús era un mito. Pero este genio literario que conocía los mitos muy bien concluyó que Jesús tiene que haber sido una persona real. Más aún, a medida que Lewis estudió las pruebas de la existencia de Jesús, se convenció de que Jesús no sólo fue real, sino de que fue diferente a cualquier otro hombre que haya vivido. Lewis escribió,

Y allí está la verdadera sorpresa’ dice Lewis: ‘Entre estos judíos de pronto aparece un hombre que habla como si fuera Dios. Dice que puede perdonar los pecados. Dice que siempre ha existido. Dice que vendrá para juzgar al mundo al fin del tiempo. [18]

Lewis pensaba que las afirmaciones de Jesús eran simplemente demasiado radicales y profundas para haber sido hechas por un maestro o líder religioso común. (Para ver un análisis más exhaustivo de la afirmación de Jesús de su divinidad, ver “¿Jesús afirmaba ser Dios?” http://y-jesus.org/spanish/more/jcg-jesus-afirmo-ser-dios/).

¿Qué clase de Dios?

Algunos sostienen que Jesús solamente estaba afirmando ser parte de Dios. Sin embargo, la idea de que todos somos parte de Dios, y que dentro de nosotros esta la semilla de la divinidad, simplemente no es un posible significado de las palabras y acciones de Jesús. Tales pensamientos son revisionistas, son ajenos a sus enseñanzas, ajenos a las  creencias que expresó, y ajenos a  cómo entendieron sus enseñanzas los discípulos.

Jesús enseñó que él es Dios de la manera que los judíos entendían a Dios y la manera que las Escrituras Hebreas describían a Dios, no de la manera en que el movimiento de la Nueva Era entiende a Dios. Ni Jesús ni su público habían sido criados viendo la Guerra de las Galaxias, por lo cual, cuando ellos hablaban de Dios, no estaban hablando de fuerzas cósmicas. Redefinir lo que Jesús quiso decir con el concepto de Dios es simplemente un mal enfoque histórico.

Lewis explica que:

Dejemos esto en claro. Entre los panteístas, como los hindúes, cualquiera podría decir que él es parte de Dios, o que es uno con Dios…Pero este hombre, dado que era un judío, no podría referirse a esa clase de Dios. Dios, en su idioma, significaba el Ser que está fuera del mundo, que lo había creado y era infinitamente distinto a cualquier otra cosa. Y cuando uno haya entendido eso, podrá ver que lo que dijo este hombre fue simplemente lo más escandaloso que alguna vez ha pronunciado un humano. [19]

Por cierto, hay personas que aceptan a Jesús como un gran maestro, pero no están dispuestos a llamarlo Dios. Como deísta, hemos visto que Thomas Jefferson no tenía ningún problema con aceptar las enseñanzas de Jesús sobre la moral y la ética, a la vez que negaba su divinidad.[20] Pero como hemos señalado, y examinaremos en mayor profundidad, si Jesús no era quien afirmaba ser, entonces debemos analizar algunas otras alternativas, ninguna de las cuales harían de él un gran maestro moral. Lewis argumentó, “Lo que estoy tratando de impedir es que alguien diga esa cosa realmente absurda que la gente a menudo dice de Él: ‘Estoy listo para aceptar a Jesús como un gran maestro moral, pero no acepto su afirmación de ser Dios’. Esa es la única cosa que no debemos decir”.[21]

En su búsqueda de la verdad, Lewis sabía que respecto de la identidad de Jesús sólo podía ser la una o la otra. O Jesús era quien afirmaba ser – Dios encarnado – o sus afirmaciones eran falsas. Y si éstas eran falsas, Jesús no podría ser un gran maestro moral. Él estaría mintiendo intencionalmente o sería un demente con un complejo de Dios.

¿Es posible que Jesús estaba mintiendo?

Aún los críticos más severos de Jesús rara vez han dicho que era un mentiroso. Sin duda, esa etiqueta no concuerda con las elevadas enseñanzas morales y éticas de Jesús. Pero si Jesús no es quien afirmaba ser, debemos considerar la opción de que él engañaba a todos intencionalmente.

Uno de los trabajos políticos más conocidos y más influyentes de todos los tiempos fue escrito por Nicolás Maquiavelo en 1532. En su obra clásica, El Príncipe, Maquiavelo exalta el poder, el éxito, la imagen y la eficiencia por encima de la lealtad, la fe y la honestidad. Según Maquiavelo, mentir está bien si logra un fin político.

¿Podría Jesucristo haber construido toda su vida pastoral a partir de una mentira sólo para obtener el poder, la fama o el éxito? De hecho, los opositores judíos de Jesús trataron constantemente de exponerlo como un fraude y un mentiroso. Ellos lo inundaban con preguntas a fin de tenderle una trampa para que se contradijera. Sin embargo, Jesús respondía con una notable coherencia.

La pregunta que debemos analizar es, ¿qué podría motivar a Jesús a vivir su vida entera como una mentira? El enseñó que Dios se oponía a la mentira y a la hipocresía, por lo cual, él no lo estaría haciendo para complacer a su Padre. Él claramente no mintió para beneficio de sus seguidores, dado que todos menos uno fueron martirizados por no renegar de su Divinidad (ver “¿Los apóstoles creían que Jesús es Dios?” Y entonces, nos quedamos con sólo dos explicaciones razonables, cada una de las cuales es problemática.

Beneficio

Mucha gente ha mentido por ganancia personal. De hecho, la motivación de la mayoría de las mentiras es algún beneficio percibido para uno mismo. ¿Qué podría haber esperado ganar Jesús al mentir sobre su identidad? El poder sería la respuesta más obvia. Si la gente creía que él era Dios, él tendría un enorme poder. (Es por eso que muchos líderes antiguos, tales como los Césares, afirmaban su origen divino.)

El problema con esta explicación es que Jesús rechazó todos los intentos de posicionarlo para el poder establecido, y más bien criticó duramente  a aquellos que abusaron de dicho poder y vivieron sus vidas persiguiéndolo. Además, él optó por acercarse a los marginados (las prostitutas y los leprosos), aquellos que no tenían poder, creando una red de gente cuya influencia era menos que cero. De una manera que sólo puede ser descrita como extraña, todo lo que Jesús hizo y dijo iba en dirección diametralmente opuesta al poder.

Parecería que, si el poder fue la motivación de Jesús, él habría evitado la cruz a toda costa. Sin embargo, en varias ocasiones, él les dijo a sus discípulos que la cruz era su destino y misión. ¿Cómo podría morir en una cruz romana traerle a uno poder?

La muerte, por supuesto, pone todo en perspectiva. Y mientras que muchos mártires han muerto por una causa en la que ellos creían, pocos han estado dispuestos a morir por una mentira conocida. Sin duda, toda esperanza para la propia ganancia personal de Jesús habría terminado en la cruz. Sin embargo, hasta su último suspiro, él se negó a renunciar a su afirmación de ser el único Hijo de Dios. El estudioso del Nuevo Testamento J.I. Packer señala que este título es una afirmación de la divinidad personal de Jesús.[22]

Un Legado

Por lo tanto, si Jesús estaba por encima de mentir para su propio beneficio, quizás sus afirmaciones radicales fueron falseadas con el propósito de dejar un legado. Pero la posibilidad de recibir una tremenda paliza y ser clavado a una cruz enfriaría rápidamente el entusiasmo de la mayoría de las superestrellas en potencia.

Y hay otro hecho fascinante. Si Jesús  simplemente hubiera renunciado a su afirmación de ser el Hijo de Dios, él nunca habría sido condenado. Fue su afirmación de ser Dios y no estar dispuesto a retractarse de ello que lo llevó a la crucifixión.

Si aumentar su credibilidad y reputación histórica fue lo que motivó a Jesús a mentir, hay que explicar cómo un hijo de carpintero de un pueblo pobre de Judea pudo prever los eventos que catapultarían su nombre a la prominencia mundial. ¿Cómo sabría que su mensaje sobreviviría? Los discípulos de Jesús habían huido y Pedro lo había negado. No es precisamente la fórmula para dar inicio a un legado religioso.

¿Los historiadores creen que Jesús mintió? Los estudiosos han analizado en detalle las palabras y vida de Jesús para ver si hay alguna evidencia de un defecto en su carácter moral. De hecho, incluso los más ardientes escépticos están sorprendidos por la pureza moral y ética de Jesús. Según el historiador Philip Schaff, no hay evidencia, ni en la historia de la iglesia ni la historia secular, de que Jesús haya mentido acerca de algo. Schaff argumentó,“¿Cómo, en nombre de la lógica, el sentido común y la experiencia, podría un hombre mentiroso, egoísta y depravado haber inventado, y continuamente mantenido desde el principio hasta el fin, el más puro y noble carácter conocido en la historia con el más perfecto aire de verdad y realidad?”[23]

La opción de mentiroso parece nadar contra corriente ante todo lo que Jesús enseñó, vivió, y por lo que murió. Para la mayoría de los estudiosos, simplemente no tiene sentido. Sin embargo, para negar las afirmaciones de Jesús, uno debe ofrecer alguna explicación. Y si las afirmaciones de Jesús no son verdaderas, y él no estaba mintiendo, la única opción que queda es que él debió haberse engañado a sí mismo.

¿Jesús podría haber sido enfermo mental?

Albert Schweitzer, quién fue galardonado con el Premio Nobel en 1952 por su trabajo humanitario, tenía sus propias opiniones sobre Jesús. Schweitzer concluyó que la locura era la causa de las afirmaciones de Jesús de ser Dios. Es decir, que Jesús estaba equivocado sobre sus afirmaciones, pero no mentía intencionalmente. Según esta teoría, Jesús en realidad se engañaba a sí mismo, creyendo realmente que él era el Mesías.

