Lecturas del Lunes de la 5ª semana de Cuaresma Lunes, 8 de abril de 2019 Primera lectura Lectura del libro de Daniel (13,1-9.15-17.19-30.33-62):
Lecturas del Lunes de la 5ª semana de Cuaresma
Primera lectura
Lectura del libro de Daniel (13,1-9.15-17.19-30.33-62):
EN aquellos días, vivía en Babilonia un hombre llamado Joaquín, casado con Susana, hija de Jelcías, mujer muy bella y temerosa del Señor.
Sus padres eran justos y habían educado a su hija según la ley de Moisés. Joaquín era muy rico y tenía un jardín junto a su casa; y como era el más respetado de todos, los judíos solían reunirse allí.
Aquel año fueron designados jueces dos ancianos del pueblo, de esos que el Señor denuncia diciendo:
«En Babilonia la maldad ha brotado de los viejos jueces, que pasan por guías del pueblo».
Solían ir a casa de Joaquín, y los que tenían pleitos que resolver acudían a ellos.
A mediodía, cuando la gente se marchaba, Susana salía a pasear por el jardín de su marido. Los dos ancianos la veían a diario, cuando salía a pasear, y sintieron deseos de ella.
Pervirtieron sus pensamientos y desviaron los ojos para no mirar al cielo, ni acordarse de sus justas leyes.
Sucedió que, mientras aguardaban ellos el día conveniente, salió ella como los tres días anteriores sola con dos criadas, y tuvo ganas de bañarse en el jardín, porque hacía mucho calor. No había allí nadie, excepto los dos ancianos escondidos y acechándola.
Susana dijo a las criadas:
«Traedme el perfume y las cremas y cerrad la puerta del jardín mientras me baño».
Apenas salieron las criadas, se levantaron los dos ancianos, corrieron hacia ella y le dijeron:
«Las puertas del jardín están cerradas, nadie nos ve, y nosotros sentimos deseos de ti; así que consiente y acuéstate con nosotros. Si no, daremos testimonio contra ti diciendo que un joven estaba contigo y que por eso habías despachado a las criadas».
Susana lanzó un gemido y dijo:
«No tengo salida: si hago eso, mereceré la muerte; si no lo hago, no escaparé de vuestras manos. Pero prefiero no hacerlo y caer en vuestras manos antes que pecar delante del Señor».
Susana se puso a gritar, y los dos ancianos, por su parte, se pusieron también a gritar contra ella. Uno de ellos fue corriendo y abrió la puerta del jardín.
Al oír los gritos en el jardín, la servidumbre vino corriendo por la puerta lateral a ver qué le había pasado. Cuando los ancianos contaron su historia, los criados quedaron abochornados, porque Susana nunca había dado que hablar.
Al día siguiente, cuando la gente vino a casa de Joaquín, su marido, vinieron también los dos ancianos con el propósito criminal de hacer morir a Susana. En presencia del pueblo ordenaron:
«Id a buscar a Susana, hija de Jelcías, mujer de Joaquín».
Fueron a buscarla, y vino ella con sus padres, hijos y parientes.
Toda su familia y cuantos la veían lloraban.
Entonces los dos ancianos se levantaron en medio de la asamblea y pusieron las manos sobre la cabeza de Susana.
Ella, llorando, levantó la vista al cielo, porque su corazón confiaba en el Señor.
Los ancianos declararon:
«Mientras paseábamos nosotros solos por el jardín, salió esta con dos criadas, cerró la puerta del jardín y despidió a las criadas. Entonces se le acercó un joven que estaba escondido y se acostó con ella.
Nosotros estábamos en un rincón del jardín y, al ver aquella maldad, corrimos hacia ellos. Los vimos abrazados, pero no pudimos sujetar al joven, porque era más fuerte que nosotros, y, abriendo la puerta, salió corriendo.
En cambio, a esta le echamos mano y le preguntamos quién era el joven, pero no quiso decírnoslo. Damos testimonio de ello».
Como eran ancianos del pueblo y jueces, la asamblea los creyó y la condenó a muerte.
Susana dijo gritando:
«Dios eterno, que ves lo escondido, que lo sabes todo antes de que suceda, tú sabes que han dado falso testimonio contra mí, y ahora tengo que morir, siendo inocente de lo que su maldad ha inventado contra mí».
Y el Señor escuchó su voz.
Mientras la llevaban para ejecutarla, Dios suscitó el espíritu santo en un muchacho llamado Daniel; y este dio una gran voz:
«Yo soy inocente de la sangre de esta».
Toda la gente se volvió a mirarlo, y le preguntaron:
«Qué es lo que estás diciendo?».
Él, plantado en medio de ellos, les contestó:
«Pero ¿estáis locos, hijos de Israel? ¿Conque, sin discutir la causa ni conocer la verdad condenáis a una hija de Israel? Volved al tribunal, porque esos han dado falso testimonio contra ella».
La gente volvió a toda prisa, y los ancianos le dijeron:
«Ven, siéntate con nosotros e infórmanos, porque Dios mismo te ha dado la ancianidad».
Daniel les dijo:
«Separadlos lejos uno del otro, que los voy a interrogar».
Cuando estuvieron separados el uno del otro, él llamó a uno de ellos y le dijo:
«¡Envejecido en días y en crímenes! Ahora vuelven tus pecados pasados, cuando dabas sentencias injustas condenando inocentes y absolviendo culpables, contra el mandato del Señor: “No matarás al inocente ni al justo”. Ahora, puesto que tú la viste, dime debajo de qué árbol los viste abrazados».
Él contestó:
«Debajo de una acacia».
Respondió Daniel:
«Tu calumnia se vuelve contra ti. Un ángel de Dios ha recibido ya la sentencia divina y te va a partir por medio».
Lo apartó, mandó traer al otro y le dijo:
«Hijo de Canaán, y no de Judá! La belleza te sedujo y la pasión pervirtió tu corazón. Lo mismo hacíais con las mujeres israelitas, y ellas por miedo se acostaban con vosotros; pero una mujer judía no ha tolerado vuestra maldad. Ahora dime: ¿bajo qué árbol los sorprendiste abrazados?».
Él contestó:
«Debajo de una encina».
Replicó Daniel:
«Tu calumnia también se vuelve contra ti. el ángel de Dios aguarda con la espada para dividirte por medio. Y así acabará con vosotros».
Entonces toda la asamblea se puso a gritar bendiciendo a Dios, que salva a los que esperan en él. Se alzaron contra los dos ancianos, a quienes Daniel había dejado convictos de falso testimonio por su propia confesión, e hicieron con ellos lo mismo que ellos habían tramado contra el prójimo. Les aplicaron la ley de Moisés y los ajusticiaron.
Aquel día se salvó una vida inocente.
Palabra de Dios
EN aquellos días, vivía en Babilonia un hombre llamado Joaquín, casado con Susana, hija de Jelcías, mujer muy bella y temerosa del Señor.
Sus padres eran justos y habían educado a su hija según la ley de Moisés. Joaquín era muy rico y tenía un jardín junto a su casa; y como era el más respetado de todos, los judíos solían reunirse allí.
Aquel año fueron designados jueces dos ancianos del pueblo, de esos que el Señor denuncia diciendo:
«En Babilonia la maldad ha brotado de los viejos jueces, que pasan por guías del pueblo».
Solían ir a casa de Joaquín, y los que tenían pleitos que resolver acudían a ellos.
A mediodía, cuando la gente se marchaba, Susana salía a pasear por el jardín de su marido. Los dos ancianos la veían a diario, cuando salía a pasear, y sintieron deseos de ella.
Pervirtieron sus pensamientos y desviaron los ojos para no mirar al cielo, ni acordarse de sus justas leyes.
Sucedió que, mientras aguardaban ellos el día conveniente, salió ella como los tres días anteriores sola con dos criadas, y tuvo ganas de bañarse en el jardín, porque hacía mucho calor. No había allí nadie, excepto los dos ancianos escondidos y acechándola.
Susana dijo a las criadas:
«Traedme el perfume y las cremas y cerrad la puerta del jardín mientras me baño».
Apenas salieron las criadas, se levantaron los dos ancianos, corrieron hacia ella y le dijeron:
«Las puertas del jardín están cerradas, nadie nos ve, y nosotros sentimos deseos de ti; así que consiente y acuéstate con nosotros. Si no, daremos testimonio contra ti diciendo que un joven estaba contigo y que por eso habías despachado a las criadas».
Susana lanzó un gemido y dijo:
«No tengo salida: si hago eso, mereceré la muerte; si no lo hago, no escaparé de vuestras manos. Pero prefiero no hacerlo y caer en vuestras manos antes que pecar delante del Señor».