Lewis consideró esta opinión cuidadosamente. Lewis dedujo que si  las afirmaciones de Jesús no eran ciertas, entonces él tendría que haber estado loco. Lewis argumenta  que alguien que afirmaba ser Dios no sería un gran maestro moral.  “Él podría ser un enfermo mental – al nivel de un hombre que dice ser un huevo hervido – o de lo contrario él sería el Diablo del Infierno”.[24]

La mayoría de las personas que han estudiado la vida y las palabras de Jesús reconoce que él era extremadamente racional. Si bien su propia vida estuvo llena de inmoralidad y escepticismo personal, el renombrado filósofo francés Jean-Jacques Rousseau (1712-78) reconoció el carácter superior y el aplomo de Jesús: “Cuando Platón describe su hombre recto imaginario…él describe exactamente el personaje de Jesús…Si la vida y muerte de Sócrates son las de un filósofo, la vida y muerte de Jesús son las de un Dios”.[25]

Bono concluye que “loco” es la última etiqueta que uno le podría poner a Jesús.

Lo que nos queda entonces es que Jesús era quien decía ser o si no, estaba totalmente chiflado. Es decir, estamos hablando de un loco al nivel de Charles Manson…No es broma. La idea de que todo el curso de la civilización para la mitad del mundo se hubiera visto cambiado y puesto de cabeza por un loco, para mí, es difícil de creer… [26]

Entonces, ¿ Jesús fue un mentiroso o un demente, o fue el Hijo de Dios? ¿Podría haber estado en lo correcto Jefferson al etiquetar a Jesús de “sólo un buen maestro moral” a la vez que negaba su deidad? Es interesante que el público que escuchó a Jesús – tanto los creyentes como los enemigos – nunca lo considerara como un simple maestro moral. Jesús generó tres efectos principales en la gente que lo conoció: odio, terror o adoración.

Las afirmaciones de Jesucristo nos obligan a escoger. Como dijo Lewis, no podemos ubicar a Jesús en la categoría de ser solamente un gran líder religioso o un buen maestro moral.  Este antiguo escéptico nos desafía a tomar nuestras propias decisiones sobre Jesús:

Uno debe elegir. O este hombre fue y es el Hijo de Dios, o si no, era un loco o algo peor. Uno puede callarlo por ser un tonto, escupirle y matarlo por ser un demonio o puede caer a sus pies y llamarlo Señor y Dios. Pero no nos permitamos  disparates condescendientes  de que fue un gran maestro humano. Él no nos dejó esa posibilidad. No era su intención hacerlo.[27]

En su libro Mere Christianity (Mera cristiandad), Lewis explora las opciones respecto de la identidad de Jesús y concluye que él es exactamente lo que afirmaba ser. Su cuidadoso estudio de la vida y las palabras de Jesús llevó a este gran genio literario a renunciar a su anterior ateísmo y volverse un cristiano comprometido.

La gran pregunta de la historia de la humanidad es, “¿Quién es el verdadero Jesucristo?” Bono, Lewis e innumerables más han concluido que Dios visitó nuestro planeta en forma humana. Pero si eso es cierto, esperaríamos que él estuviera vivo hoy en día. Y eso es exactamente lo que creen sus seguidores.

¿Jesús realmente resucitó?

Los testigos presenciales de Jesucristo realmente hablaban y actuaban como si ellos creyeran que él hubiera resucitado físicamente de la muerte después de su crucifixión. Si ellos estaban equivocados, la cristiandad se fundó sobre la base de una mentira. Pero si tenía razón, dicho milagro sería una prueba de todo lo que dijo Jesús sobre Dios, sobre sí mismo y sobre nosotros. Pero, ¿debemos creer en la resurrección de Jesús únicamente basados en la fe o hay pruebas históricas sólidas? Varios escépticos han estudiado los registros históricos a fin de probar la falsedad del relato de la resurrección. ¿Qué descubrieron?

¿Jesús resucitó de los muertos?

Todos nos preguntamos qué nos pasará después de morir. Cuando un ser querido muere, deseamos volver a verlo después de que llegue nuestro turno.

¿Tendremos una reunión gloriosa con aquellos que amamos o es la muerte el fin de toda conciencia?

Jesús enseñó que la vida no termina después de que nuestros cuerpos mueren. Él hizo esta sorprendente afirmación: “Yo soy la resurrección y la vida. Los que creen en mí, aunque mueran como todos, vivirán de nuevo”.

Según los testigos más cercanos a Él. Jesús demostró su poder sobre la muerte resucitando de entre los muertos después de haber sido crucificado y enterrado durante tres días.

Es esta creencia es la que ha dado esperanza a los cristianos durante casi 2,000 años. Pero algunas personas no tienen esperanza de que exista vida después de la muerte

El filósofo ateo Bertrand Russell escribió: «Creo que cuando muera me pudriré, y nada de mi propio ego sobrevivirá«. [1] Russell obviamente no creía en las palabras de Jesús.

Los seguidores de Jesús escribieron que Él se les apareció vivo después de su crucifixión y entierro. Afirman no sólo haberlo visto, sino también haber comido con Él, tocarlo y pasar 40 días con Él.

Entonces, ¿podría haber sido simplemente un mito que creció con el tiempo, o se basa en evidencia sólida?

La respuesta a esta pregunta es fundamental para el cristianismo. Porque si Jesús resucitó de entre los muertos, validaría todo lo que dijo sobre sí mismo, sobre el significado de la vida y sobre nuestro destino después de la muerte.

Si Jesús resucitó de entre los muertos, Él sólo tendría las respuestas sobre de qué se trata la vida y lo que nos espera después de morir. Por otro lado, sí el relato de la resurrección de Jesús no es verdadero, entonces el cristianismo se basaría en una mentira. El teólogo R. C. Sproul lo expresa así:

El reclamo de la resurrección es vital para el cristianismo. Síi Cristo ha sido resucitado de entre los muertos por Dios, entonces Él tiene las credenciales y la certificación que ningún otro líder religioso posee. Buda está muerto, Mohamed está muerto. Moisés está muerto, Confucio está muerto. Pero, según el cristianismo, Cristo está vivo.    [2]

Muchos escépticos han intentado refutar la resurrección. Josh McDowell fue uno de esos escépticos que pasó más de setecientas horas investigando la evidencia de la resurrección. McDowell declaró esto con respecto a la importancia de la resurrección: «Llegué a la conclusión de que la resurrección de Jesucristo es uno de los engaños más malvados, malintencionados y despiadados que jamás se haya impuesto en la mente de los hombres, O es el hecho más fantástico de la historia». [3]

Entonces, ¿es la resurrección de Jesús un hecho verídico o un mito vicioso? Para descubrirlo, necesitamos observar la evidencia de la historia y sacar nuestras propias conclusiones. Veamos qué descubrieron los escépticos que investigaron la resurrección.

Cínicos y Escépticos

Pero no todo el mundo esta dispuesto a examinar justamente la evidencia. Bertrand Russell admite que él tomo de Jesús lo que “no concernía” con hechos históricos.[4] El historiador Joseph Campbell, sin citar evidencia, tranquilamente dijo a su audiencia de televisión de PBS que la resurrección de Jesús no fue un hecho real. [5] Otros estudiosos como John Dominic Crossan del Seminario Jesús, están de acuerdo con él.[6] Ninguno de estos escépticos presentan evidencia a sus opiniones.

Verdaderos escépticos, en oposición con los cínicos, están interesados en la evidencia. En una revista editorial escéptica  llamada “¿Qué es un escéptico?” la siguiente definición es dada: “Escepticismo es… la aplicación de la razón a alguna y todas las ideas-no se permiten vacas sagradas. En otras palabras… los escépticos no inician una investigación cerrados a la posibilidad de que un fenómeno podría ser real  o de que una afirmación podría ser cierta. Cuando decimos que somos “escépticos”, queremos decir que debemos ver poderosa evidencia antes de creer.»[7]

A diferencia de Russell y Crossan, muchos escépticos verdaderos han investigado la evidencia de la resurrección de Jesús. En este artículo vamos a escuchar de alguno de ellos y ver como ellos analizaron la evidencia de lo que es quizás la más importante pregunta en la historia de la raza humana: ¿Realmente se levanto Jesús de entre los muertos?

Profecía Propia

Con antelación a su muerte, Jesús le dijo a sus discípulos que él sería traicionado, arrestado, y crucificado y que él volvería a la vida tres días después. ¡Ese es un plan extraño! ¿Qué había detrás de él? Jesús no era un artista dispuesto a actuar por imposición humana; él prometió que su muerte y resurrección le demostraría a la gente (si sus mentes y corazones estaban abiertos) que él ciertamente era el Mesías.

El estudioso en Biblia Wilbur Smith comentó acerca de Jesús:

Cuando él dice que Él mismo se levantaría otra vez de la muerte, el tercer día después de que él fue crucificado, Él dice algo que solo un tonto se atrevería a decir, si esperaba más devoción de cualquiera de sus discípulos—a menos que Él estuviera seguro que iba a resucitar. Ningún fundador de cualquier religión del mundo conocida por los hombres jamás se atrevió a decir una cosa como esta. [8]

En otras palabras, ya que Jesús le había dicho claramente a sus discípulos que se levantaría de nuevo de entre los muertos, el fracaso de mantener esa promesa lo expondría como un fraude. Pero nos estamos adelantando. ¿Cómo murió Jesús antes que él (si lo hizo) se levantara de nuevo?

Una Muerte Horrible y Después…?

Usted sabe como fueron las últimas horas de vida en la tierra de Jesús si usted vio la película del guerrero/corazón valiente, Mel Gibson. Si usted se perdió partes de La Pasión de Cristo porque estaba protegiendo sus ojos (hubiera sido más fácil simplemente grabar la película con un filtro rojo en la cámara), solo voltee a las últimas paginas de cualquier evangelio en su Nuevo Testamento para averiguar lo que se perdió.