Susana se puso a gritar, y los dos ancianos, por su parte, se pusieron también a gritar contra ella. Uno de ellos fue corriendo y abrió la puerta del jardín.
Al oír los gritos en el jardín, la servidumbre vino corriendo por la puerta lateral a ver qué le había pasado. Cuando los ancianos contaron su historia, los criados quedaron abochornados, porque Susana nunca había dado que hablar.
Al día siguiente, cuando la gente vino a casa de Joaquín, su marido, vinieron también los dos ancianos con el propósito criminal de hacer morir a Susana. En presencia del pueblo ordenaron:
«Id a buscar a Susana, hija de Jelcías, mujer de Joaquín».
Fueron a buscarla, y vino ella con sus padres, hijos y parientes.
Toda su familia y cuantos la veían lloraban.
Entonces los dos ancianos se levantaron en medio de la asamblea y pusieron las manos sobre la cabeza de Susana.
Ella, llorando, levantó la vista al cielo, porque su corazón confiaba en el Señor.
Los ancianos declararon:
«Mientras paseábamos nosotros solos por el jardín, salió esta con dos criadas, cerró la puerta del jardín y despidió a las criadas. Entonces se le acercó un joven que estaba escondido y se acostó con ella.
Nosotros estábamos en un rincón del jardín y, al ver aquella maldad, corrimos hacia ellos. Los vimos abrazados, pero no pudimos sujetar al joven, porque era más fuerte que nosotros, y, abriendo la puerta, salió corriendo.
En cambio, a esta le echamos mano y le preguntamos quién era el joven, pero no quiso decírnoslo. Damos testimonio de ello».
Como eran ancianos del pueblo y jueces, la asamblea los creyó y la condenó a muerte.
Susana dijo gritando:
«Dios eterno, que ves lo escondido, que lo sabes todo antes de que suceda, tú sabes que han dado falso testimonio contra mí, y ahora tengo que morir, siendo inocente de lo que su maldad ha inventado contra mí».
Y el Señor escuchó su voz.
Mientras la llevaban para ejecutarla, Dios suscitó el espíritu santo en un muchacho llamado Daniel; y este dio una gran voz:
«Yo soy inocente de la sangre de esta».
Toda la gente se volvió a mirarlo, y le preguntaron:
«Qué es lo que estás diciendo?».
Él, plantado en medio de ellos, les contestó:
«Pero ¿estáis locos, hijos de Israel? ¿Conque, sin discutir la causa ni conocer la verdad condenáis a una hija de Israel? Volved al tribunal, porque esos han dado falso testimonio contra ella».
La gente volvió a toda prisa, y los ancianos le dijeron:
«Ven, siéntate con nosotros e infórmanos, porque Dios mismo te ha dado la ancianidad».
Daniel les dijo:
«Separadlos lejos uno del otro, que los voy a interrogar».
Cuando estuvieron separados el uno del otro, él llamó a uno de ellos y le dijo:
«¡Envejecido en días y en crímenes! Ahora vuelven tus pecados pasados, cuando dabas sentencias injustas condenando inocentes y absolviendo culpables, contra el mandato del Señor: “No matarás al inocente ni al justo”. Ahora, puesto que tú la viste, dime debajo de qué árbol los viste abrazados».
Él contestó:
«Debajo de una acacia».
Respondió Daniel:
«Tu calumnia se vuelve contra ti. Un ángel de Dios ha recibido ya la sentencia divina y te va a partir por medio».
Lo apartó, mandó traer al otro y le dijo:
«Hijo de Canaán, y no de Judá! La belleza te sedujo y la pasión pervirtió tu corazón. Lo mismo hacíais con las mujeres israelitas, y ellas por miedo se acostaban con vosotros; pero una mujer judía no ha tolerado vuestra maldad. Ahora dime: ¿bajo qué árbol los sorprendiste abrazados?».
Él contestó:
«Debajo de una encina».
Replicó Daniel:
«Tu calumnia también se vuelve contra ti. el ángel de Dios aguarda con la espada para dividirte por medio. Y así acabará con vosotros».
Entonces toda la asamblea se puso a gritar bendiciendo a Dios, que salva a los que esperan en él. Se alzaron contra los dos ancianos, a quienes Daniel había dejado convictos de falso testimonio por su propia confesión, e hicieron con ellos lo mismo que ellos habían tramado contra el prójimo. Les aplicaron la ley de Moisés y los ajusticiaron.