Como predijo Jesús, él fue traicionado por uno de sus propios discípulos, Judas Iscariote, y fue arrestado. En un juicio simulado por medio del gobernador romano, Poncio Pilatos, fue declarado culpable de traición y condenado a morir en una cruz de madera. Antes de ser clavado a la cruz, Jesús fue brutalmente golpeado con un gato romano de nueve colas, un látigo con trozos de hueso y metal que rasgarían la carne. Recibió puñetazo repetidamente, pateado, y escupido.

Después, utilizando mazos, los verdugos romanos golpearon el pesado hierro forjado clavado en las muñecas y pies de Jesús. Finalmente dejaron caer la cruz en un agujero en la tierra entre otras dos cruces que cargaban a ladrones condenados.

Jesús colgó allí por aproximadamente seis horas. Luego, a las 3:00 de la tarde—esa es la hora exacta en que el cordero de la Pascua había sido sacrificado como ofrenda por los pecados (un pequeño simbolismo allí, ¿te parece?)—Jesús grito, “consumado es” (en Arameo), y murió. De repente, el cielo se puso oscuro y un terremoto sacudió la tierra.[9]

Pilatos quería confirmación de que Jesús estaba muerto antes de permitir que su cuerpo fuera sepultado. Entonces un guardia romano hundió una lanza a su costado. La mezcla de sangre y agua que fluyo fue una clara indicación de que Jesús estaba muerto. El cuerpo de Jesús fue entonces bajado de la cruz y sepultado en la tumba de José de Arimatea. La guardia romana siguiente sello la tumba, y la cuidó las veinticuatro horas reloj.

Mientras tanto, los discípulos de Jesús estaban en shock. El Dr. J.P. Moreland escribe de su estado mental. “Ellos ya no tenían confianza de que Jesús había sido enviado por Dios. Ellos también habían sido enseñados que Dios no dejaría a su Mesías sufrir la muerte. Entonces se dispersaron. El movimiento de Jesús estaba prácticamente detenido en sus sendas.»[10]

Toda esperanza estaba vencida. Roma y los líderes judíos habían prevalecido—o eso parecía.

Algo Pasó

Pero no era el fin. El movimiento de Jesús no desapareció (obviamente), y de hecho el cristianismo existe hoy como la más grande religión del mundo. Por lo tanto, tenemos que saber que paso después de que el cuerpo de Jesús fue bajado de la cruz y puesto en la tumba.

En un artículo del New York Times, Peter Steinfels cita los sorprendentes eventos que ocurrieron tres días después de la muerte de Jesús:”Poco después de que Jesús fue ejecutado, sus seguidores fueron de repente impulsados de ser un desconcertante y encogido grupo a ser gente cuyo mensaje sobre la vida de Jesús y la venida del reino, es predicado al riesgo de sus vidas, eventualmente cambió un Imperio. Algo pasó. … ¿pero qué exactamente?»[11] Esa es la pregunta que tenemos que contestar con una investigación sobre los hechos.

Sólo hay cinco explicaciones posibles de la presunta resurrección de Jesús, como se retrata en el Nuevo Testamento:

  1. Jesús realmente no murió en la cruz.
  2. La “resurrección” fue una conspiración.
  3. Los discípulos estaban alucinando.
  4. Los relatos son legendarios.
  5. Realmente pasó.

Vamos a caminar a través de estas opciones y ver cual se adapta mejor a los hechos.

¿Estaba Muerto Jesús?

“Marley estaba muerta como una piedra, de eso no había duda.” Así comienza el villancico navideño de Charles Dickens, el autor no quería que nadie estuviera equivocado en cuanto al carácter sobrenatural de lo esta por tomar lugar. De la misma manera, antes de asumir el papel de CSI y juntar las piezas de evidencia de una resurrección, debemos primero establecer que hubo, de hecho, un cadáver. Después de todo, ocasionalmente los periódicos informan sobre un “cadáver” en una morgue que luego empezó a moverse y fue restaurado. ¿Podría haber pasado algo como eso con Jesús?

Algunos han propuesto que Jesús vivió a pesar de la crucifixión y fue revivido por el frío, aire húmedo en la tumba-“Un momento,  ¿Por cuánto tiempo estuve fuera?” Pero esa teoría no parece cuadrar con la evidencia médica. Un artículo en la revista American Medical Association explica por qué esta llamada “teoría del desvanecimiento” es insostenible: “Claramente, el peso de evidencia histórica y médica indicaba que Jesús estaba muerto. … La lanza, hundida entre Su costilla derecha, probablemente perforo no solo su pulmón derecho, pero también el pericardio y corazón y de ese modo aseguraron su muerte.»[12] Pero el escepticismo acerca de este veredicto puede ser justificado, como este caso ha estado archivado por 2000 años. Al menos, necesitamos una segunda opinión.

Un lugar para encontrar eso es en los reportes de historiadores no cristianos de alrededor del tiempo que Jesús vivió. Tres de estos historiadores mencionaron la muerte de Jesús.

  • Lucio (c.120-después 180 d.C. se refirió a Jesús como un sofista crucificado (filosofo).[13]
  • Josefo (c.37-c.100 d.C.) escribió, “En este tiempo apareció Jesús, un hombre sabio, porque el era un emprendedor de obras asombrosas. Cuando Pilatos lo condenó a la cruz, los principales hombres entre nosotros, lo habían acusado, aquellos que lo amaron no cesaron de hacerlo.»[14]
  • Tácito (c.56-c.120 d.C.) escribió, “Christus, de quien el nombre tuvo su origen, sufrió la extrema sanción… en las manos de nuestro procurador, Poncio Pilatos.»[15]

Esto es un poco como ir entre los archivos y buscando aquel de un día de primavera en el primer siglo. The Jerusalem Post publicó en primera página una historia diciendo que Jesús fue crucificado y muerto. No esta mal el trabajo de detective, y bastamente concluyente.

De hecho, no hay relatos históricos de cristianos, romanos, o judíos que discuten ya sea la muerte de Jesús o su entierro. Incluso Crossan, un escéptico de la resurrección, esta de acuerdo que Jesús realmente vivió y murió. “Que él fue crucificado es tan seguro como cualquier hecho histórico puede llegar a ser.»[16] A la luz de tal evidencia, parece que estamos en buena tierra para descartar la primera de nuestras cinco opciones. Jesús estaba claramente muerto, “de eso no hubo duda.”

La Cuestión de una Tumba Vacía

Ningún historiador serio realmente duda que Jesús estuviera muerto cuando fue bajado de la cruz. Sin embargo, muchos se han preguntado cómo el cuerpo de Jesús desapareció de la tumba. El periodista inglés, Dr. Frank Morison inicialmente pensó que la resurrección era o un mito o un engaño, y él empezó a investigar para escribir un libro refutándolo.[17] El libro se hizo famoso pero por razones diferentes que su propósito original, como veremos.

Morison empezó por intentar resolver el caso de una tumba vacía. La tumba pertenecía a un miembro del Concilio Sanedrín, José de Arimatea. En Israel en aquel tiempo, para estar en el concilio había que ser una estrella de rock. Todos sabían quien estaba en el concilio. José debe haber sido una persona real. De lo contrario, los líderes judíos habrían expuesto la historia como un fraude en su intento de refutar la resurrección. También, la tumba de José habría sido en un muy conocido lugar y fácilmente identificable, entonces cualquier pensamiento de que Jesús se haya “perdido en el cementerio” necesitaría ser descartado.

Morison se preguntaba por qué los enemigos de Jesús habían permitido que el “mito de la tumba vacía” persistiera si no era cierto. El descubrimiento del cuerpo de Jesús habría instantáneamente matado toda la conspiración.

Y lo que es conocido históricamente de los enemigos de Jesús es que ellos acusaron a los discípulos de Jesús de robarse el cuerpo, una acusación claramente basada en una creencia compartida de que la tumba estaba vacía.

El Dr. Paul L. Maier, profesor de historia antigua en Western Michigan University, de la misma manera declaró, “Si toda la evidencia es pesada cuidadosamente y justamente, es ciertamente justificable… concluir que la tumba en la que Jesús estaba enterrado estaba realmente vacía en la mañana de la primera Pascua.  Y ninguna evidencia ha sido descubierta aún… que refutaría esta declaración.»[18]

Los líderes judíos estaban aturdidos, y acusaron a los discípulos de robare el cuerpo de Jesús. Pero los romanos habían asignado a una unidad de guardias entrenados (de 4 a 12 soldados) a vigilar la tumba las 24 horas. Morison preguntó, “¿Cómo podrían estos profesionales haber dejado que el cuerpo de Jesús sea objeto de vandalismo?”  Habría sido imposible para cualquiera haber escapado de los guardias romanos y haber movido una piedra de dos toneladas. Sin embargo la piedra fue movida y el cuerpo de Jesús había desaparecido.

Si el cuerpo de Jesús estaba en un lugar donde se podría encontrar, sus enemigos hubieran rápidamente expuesto la resurrección como un fraude. Tom Anderson, antiguo presidente de la Asociación de Abogados de Juicio de California, resume la fuerza de sus argumentos:

Con un evento tan bien publicado, ¿no cree usted que es razonable que un historiador, un testigo ocular, un antagonista habría registrado para todos los tiempos que él había visto el cuerpo de Jesús?… El silencio de la historia es ensordecedor cuando viene al testimonio en contra de la resurrección. [19]

Así que, sin cuerpo de evidencia, y con una conocida tumba claramente vacía, Morison aceptó la evidencia como sólida de que el cuerpo de Jesús había desaparecido de alguna manera de la tumba.