Aquel día se salvó una vida inocente.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 22,1-3a.3b-4.5.6
R/. Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo
V/. El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.
V/. Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.
V/. Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mí copa rebosa. R/.
V/. Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.
R/. Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo
V/. El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.
V/. Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.
V/. Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mí copa rebosa. R/.
V/. Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan (8,1-11):
EN aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:
«Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.
Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
«El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos.
Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.
Jesús se incorporó y le preguntó:
«Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».
Ella contestó:
«Ninguno, Señor».
Jesús dijo:
«Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».
Palabra del Señor
EVANGELIO (opcional para el año C) Jn 8, 12-20
Lectura del santo Evangelio según san Juan.
EN aquel tiempo, Jesús habló a los fariseos, diciendo:
«Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida».
Le dijeron los fariseos:
«Tú das testimonio de ti mismo; tu testimonio no es verdadero».
Jesús les contestó:
«Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y adónde voy; en cambio, vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy. Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie; y, si juzgo yo, mi juicio es legítimo, porque no estoy yo solo, sino yo y e! que me ha enviado, el Padre; y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. Yo doy testimonio de mí mismo, y además da testimonio de mí el que me ha enviado, el Padre».
Ellos le preguntaban:
«Dónde está tu Padre?».
Jesús contestó:
«Ni me conocéis a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre».
Jesús tuvo esta conversación junto al arca de las ofrendas, cuando enseñaba en el templo. Y nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora.
Palabra del Señor
EN aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:
«Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.
Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
«El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos.
Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.
Jesús se incorporó y le preguntó:
«Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».
Ella contestó:
«Ninguno, Señor».
Jesús dijo:
«Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».
Palabra del Señor
EVANGELIO (opcional para el año C) Jn 8, 12-20
Lectura del santo Evangelio según san Juan.
EN aquel tiempo, Jesús habló a los fariseos, diciendo:
«Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida».
Le dijeron los fariseos:
«Tú das testimonio de ti mismo; tu testimonio no es verdadero».
Jesús les contestó:
«Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y adónde voy; en cambio, vosotros no sabéis de dónde vengo ni adónde voy. Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie; y, si juzgo yo, mi juicio es legítimo, porque no estoy yo solo, sino yo y e! que me ha enviado, el Padre; y en vuestra ley está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. Yo doy testimonio de mí mismo, y además da testimonio de mí el que me ha enviado, el Padre».
Ellos le preguntaban:
«Dónde está tu Padre?».
Jesús contestó:
«Ni me conocéis a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre».
Jesús tuvo esta conversación junto al arca de las ofrendas, cuando enseñaba en el templo. Y nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora.
Palabra del Señor
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NIMA Q’IJ
(Gran dÃa)
(Gran dÃa)
El ciclo del Cholq’ij se repite cada 260 dÃas, el signo maya natal de cada persona también ocurre cada 260 dÃas, cuando confluye su Nawal con su respectiva fuerza numérica. El dÃa en el que rige nuestro signo natal maya es nuestro Nima Q’ij. En este dÃa nos encontramos ante una situación biorrÃtmica favorable, dado que las energÃas que están discurriendo son armónicas con las nuestras.
Para el pueblo maya es muy importante el Nima Q’ij. Es la mejor oportunidad para realizar un proceso de armonización espiritual al analizar en profundidad los propios proÂcesos. Es un dÃa propicio para hacer una recapitulación sobre lo que estamos haciendo en la vida y replantearse todos los actos y conductas que estamos llevando a cabo. Aprovechemos el Nima Q’ij para hacer una meditación con el fin de decidir nuevos rumbos que nos ayuden a crecer espiritualmente. Resulta muy propicio además hacer ceremonia de fuego, ayuno y realizar actividades de purificación.
Para saber el Nima Q’ij, buscar en el Calendario mes tras mes (páginas xx) a que dÃa corresponde su signo maya natal este año. Por ejemplo, 13 Aj cae el 4 de enero y el 21 de septiembre, es decir, en estas dos fechas se celebra el Nima Q’ij de 13 Aj este año.
ACLARACIONES SOBRE EL NO CALENDARIO MAYA
EL ORIGEN DE ESTA DESINFORMACIÓN
EL ORIGEN DE ESTA DESINFORMACIÓN
Al salir fuera del rea maya nos sorprendimos al encontrar en el mundo occidental informacin sobre un supuesto calendario maya que lamentablemente no tiene nada que ver con la tradicin maya.