La Cuestión de una Tumba Vacía

Ningún historiador serio realmente duda que Jesús estuviera muerto cuando fue bajado de la cruz. Sin embargo, muchos se han preguntado cómo el cuerpo de Jesús desapareció de la tumba. El periodista inglés, Dr. Frank Morison inicialmente pensó que la resurrección era o un mito o un engaño, y él empezó a investigar para escribir un libro refutándolo.[17] El libro se hizo famoso pero por razones diferentes que su propósito original, como veremos.

Morison empezó por intentar resolver el caso de una tumba vacía. La tumba pertenecía a un miembro del Concilio Sanedrín, José de Arimatea. En Israel en aquel tiempo, para estar en el concilio había que ser una estrella de rock. Todos sabían quien estaba en el concilio. José debe haber sido una persona real. De lo contrario, los líderes judíos habrían expuesto la historia como un fraude en su intento de refutar la resurrección. También, la tumba de José habría sido en un muy conocido lugar y fácilmente identificable, entonces cualquier pensamiento de que Jesús se haya “perdido en el cementerio” necesitaría ser descartado.

Morison se preguntaba por qué los enemigos de Jesús habían permitido que el “mito de la tumba vacía” persistiera si no era cierto. El descubrimiento del cuerpo de Jesús habría instantáneamente matado toda la conspiración.

Y lo que es conocido históricamente de los enemigos de Jesús es que ellos acusaron a los discípulos de Jesús de robarse el cuerpo, una acusación claramente basada en una creencia compartida de que la tumba estaba vacía.

El Dr. Paul L. Maier, profesor de historia antigua en Western Michigan University, de la misma manera declaró, “Si toda la evidencia es pesada cuidadosamente y justamente, es ciertamente justificable… concluir que la tumba en la que Jesús estaba enterrado estaba realmente vacía en la mañana de la primera Pascua.  Y ninguna evidencia ha sido descubierta aún… que refutaría esta declaración.»[18]

Los líderes judíos estaban aturdidos, y acusaron a los discípulos de robare el cuerpo de Jesús. Pero los romanos habían asignado a una unidad de guardias entrenados (de 4 a 12 soldados) a vigilar la tumba las 24 horas. Morison preguntó, “¿Cómo podrían estos profesionales haber dejado que el cuerpo de Jesús sea objeto de vandalismo?”  Habría sido imposible para cualquiera haber escapado de los guardias romanos y haber movido una piedra de dos toneladas. Sin embargo la piedra fue movida y el cuerpo de Jesús había desaparecido.

Si el cuerpo de Jesús estaba en un lugar donde se podría encontrar, sus enemigos hubieran rápidamente expuesto la resurrección como un fraude. Tom Anderson, antiguo presidente de la Asociación de Abogados de Juicio de California, resume la fuerza de sus argumentos:

Con un evento tan bien publicado, ¿no cree usted que es razonable que un historiador, un testigo ocular, un antagonista habría registrado para todos los tiempos que él había visto el cuerpo de Jesús?… El silencio de la historia es ensordecedor cuando viene al testimonio en contra de la resurrección. [19]

Así que, sin cuerpo de evidencia, y con una conocida tumba claramente vacía, Morison aceptó la evidencia como sólida de que el cuerpo de Jesús había desaparecido de alguna manera de la tumba.

¿Un Robo de la Tumba?

Como Morison continuó su  investigación, él empezó a examinar los motivos de los seguidores de Jesús. Tal vez la supuesta resurrección fue en realidad un cuerpo robado. Pero si es así, ¿cómo se explica todos los informes de las apariciones del Jesús resucitado? El historiador Paul Johnson, en Historia de los Judíos, escribió, “Lo que importaba no eran las circunstancias de su muerte pero el hecho de que él estaba ampliamente y obstinadamente siendo creído, por un creciente circulo de personas, de haberse levantado de nuevo.»[20]

La tumba estaba ciertamente vacía. Pero no era la mera ausencia del cuerpo que habría impulsado a los seguidores de Jesús (especialmente si ellos habían sido los que lo habían robado). Algo extraordinario debía haber pasado, para que los seguidores de Jesús cesaran el duelo, cesaran de esconderse, y empezaran sin miedo a proclamar que ellos habían visto a Jesús vivo.

Cada testigo ocular cuenta informes de que Jesús de repente apareció en forma física a sus seguidores, a las mujeres primero. Morison se pregunta por qué los conspiradores habrían hecho a las mujeres centrales en su conspiración. En el primer siglo, las mujeres casi no tenían derechos, personalidad, o estatus. Si la conspiración habría de tener éxito, Morison razonó, los conspiradores habrían retratado a hombres, no mujeres, como los primeros en ver a Jesús vivo. Y todavía escuchamos que las mujeres lo tocaron, le hablaron, y fueron las primeras en encontrar la tumba vacía.

Más tarde, de acuerdo con los relatos de los testigos oculares, todos los discípulos vieron a Jesús en más de diez ocasiones diferentes. Ellos escribieron que él les mostró sus manos y pies y les dijo que lo tocaran. Y él se reporta que él comió con ellos y más tarde apareció con vida a más de 500 seguidores en una ocasión.

El erudito legal John Warwick Montgomery declaró, “En el 56 d.C el apóstol Pablo escribió que más de 500 personas habían visto al Jesús resucitado y que la mayoría de ellos seguían con vida (1 Corintios 15:6.) Se pasa de los límites de credibilidad que los primeros cristianos podrían haber fabricado tal cuento y entonces predicado entre aquellos quienes podían fácilmente haberlo refutado simplemente al producir el cuerpo de Jesús.»[21]

Los estudiosos de la Biblia Geisler y Turek están de acuerdo. “Si la Resurrección no ha ocurrido, ¿por qué habría dado el apóstol Pablo tal lista de supuestos testigos? El habría inmediatamente perdido toda credibilidad de sus lectores de Corintios por mentir tan descaradamente.»[22]

Pedro le dijo a una multitud en Cesara porque él y los otros discípulos estaban tan convencidos de que Jesús estaba vivo.

Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. Lo mataron, colgándolo de un madero, pero Dios lo resucitó al tercer día… comimos y bebimos con él después de su resurrección. (Hechos 10:39-41)

El británico estudioso en Biblia Michael Green observó, “Las apariciones de Jesús son tan bien autenticadas como nada en la antigüedad. … No puede haber duda racional de que ellas ocurrieron.»[23]

Consecuente hasta el Final

Como si los informes de los testigos no fueran suficientes para desafiar al escéptico de Morison, él estaba también desconcertado por el comportamiento de los discípulos. Un hecho de la historia que ha dejado perplejo a historiadores, psicólogos, y escépticos por igual es que estos 11 cobardes estaban de repente dispuestos a sufrir humillación, tortura, y muerte. Todos menos uno de los discípulos de Jesús fueron asesinados como mártires. ¿Ellos habrían hecho tanto por una mentira, sabiendo que ellos habían tomado el cuerpo?

Los  terroristas del 11 de septiembre demostraron que algunos morirían por una falsa causa en la que ellos creían. Sin embargo para ser un mártir dispuesto a morir por una mentira conocida es locura.  Como Paul Little escribió, “Los hombres morirán por lo que ellos creen que es verdad, aunque en realidad sea falso. Sin embargo, ellos no morirían por lo que creen que es una mentira.»[24] Los discípulos de Jesús se portaron de una manera consistente con una genuina creencia de que su líder estaba vivo.

Nadie ha explicado adecuadamente por qué los discípulos habrían estado dispuestos a morir por una mentira conocida. Pero incluso si todos ellos conspiraron para mentir sobre la resurrección de Jesús, ¿cómo pudieron ellos haber mantenido la conspiración viva por décadas sin que al menos uno de ellos se vendiera por dinero o posición? Moreland escribió, “Aquellos que mienten por una ganancia personal  no se quedan juntos mucho tiempo, especialmente cuando las dificultades disminuyen los beneficios.»[25]

El antiguo “hombre-hacha” de la administración Nixon, Chuck Colson, implicado con el escándalo Watergate, remarco la dificultad de que varias personas mantengan una mentira un periodo extenso de tiempo.

Yo sé que la resurrección es un hecho, y Watergate lo demostró para mi. ¿Cómo? Porque 12 hombres testificaron haber visto a Jesús levantarse de la muerte, y después ellos proclamaron la verdad por 40 años, ni una sola vez negándolo. Cada uno fue golpeado, torturado, apedreado y puesto en prisión. Ellos no habrían resistido eso si no fuera verdad. Watergate implicaba 12 de los más poderosos hombres en el mundo—y ellos no pudieron mantener una mentira por tres semanas. ¿Usted me esta diciendo que 12 apóstoles pudieron mantener una mentira por 40 años? Absolutamente imposible.[26]

Algo pasó que cambió todo para estos hombres y mujeres. Morison reconoció, “Cualquiera que venga a este problema ha de enfrentarse tarde o temprano al hecho de que no puede ser explicado de lejos. … Este hecho es que… una convicción profunda vino a un grupo pequeño de personas—un cambio que atestigua al hecho de que Jesús se había levantado de la tumba.»[27]

¿Estaban Alucinando los Discípulos?

La gente todavía piensa que ven a un gordo, Elvis de pelo gris lanzándose en Dunkin Donuts. Y después hay aquellos que creen que ellos pasaron la noche con extraterrestres en la nave nodriza siendo sometidos a indescriptibles pruebas. A veces ciertas personas pueden “ver” cosas que ellos quieren, cosas que no están realmente allí. Y eso es el por que algunos han afirmado que los discípulos estaban tan angustiados sobre la crucifixión que sus deseos de ver a Jesús vivo causo una alucinación  en masa. ¿Convincente?

El psicólogo Gary Collins, antiguo presidente de la Asociación Americana de Consejeros Cristianos, fue interrogado sobre la posibilidad de que alucinaciones estuvieran detrás del cambio radical de comportamiento de los discípulos. Collins comento: “Las alucinaciones son acontecimientos individuales. Por su propia naturaleza, solo una persona puede ver una alucinación dada en un tiempo. Ellas ciertamente no son algo que puede ser visto por un grupo de personas.»[28]

La alucinación no es siquiera una remota posibilidad, de acuerdo con el psicólogo Thomas J. Thorburn. “Es absolutamente inconcebible que… quinientas personas, con un promedio sensato de mente… puedan experimentar todo tipo de impresiones sensuales—visuales, auditivas, de tacto—y que todas estas… experiencias puedan caer completamente sobre… alucinación.»[29]

Es más, en la psicología de alucinaciones, la persona necesitaría estar en un estado de ánimo donde ellos deseen ver tanto a esa persona que su mente lo consiga. Dos líderes importantes de la iglesia primitiva, Santiago y Pablo, ambos se encontraron a un Jesús resucitado sin que alguno lo esperara o tuviera esperanza de experimentar ese placer. El apóstol Pablo, de hecho condujo las primeras persecuciones de cristianos, y su conversión permanece inexplicable excepto por su propio testimonio de que Jesús se le apareció, resucitado.

De Mentira a Leyenda.

Unos escépticos no convencidos atribuyen la historia de la resurrección a una leyenda que comenzó con una o más personas mintiendo o pensando que ellos vieron a Jesús resucitado. Con el tiempo, la leyenda habría crecido y habría sido adornada al ser pasada alrededor. En esta teoría, la resurrección de Jesús es comparable con la mesa redonda del  Rey Arturo, la pequeña incapacidad de George Washington de decir una mentira, y la promesa de que la Seguridad Social será solvente cuando la necesitamos.

Pero hay tres problemas principales con esta teoría.

  1. Las leyendas raramente se desarrollan mientras testigos oculares están vivos para refutarla. Un historiador de las antiguas Roma y Grecia, A.N. Sherwin-White, argumenta que la noticia de la resurrección se esparció muy pronto y muy rápido para que pueda haber sido una leyenda.[30]
  2. Las leyendas se desarrollan por tradición oral y no vienen con documentos históricos contemporáneos que pueden ser verificados. Sin embargo los evangelios fueron escritos a tres décadas de la resurrección.[31]
  3. La teoría de la leyenda no explica adecuadamente ni el hecho de la tumba vacía o de la históricamente comprobada convicción de los apóstoles de que Jesús estaba vivo.[32]

Por qué Gana el Cristianismo

Morison estaba desconcertado por el hecho de que “un diminuto movimiento insignificante era capaz de prevalecer sobre la apretada astucia del establecimiento judío, así como  el poder de Roma.” ¿Por qué gano, en la cara de todas esas probabilidades en contra?

Él escribió, “En veinte años, la afirmación de estos campesinos galileos había trastornado la iglesia judía. … En menos de cincuenta años había empezado a amenazar la paz del Imperio Romano. Cuando hemos dicho todo lo que puede ser dicho… seguimos enfrentándonos con el mayor misterio de todos. ¿Por qué gana?»[33]

Con toda razón, el cristianismo debería haber muerto en la cruz cuando los discípulos huyeron por sus vidas. Pero los apóstoles continuaron y establecieron un creciente movimiento cristiano.

J.N.D. Anderson escribió, “Piense en lo psicológicamente absurdo de imaginarse a una pequeña banda de cobardes derrotados en una habitación superior un día y unos pocos días después transformados en una compañía que ninguna persecución podría callar—y luego intentando atribuirle este cambio dramático a nada más convincente que una fabricación miserable. …Eso simplemente no tendría sentido.»[34]

Muchos eruditos creen (en palabras de un antiguo comentarista) que “la sangre de los mártires fue la semilla de la iglesia.” El historiador Will Durant observó, “El César y Cristo se habían encontrado en la arena y Cristo había ganado.»[35]

Una Sorprendente Conclusión

Con mito, alucinación, y un defecto de autopsia descartados, con evidencia irrefutable para una tumba vacía, con un cuerpo considerable de testigos oculares de su reaparición, y con la inexplicable transformación e impacto sobre el mundo de aquellos que clamaron haberlo visto. Morison se convenció de que su juicio preconcebido de la resurrección de Jesucristo había estado errado. Él empezó a escribir un libro diferente—titulado ¿Quién movió la Piedra?—para detallar sus nuevas conclusiones. Morison simplemente siguió el rastro de evidencia, pista por pista, hasta que la verdad del caso le parecía clara. Su sorpresa fue que la evidencia lo llevó a creer en la resurrección.

En su primer capitulo, “El Libro que se Negó a Ser Escrito,” este antiguo escéptico explica como la evidencia lo convenció de que la resurrección de Jesús fue un acontecimiento histórico real. “Fue como si un hombre se dispuso a cruzar un bosque por un familiar y bien retirado camino y salió de repente por donde él no esperaba salir.»[36]

Morison no esta sólo. Otros incontables escépticos han examinado la evidencia de la resurrección de Jesús, y lo han aceptado como el más sorprendente hecho en toda la historia de la humanidad. Pero la resurrección de Jesucristo plantea la pregunta: ¿Qué tiene que ver el hecho de que Jesús derrotó a la muerte con mi vida? La respuesta a esa pregunta es acerca de lo que se trata el cristianismo del Nuevo Testamento.


¿Jesús dijo qué pasa después de la muerte?

Si Jesús realmente resucitó, entonces debe saber qué hay al otro lado. ¿Qué dijo Jesús sobre el sentido de la vida y sobre nuestro futuro? ¿Hay muchos caminos a Dios, o Jesús dijo que él era el único camino? Lea las respuestas sorprendentes en “¿Por qué Jesús?”

¿Es Jesús Relevante Hoy?

¿Jesús tiene trascendencia hoy en día?

Muchas personas piensan que Jesucristo quiere que nos volvamos religiosos. Piensan que Jesús vino para quitarnos toda la diversión de la vida, y darnos unas reglas imposibles de seguir. Están dispuestos a decir que fue un gran líder del pasado, pero dicen que no tiene trascendencia para sus vidas actuales.

Josh McDowell era un estudiante universitario que pensaba que Jesús era sólo un líder religioso más que estableció unas reglas imposibles de seguir. Él pensaba que Jesús era totalmente irrelevante para su vida.

Un día, en una de las cafeterías de la universidad, McDowell se sentó a comer al lado de una joven y animada estudiante con una sonrisa radiante. Esto le llamó la atención, y le preguntó por qué estaba tan contenta. Su respuesta inmediata fue«¡Jesucristo!»

¿Jesucristo?, dijo McDowell, y respondió enfurecido:

«Por Dios, no me vengas con esas tonterías. Estoy harto de la religión, de la iglesia, de la Biblia. No me vengas con esas tonterías de la religión».

Pero la joven no se desconcertó, y le contestó tranquilamente,

«No dije religión, dije Jesucristo».

McDowell estaba asombrado. Él nunca había considerado a Jesús como algo más que una figura religiosa, y no quería saber nada de la hipocresía religiosa. Sin embargo, acá estaba esta mujer cristiana feliz, hablando de Jesús como alguien que le daba sentido a su vida.

Jesucristo afirmó responder a todas las grandes preguntas sobre nuestra existencia. En algún momento, todos nos preguntamos cuál es el sentido de la vida. ¿Alguna vez miró a las estrellas en una noche clara y se preguntó quién las puso allí? ¿O ha mirado un atardecer y pensado en las grandes preguntas de la vida:

  • «¿Quién soy?»
  • «¿Por qué estoy aquí?»
  • «¿A dónde iré después de morir?»

Aunque otros filósofos y líderes religiosos han dado sus respuestas sobre el sentido de la vida, sólo Jesucristo demostró su legitimidad al resucitar de la muerte. Escépticos como McDowell, que inicialmente se habían burlado de la resurrección de Jesús, han descubierto que existen pruebas convincentes de que realmente ocurrió.

Jesús le da un verdadero sentido a la vida. Él dijo que la vida es mucho más que ganar dinero, divertirse, lograr el éxito y luego terminar en un cementerio. Sin embargo, muchas personas aún tratan de encontrar ese sentido en la fama y el éxito, hasta las grandes superestrellas…

Madonna intentó contestar la pregunta, «¿Por qué estoy aquí?» convirtiéndose en una diva, y confesó que, «Durante muchos años pensé que la fama, la fortuna y la aprobación del público me harían feliz. Pero de pronto te despiertas un día y te das cuenta de que no te hacen feliz…todavía sentía que faltaba algo…quería saber qué era la felicidad verdadera y duradera y qué podía hacer para encontrarla». [1]

Otros dejan de intentar encontrarle el sentido a la vida. Kurt Cobain, el cantante de la banda grunge rock de Seattle Nirvana, perdió la esperanza a los 27 años y se suicidó. El caricaturista de los años veinte Ralph Barton también sintió que la vida no tenía sentido, y dejó una carta en la que decía: He tenido pocas dificultades, muchos amigos, grandes éxitos, he pasado de una esposa a otra y de una casa a otra, visitado los países del mundo, pero estoy harto de inventar formas de llenar las 24 horas del día».[2]

Pascal, el gran filósofo francés, creía que este vacío interior que todos experimentamos sólo puede ser llenado por Dios. Él dijo, «Hay un vacío con forma de Dios en el corazón de cada hombre que sólo Jesucristo puede llenar». [3] Si Pascal tiene razón, entonces nosotros esperaríamos que Jesús no solo responda a la pregunta de nuestra identidad y significado en esta vida, pero también de darnos esperanza para la vida después de la muerte.

¿Puede haber un sentido sin Dios? No según el ateo Bertrand Russell, quien escribió, «Si uno no asume a un dios, la pregunta sobre el propósito de la vida no tiene sentido». [4] Russell se resignó a terminar «podrido» en una tumba. En su libro, Por qué no soy cristiano, Russell rechazó todo lo que dijo Jesús sobre el sentido de la vida, incluyendo su promesa de la vida eterna.

Pero, si Jesús realmente venció a la muerte como dijeron los testigos,

entonces sólo él nos podría decir de qué se trata la vida, y contestar la pregunta, «¿Hacia dónde voy?» Para entender cómo las palabras, la vida y la muerte de Jesús nos pueden dar una identidad, darle sentido a nuestras vidas y darnos esperanza para el futuro, debemos entender qué dijo sobre Dios, sobre nosotros y sobre sí mismo.

¿Qué Dijo Jesús Acerca De Dios?

Dios es Relacional

Muchas personas piensan en Dios más como una fuerza que una persona a la que podemos conocer y disfrutar. El Dios del que habló Jesús no es como la fuerza impersonal en la Guerra de las Galaxias, cuya bondad se mide en voltaje. Tampoco es un gran fantasma poco comprensivo que vive en el cielo y disfruta haciéndonos sufrir.

Al contrario, Dios es relacional al igual que nosotros, pero aún más. Él piensa, Él oye. Él se comunica en un idioma que nosotros podemos entender. Jesús nos dijo y nos enseñó cómo es Dios. Según Jesús, Dios nos conoce íntima y personalmente a cada uno de nosotros, y piensa en nosotros constantemente.

Dios es bondadoso

Y Jesús nos dijo que Dios es bondadoso. Jesús demostró el amor de Dios adondequiera que iba, curando a los enfermos y acercándose a las personas desventuradas y a los pobres.

El amor de Dios es radicalmente diferente al nuestro, ya que no está basado en la atracción ni en el desempeño. Es totalmente sacrificado y desinteresado. Jesús comparó al amor de Dios al amor de un padre perfecto. Un buen padre quiere lo mejor para sus hijos, se sacrifica por ellos y los cuida. Pero, por su propio bien, también los disciplina.

Jesús nos describe el corazón de amor de Dios con una historia sobre un hijo rebelde que rechazó los consejos de su padre sobre la vida y qué es importante. El hijo arrogante y testarudo quería dejar de trabajar y «darse la gran vida». En vez de esperar a que su padre estuviera preparado para darle su herencia, comenzó a insistir en que se la diera anticipadamente.

En la historia de Jesús, el padre accede al deseo de su hijo. Pero al hijo le va mal. Después de despilfarrar su dinero en excesos, el hijo rebelde debió buscar trabajo en una granja de cerdos. Pronto estaba tan hambriento que hasta la comida de los cerdos se veía bien. Abatido y sin saber si su padre lo aceptaría, cogió sus cosas y volvió a casa.

Jesús nos dice que su padre no sólo lo recibió, sino que salió corriendo a saludarlo. Luego, entusiasmado por el amor, el padre hizo una gran fiesta celebrando el retorno de su hijo.

Es interesante que aunque el padre amaba mucho a su hijo, no lo persiguió. Dejó que su hijo amado sienta dolor y sufra las consecuencias de su decisión rebelde. Igualmente, las Sagradas Escrituras enseñan que el amor de Dios jamás transige con lo que es mejor para nosotros. Nos dejará sufrir las consecuencias de nuestras propias malas elecciones.

Jesús también enseñó que Dios nunca renuncia a su carácter. La integridad o carácter es lo que somos en nuestro fuero interno. Es nuestra esencia, de la que provienen todos nuestros pensamientos y acciones. Entonces, ¿cómo es Dios en el fondo?

Dios es santo

A lo largo de las Sagradas Escrituras (casi 600 veces), se habla de Dios como «santo». Santo significa que el carácter de Dios es moralmente puro y perfecto en todo sentido. Inmaculado. Esto significa que Él jamás alberga un pensamiento que es impuro o contrario a su excelencia moral.

Además, la santidad de Dios significa que Él no puede estar en la presencia del mal. Dado que el mal es lo opuesto a su naturaleza, Él lo odia. Para Él, el mal es como contaminación.

Pero si Dios es santo y detesta el mal, ¿por qué no hizo que nuestro carácter fuera como el suyo? ¿Por qué hay pedófilos, homicidas, violadores y pervertidos? ¿Por qué nos cuesta tanto tomar nuestras propias decisiones morales? Eso nos lleva a la siguiente parte de nuestra búsqueda del sentido de las cosas. ¿Qué dijo Jesús acerca de nosotros?

¿Qué dijo Jesús sobre nosotros?

Hechos para una relación con Dios

Si usted lee el Nuevo Testamento, descubrirá que Jesús habló constantemente sobre nuestro inmenso valor para Dios, y nos cuenta que Dios nos creó para ser sus hijos.

Bono, la estrella de rock irlandés de la banda U2, comentó en una entrevista, «Es un concepto alucinante pensar que el Dios que creó el Universo pueda querer la compañía, una verdadera relación con las personas…» [5]

Es decir, que antes de haber creado el Universo, Dios planeaba adoptarnos como su familia. No sólo eso, sino que Él ha planeado una increíble herencia que nos corresponde a nosotros recibir. Como el corazón del padre en el cuento de Jesús, Dios nos quiere dar una herencia de bendiciones inimaginables y privilegios reales. Para Él, somos especiales.

La libertad de elegir

En la película The Stepford Wives, hombres débiles, mentirosos, codiciosos y asesinos han creado robots sumisos y obedientes para reemplazar a sus esposas liberadas, a quienes consideran una amenaza. Aunque los hombres supuestamente aman a sus esposas, las reemplazan con máquinas a fin de obligarlas a obedecer.

Dios nos podría haber hecho así, personas robóticas (iPeople) programadas para amarlo y obedecerlo, programándonos para venerarlo como se programa a una computadora. Pero entonces nuestro amor obligatorio no tendría sentido. Dios quería que lo amemos libremente. En una verdadera relación, nosotros queremos que nos amen por quienes somos, no por obligación – preferimos a nuestra alma gemela que a una novia por encargo. Søren Kierkegaard resumió el dilema en esta historia.

Imagínese que había un rey que amaba a una doncella humilde. Este rey no era como ningún otro rey. Todos temblaban ante su poder…sin embargo, este rey poderoso se ablandó por su amor por una doncella humilde. ¿Cómo podría declararle su amor? De cierta forma extraña, su realeza lo tenía atado de manos. Si la llevaba al palacio y la coronaba con joyas…entonces ella seguramente no se resistiría – nadie se atrevía a oponérsele. ¿Pero ella lo amaría? Claro que ella diría que lo amaba, ¿pero lo amaría realmente?[6]

Puede ver cuál es el problema. Dicho de manera menos poética: ¿Cómo terminas con un novio omnisciente? («Lo nuestro simplemente no funciona, pero bueno, supongo que eso ya lo sabías».) Entonces, a fin de permitir un amor al cual se corresponde libremente, Dios creó a los seres humanos con una capacidad única: el libre albedrío.

La rebelión contra las leyes morales de Dios

C.S. Lewis pensaba que aunque estamos programados internamente con un deseo de conocer a Dios, nos rebelamos contra ese deseo desde el momento que nacemos.[7] Lewis también empezó a analizar sus propios motivos, lo cual lo llevó a descubrir que él sabía instintivamente distinguir entre el bien y el mal.

Lewis se preguntaba de dónde proviene esta percepción de la diferencia entre el bien y el mal. Todos experimentamos este reconocimiento del bien y el mal cuando leemos sobre el asesinato de seis millones de judíos a manos de Hitler, o sobre un héroe que sacrifica su vida por alguien. Sabemos instintivamente que está mal mentir y engañar. Este reconocimiento de que estamos programados con una ley moral interna llevó a este antiguo ateo a concluir que tiene que haber un «Legislador» moral.

En efecto, según tanto Jesús como las Sagradas Escrituras, Dios nos ha dado una ley moral que debemos obedecer. Y no sólo le hemos dado la espalda a una relación con Él, también hemos violado estas leyes morales que Dios estableció. La mayoría de nosotros sabe algunos de los Diez Mandamientos:

«No mentir, robar, matar, cometer adulterio», etc. Jesús los resumió diciendo que debemos amar a Dios con todo nuestro corazón y al prójimo como a nosotros mismos. Por ello, el pecado no es sólo el mal que cometemos al violar la ley, sino también es no hacer lo correcto.

Dios creó el universo con leyes que gobiernan todo lo que está dentro de él. Éstas son inviolables e inalterables. Cuando Einstein derivó la fórmula E=MC2, reveló el misterio de la energía nuclear. Al juntar los ingredientes correctos bajo condiciones precisas, se desencadena un inmenso poder. Las Sagradas Escrituras nos dicen que la ley moral de Dios no es menos válida, dado que ésta proviene de Su propio carácter.

Desde el primer hombre y la primera mujer, hemos desobedecido las leyes de Dios, aunque éstas sean para nuestro propio bien. Y hemos dejado de hacer lo correcto. Heredamos esta condición del primer hombre, Adán. La Biblia llama pecado a esta desobediencia, y esa palabra significa «fallar el blanco», como un arquero que falla a su objetivo deseado. Así, nuestros pecados han roto la relación que deseaba tener Dios con nosotros. En el ejemplo del arquero, hemos fallado al objetivo en cuanto al propósito para el cual fuimos creados.

El pecado causa la ruptura de todas las relaciones: la raza humana desconectada de su medio ambiente (desconexión), las personas divididas dentro de sí mismas (culpa y vergüenza), la gente desconectada de los demás (guerra, asesinato) y gente que se ha separado de Dios (la muerte espiritual). Como eslabones en una cadena, una vez que se rompió el primer eslabón entre Dios y la humanidad, se desataron todos los vínculos que dependían de éste.

Y estamos rotos. Como dice Kanye West en una canción, «No creo que haya nada que pueda hacer para corregir mis errores…quiero hablar con Dios pero tengo miedo porque no hablamos hace mucho tiempo…» La letra de West habla de la separación que el pecado trae a nuestras vidas. Y según la Biblia, esta separación no es sólo la letra de una canción de rap. Ésta tiene consecuencias mortales.

Nuestros pecados nos han separado del amor de Dios

Nuestra rebelión (el pecado) ha creado una pared que nos separa de Dios (ver Isaías 59:2). En las Sagradas Escrituras, la «separación» significa la muerte espiritual. Y la muerte espiritual significa estar completamente separado de la luz y la vida de Dios.

Usted podría decir, «Pero espere un momento. ¿Dios no sabía todo eso antes de habernos creado?

¿Por qué no vio que su plan estaba condenado al fracaso?» Por supuesto, un Dios omnisciente se daría cuenta de que nos rebelaríamos y que pecaríamos. En efecto, nuestro fracaso hace que su plan sea tan asombroso. Esto nos lleva a la razón por la que Dios vino a la Tierra en forma humana. Y más increíble aún – la razón por la que murió.

¿Qué Dijo Jesús acerca de si mismo?

La solución perfecta de Dios

Durante sus tres años de vida pastoral pública, Jesús nos enseñó cómo vivir y realizó muchos milagros, e incluso resucitó a gente de la muerte. Pero él dijo que su misión principal era salvarnos de nuestros pecados.

Jesús proclamó que él era el Mesías prometido, que asumiría nuestra iniquidad. El profeta Isaías había escrito sobre el Mesías 700 años antes, dándonos varias pistas sobre su identidad. Pero la pista más difícil de entender es que el Mesías sería ¡hombre y Dios a la vez!

Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado. Y su nombre será… Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. (Is. 9:6)

El autor Ray Stedman escribe sobre el Mesías prometido de Dios: «Desde el comienzo mismo del Antiguo Testamento, hay una sensación de esperanza y expectativa, como el sonido de pasos que se acercan: ¡Alguien se acerca!…Esa esperanza aumenta a lo largo de los relatos de los profetas, a medida que uno tras otro declara un indicio más: ¡Alguien viene!»[8]

Los antiguos profetas predijeron que el Mesías sería la ofrenda perfecta de Dios por los pecados, satisfaciendo su justicia. Este hombre perfecto sería capaz de morir por nosotros. (Is. 53:6)

Según los autores del Nuevo Testamento, la única razón por la que Jesús podía morir por el resto de nosotros es porque, como Dios, él vivió una vida moralmente perfecta, y no sería juzgado por sus pecados.

Es difícil entender cómo la muerte de Jesús pagó por nuestros pecados. Una analogía judicial podría servir para explicar cómo Jesús resuelve el dilema del amor perfecto de Dios y la justicia.

Imagínese entrar a una sala de tribunal, siendo usted culpable de un asesinato (usted tiene serios problemas). Al acercarse al juez, usted se da cuenta de que el juez es su padre. Usted sabe que él le ama, e inmediatamente empieza a rogarle, «Papá, ¡suéltame!»

A esto le responde, «Yo te amo hijo, pero soy juez. No puedo simplemente liberarte».

Él está desgarrado. Finalmente, golpea su martillo y lo declara culpable. No se puede renunciar a la justicia, por lo menos no lo puede hacer un juez. Pero porque a usted le ama, él se quita su toga y ofrece pagar la pena en su lugar. Y en efecto, él toma su lugar en la silla eléctrica.

Éste es el relato que nos cuenta el Nuevo Testamento. Dios descendió a la historia humana, en forma de Jesucristo, y fue a la silla eléctrica (es decir: la cruz) en vez de nosotros, por nosotros. Jesús no es otra persona, no es un chivo expiatorio que asume nuestros pecados, es Dios mismo. Dicho llanamente, Dios tenía dos opciones: juzgarnos por nuestros pecados o asumir el castigo él mismo. Con Jesucristo, él eligió el segundo.

Aunque Bono de U2 no pretende ser un teólogo, describe de manera acertada el motivo de la muerte de Jesús:

El propósito de la muerte de Jesucristo es que Jesucristo asumió los pecados del mundo, de manera que nosotros no recogimos lo que habíamos sembrado, y de modo que nuestra naturaleza pecadora no tenga como consecuencia la obvia muerte. Ésa es la razón. Eso nos debe mantener humildes. No son nuestras propias buenas obras las que nos hacen pasar por las puertas del Cielo. [9]

Es decir, que la justicia perfecta de Dios se satisface completamente con la muerte de su Hijo, Jesucristo. Todos nuestros pecados, sin importar cuán malos sean o hayan sido, son pagados íntegramente por la sangre de Cristo.

Algunas personas creen que no necesitan un salvador, pensando que Dios debe estar complacido por sus vidas y sus acciones caritativas. Ellos no se consideran pecadores. Esto se da particularmente con las personas que pasan gran parte de sus vidas tratando de vivir según un código moral o religioso particular.

Piensan que Hitler quizás se merezca ser juzgado, pero no ellos, ni otras personas que llevan «vidas decentes». Es como decir que Dios nos califica de forma relativa al mal comportamiento de los demás, y que cualquier persona que se saque un nota D o mejor ingresará. Pero esto nos plantea un dilema.

Como hemos visto, el pecado es lo absolutamente contrario al carácter santo de Dios. Así, hemos ofendido al que nos creó, y nos amó lo suficiente para sacrificar a su propio Hijo por nosotros. En cierto modo, nuestra rebelión es como escupirle a Dios a la cara. Ni las buenas acciones, la religión, la meditación ni el karma pueden pagar la deuda por nuestros pecados.

Entonces, ¿por qué solo Jesús nos puede salvar de nuestros pecados? ¿No hay otros que son capaces de salvarnos? Aunque puedan haber muchas personas y profetas que han vivido una buena vida, los testigos directos de Jesús del Nuevo Testamento nos cuentan que él era moralmente recto en todo sentido. El teólogo R. C. Sproul nos dice que dado que Cristo vivió una vida libre de pecado, solo él puede ser nuestro salvador.[10]

Un regalo no merecido

El término bíblico que describe el perdón gratuito de Dios a través de Jesús es la gracia. Mientras que la piedad nos salva de lo que nos merecemos, la gracia de Dios nos da lo que no nos merecemos. Veamos brevemente cómo Jesús hizo por nosotros lo que no podíamos hacer nosotros mismos:

  • Dios nos ama y nos creó para tener una relación con Él.[11]
  • Se nos ha concedido la libertad de aceptar o rechazar esa relación.[12]
  • Nuestro pecado y rebelión contra Dios y Sus leyes han creado una pared que nos separa de Él.[13]
  • A pesar de que nos merecemos el juicio eterno, Dios ha pagado nuestra deuda en su totalidad a través de la muerte de Jesús en nuestro lugar, haciendo posible la vida eterna con Dios.[14]

Bono nos dice su perspectiva sobre la gracia.

«La gracia desafía a la razón y la lógica. El amor digamos que interrumpe las consecuencias de tus acciones, que es una muy buena noticia en mi caso, porque he hecho muchas tonterías…tendría un gran problema si el Karma fuera mi juez final…eso no justifica mis errores, pero estoy contando con la Gracia. Estoy contando con que Jesús ha pagado por mis pecados en la Cruz, porque sé quién soy, y espero no tener que depender de mi propia religiosidad».[15]

Ahora ya podemos comenzar a ver cuál era el plan de las edades de Dios. Pero aún falta un ingrediente. Según Jesús y los autores del Nuevo Testamento, cada uno de nosotros debe responder individualmente al regalo gratuito que nos ofrece Jesús. Él no nos va a obligar a recibirlo.

Usted escoge el desenlace

Constantemente tomamos decisiones – qué ponernos, qué comer, sobre nuestra carrera, nuestro cónyuge, etc. Pasa lo mismo en cuanto a una relación con Dios. El autor Ravi Zacharias escribió:

El mensaje de Jesús revela que cada persona…llega a conocer a Dios no en virtud de su nacimiento, sino mediante una decisión consciente de dejar que Dios gobierne su vida individual. [16]

A menudo nuestras elecciones se ven influenciadas por los demás. Pero en algunos casos recibimos consejos errados. El 11 de setiembre del 2001, 600 personas inocentes confiaron en un mal consejo, y sufrieron las consecuencias inocentemente. Esta historia real ocurrió así:

Un hombre que se encontraba en el piso 92 de la torre sur de las Torres Gemelas acababa de oír a un avión estrellarse contra la torre norte. Desconcertado por la explosión, llamó a la policía para pedir instrucciones sobre qué hacer. Dijo por teléfono con tono de urgencia, «Necesitamos saber si tenemos que salir de aquí, porque sabemos que hubo una explosión».

La persona al otro lado de la línea le aconsejó que no evacuara. «Yo esperaría hasta saber más «Yo esperaría hasta saber más».

«Está bien», dijo el hombre que llamó. «No evacúen». Y colgó el teléfono.

Poco después de las 9:00 A.M. otro avión se estrelló contra el piso 80 de la torre sur. Casi todas las 600 personas en los pisos superiores de la torre sur fallecieron. No haber evacuado el edificio fue una de las grandes tragedias de ese día.[17]

Esas 600 personas fallecieron porque confiaron en información equivocada, aunque se la dio una persona que los trataba de ayudar. La tragedia no hubiera ocurrido si las 600 víctimas hubieran recibido información acertada.

Nuestra decisión consciente acerca de Jesús es infinitamente más importante que la decisión que enfrentaban las víctimas mal informadas del 11 de setiembre. Está en juego la eternidad. Podemos elegir una de tres respuestas distintas. Lo podemos ignorar. Lo podemos rechazar. O, lo podemos aceptar.

La razón por la que mucha gente se pasa la vida ignorando a Dios es que están demasiado ocupados con sus propios intereses. Chuck Colson era así. A los 39 años, Colson ocupaba la oficina al lado del presidente de los Estados Unidos. Él era el «tipo duro» de la Casa Blanca de Nixon, al que mandaban a tomar las decisiones difíciles. De pronto, en 1972, el escándalo de Watergate arruinó su reputación y su mundo estaba destruido. Más adelante escribió:

Yo había estado interesado en mí mismo. Había hecho esto y el otro, había logrado el éxito y no le reconocía ningún mérito a Dios, ni una vez le agradecí por los regalos que me había dado. Nunca había pensado que nada fuera ‘inconmensurablemente superior’ a mí, o, si había pensado momentáneamente en el poder infinito de Dios, no lo había relacionado a Él a mi vida. [18]

Muchas personas se identifican con Colson. Es fácil dejarse llevar por el ritmo vertiginoso de la vida y tener poco o ningún tiempo para Dios. Sin embargo, ignorar la oferta misericordiosa de perdón de Dios tiene las mismas consecuencias nefastas que un rechazo absoluto. La deuda por nuestros pecados aún quedaría sin pagar.

En los casos criminales, pocas personas se rehúsan a recibir un indulto absoluto. En 1915, George Burdick, el editor del New York Tribune, había violado la ley al negarse a revelar sus fuentes. El Presidente Woodrow Wilson le concedió un indulto absoluto a Burdick por todos los delitos que «había cometido o podría haber cometido». Lo histórico del caso de Burdick fue que él se negó a recibir el indulto. Eso llevó el caso hasta la Corte Suprema, la cual le dio la razón a Burdick, declarando que no se podía obligar a una persona a recibir un indulto presidencial.

En el caso de no aceptar el indulto absoluto de Jesucristo, las personas dan una serie de razones diferentes. Muchas personas dicen que no hay pruebas que lo demuestren, pero, al igual que Bertrand Russell y muchos escépticos más, no están lo suficientemente interesados como para realmente investigarlo. Otras personas se niegan a ver más allá de algunos cristianos hipócritas que conocen, señalando su comportamiento poco bondadoso o incoherente como una excusa. Y otros tantos rechazan a Cristo porque culpan a Dios por una experiencia triste o trágica que han sufrido.

Sin embargo, Zacharias, quien ha debatido con intelectuales en cientos de universidades, cree que la verdadera razón por la que la mayoría de las personas rechazan a Dios es moral. El escribió:

Un hombre rechaza a Dios no por exigencias intelectuales ni por la falta de pruebas. Un hombre rechaza a Dios por una resistencia moral que se niega a admitir que necesita a Dios. [19]

El deseo de la libertad moral alejó a C. S. Lewis de Dios durante gran parte de su vida universitaria. Después de que su búsqueda de la verdad lo llevó a Dios, Lewis explicó cómo la aceptación de Jesucristo requiere más que una concordancia intelectual con los hechos. Él escribió:

El hombre pecador no es simplemente una criatura imperfecta que debe mejorar: es un rebelde que debe deponer sus armas. Deponer tus armas, pedir perdón, darse cuenta de que estabas en el camino incorrecto y prepararte para empezar a vivir de nuevo…eso es a lo que los cristianos llaman el arrepentimiento. [20]

Arrepentimiento es una palabra que significa un cambio radical en la forma de pensar. Eso fue lo que le pasó al antiguo «mandado» de Nixon. Después del descubrimiento de Watergate, Colson comenzó a pensar la vida de otra manera. Habiendo notado su propia falta de rumbo, comenzó a leer el libro de Lewis Mere Christianity (Mera cristiandad), que le había regalado un amigo. Colson, que había estudiado derecho, tomó un bloc de papel amarillo y comenzó a anotar los argumentos de Lewis. Colson recuerda:

Sabía que ya era hora para mí… ¿Iba a aceptar a Jesucristo como el Señor de mi vida? Era como un portón ante mí. No había manera de evitarlo. O entraba o me quedaba afuera. Decir ‘tal vez’ o ‘necesito tiempo’ era engañarme a mí mismo.

Después de una lucha interna, este antiguo asesor del presidente de los Estados Unidos finalmente se dio cuenta de que Jesucristo se merecía su total lealtad. Él escribió:

Y entonces, a primeras horas de la mañana de un viernes, estaba sentado solo observando al mar que amo, y salieron de mi boca de forma natural unas palabras que no estaba seguro de ser capaz de entender o decir: ‘Señor Jesucristo, yo le creo. Lo acepto. Por favor entre a mi vida. Yo me comprometo con Usted’. [21]

Colson descubrió que sus preguntas, «¿Quién soy?» «¿Por qué estoy aquí?» y «¿Hacía dónde voy?» todas reciben una respuesta en una relación personal con Jesucristo. El apóstol Pablo escribió, «En Jesucristo descubrimos quiénes somos y para qué vivimos». (Efesios 1:11, El Mensaje)

El iniciar una relación personal con Jesucristo, él llena nuestro vacío interior, nos da paz y satisface nuestro deseo de tener un propósito y tener esperanza. Y ya no necesitamos recurrir a estímulos pasajeros para satisfacernos. Cuando Él entra a nuestras vidas, también satisface nuestros anhelos y necesidades más profundas de seguridad y amor real y duradero.

Y lo asombroso es que Dios mismo vino como un hombre para pagar nuestra deuda entera. Por ello, ya no estamos sujetos al castigo por nuestros pecados. Pablo se lo dice claramente a los Colosenses al escribir,

Eran sus enemigos, estaban separados de él por sus malos pensamientos y acciones; pero ahora él los reconcilió consigo mediante la muerte de Cristo en su cuerpo físico. Como resultado, los ha trasladado a su propia presencia, y ahora ustedes son santos, libres de culpa y pueden presentarse delante de él sin ninguna falta. (Colosenses 1:21b-22a NTV)

Así, Dios hizo por nosotros lo que no podíamos hacer nosotros mismos. Nos hemos liberado de nuestros pecados mediante la muerte sacrificadora de Jesús. Es como si el autor de una masacre fuera concedido un indulto absoluto por un juez. Él no se merece el perdón, y nosotros tampoco. El regalo de Dios de la vida eterna es absolutamente gratuito – y está disponible para el que lo quiera recibir. Aunque se nos ofrezca el perdón, es decisión de nosotros aceptarlo. La decisión es suya.

¿Se encuentra en un momento en su vida en el que le gustaría aceptar el regalo gratuito de Dios?

Posiblemente, al igual que Madonna, Bono, Lewis y Colson, su vida también ha estado vacía. Nada de lo que ha intentado hacer satisface el vacío interior que usted siente. Dios puede llenar ese vacío y cambiarlo de un momento a otro. Él lo ha creado a usted para tener una vida llena de sentido y propósito. Jesús dijo, «mi propósito es darles una vida plena y abundante». (Juan 10:10b)

O tal vez a usted le está yendo bien, pero está inquieto y la falta la paz. Se da cuenta de que ha violado las leyes de Dios y está separado de su amor y perdón. Usted siente temor del juicio de Dios. Jesús dijo, «Le estoy dejando un regalo – la tranquilidad de espíritu y de corazón. Y la paz que yo les doy no es igual a la paz que les da el mundo».

Entonces, si simplemente está cansado de una vida de intereses vacíos o si se siente perturbado por la falta de paz con su Creador, la respuesta se encuentra en Jesucristo.

Al depositar su confianza en Jesucristo, Dios perdonará todos sus pecados – pasados, presentes y futuros – y lo hará Su hijo. Y como Su hijo que lo quiere, Él le dará un sentido y un propósito a la vida en la Tierra y la promesa de una vida eterna con Él.

La Palabra de Dios dice, «a todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios». (Juan 1:12)

El perdón del pecado, el sentido en la vida y la vida eterna están disponibles para usted si los quiere. Usted puede invitar a Jesucristo a su vida ahora mismo a través de fe en la oración. La oración es hablar con Dios. Dios conoce su corazón y Él no está tan interesado en sus palabras como en la actitud de su corazón. Lo siguiente es una sugerencia para la oración:

Querido Dios, quiero conocerlo personalmente y vivir con Usted eternamente. Gracias Señor Jesús por morir por mis pecados en la cruz. Abriré la puerta de mi vida y lo recibiré a Usted como mi Salvador y Señor. Tome control de mi vida y cámbieme, convirtiéndome en la clase de persona que Usted quiere que sea.

¿Esta oración expresa el deseo de su corazón? Si es así, simplemente debe rezar la oración que se sugiere arriba en su propia lengua materna.

Cuando usted se compromete con Jesucristo, Él entra a su vida, se convierte en su guía, su consejero, su consuelo y su mejor amigo. Además, la da fuerzas para superar las dificultades y la tentación, liberándolo para que pueda vivir una nueva vida, llena de sentido, propósito y poder.

Chuck Colson descubrió ese nuevo propósito y poder. Colson admite abiertamente que antes de volverse cristiano era ambicioso, orgulloso y egocéntrico. Él no tenía ningún poder ni deseo de amar a otras personas necesitadas. Pero sus pensamientos y sus motivaciones cambiaron radicalmente después de comprometerse con Jesucristo.

 ¿Jesús le puede dar sentido a la vida?

¿Puede Jesús contestar las grandes preguntas de la vida? ¿Quién soy?, ¿Por qué estoy aquí? y ¿A dónde me dirijo? Jesús hizo afirmaciones sobre la vida y nuestro propósito aquí en la Tierra, que se deben analizar antes de considerarlo poco compasivo o impotente. Este artículo, “¿Por qué Jesús?”, estudia el misterio de por qué vino Jesús a la Tierra, y qué significa eso para nosotros.

enotnces jesus es la luz divina y nuestro salvador. 

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