Este calendario contiene una serie de errores en cuanto a correlacin, significado, tradicin mstica y un total desfase sobre el tiempo maya; el cual han manejado los grandes abuelos sabios por siglos, as como la totalidad de las naciones del pueblo maya, quienes han sabido resguardar su exactitud, pureza y confidencialidad en aquellos momentos en los que se ha requerido.
Lo contrario sucede con respecto al calendario ajeno al mundo maya, hemos investigado minuciosamente su origen y ahora sabemos que todo comenz en forma simultnea con el proceso de la invasin occidental a las tierras de Amrica.
Con las tropas invasoras llegó la oscuridad del fanatismo inquisidor y entre ellos uno de sus cabecillas Fray Diego De Landa.
Lamentablemente el fanatismo religioso y pensamiento oscurantista, se haba apoderado de las religiones que en ese momento se profesaban en Occidente y llegaron a Amrica con toda su carga de prejuicios, en las que su estrecha visin perciba en todos los actos pecados y demonios.
Se destaca la actitud de Landa quien pidi viajar a Mesoamrica a cumplir con su nefasta misin, la que consisti en destruir y quemar todo lo que era considerado por l como satnico. En el clmax de su proceso realiz la ms nefasta de sus tareas, solo comparable con el incendio de la biblioteca de Alejandra, que consisti en prender una hoguera que estuvo ardiendo por semanas y cuyo combustible fueron miles de cdices mayas, estelas y desmantelar monumentos. Tambin fruto de su locura sacrific en el fuego a muchos de los lderes y sabios indgenas.
Con antelacin a esta poca, en el mundo maya sus grandes profetas y visionarios, en especial, Tekumamchu, haban anunciado estos sucesos como parte del ciclo que llegara, B'elejeb Tiku (el ciclo de las nueve oscuridades) que anunciaba esta triste etapa y adems marcaba que era un proceso inevitable.
Por ese entonces se anunciaron las regiones donde ms fuerte sera el proceso invasor, lo que permiti tomar ciertas medidas de precaucin, especficamente en dos de las cuatro reas en las que viva el pueblo Mayab: en la regin Noratlntica, donde comand la invasin Francisco de Montejo y en la zona Surpacfica que comand Pedro de Alvarado, dejando casi intacta la regin del Petn, selva tropical inaccesible, centro de las grandes ciudades y pirmides y El altiplano guatemalteco, matriz del mundo maya que ha sido siempre la ms importante de sus regiones.
Al rea Noratlntica lleg el grueso de la invasin e inquisicin, pero gracias a la prevencin de los grandes profetas mayas sta fue preparada. Cuando sucedi la invasin lo ms importante se haba desmantelado previamente. As mismo, a los grandes sabios del lugar se les haba trasladado a las zonas ms seguras de la selva, las altas montaas, a Honduras y Paxil.
Una vez concluida esa primera etapa conocida como el sendero de las pruebas, se pudo corroborar que las consecuencias no fueron tan negativas, lo que demuestra la permanencia hasta hoy del pueblo Maya.
No obstante, el cura inquisidor crea que haba realizado en el rea prevista su nefasta misin y cuando crey cumplida su tarea parti a Espaa, para pedir retribucin por lo que l consideraba como servicios a la Corona y la Iglesia. Sin embargo, el rey Carlos V, le pidi retornar al rea maya para reconstruir la informacin supuestamente destruida.
Con su visin inquisidora trat de recabar datos, en su gran mayora equivocados, pero basndose en ellos escribi su obra La relacin de la Conquista de Yucatn, en la cual consigna sus equivocados datos sobre 3 de los 20 calendarios mayas.
Resulta ensorprendente cmo esta informacin tergiversada, en la posteridad ha sido tenida en cuenta, desde los primeros arquelogos que la convirtieron en ley, hasta el seor Argelles, quien desde el siglo XX la tom para crear su supuesto calendario maya-galctico.
Obviamente este calendario est desde todo punto de vista alejado de la realidad del sagrado Cholqij, calendario del pueblo maya. Este calendario entre sus energas maneja el nmero 20 que representa plenamente al winaq (palabra maya que significa 20 y en forma simultnea hombre) con referencia a los 10 dedos de las manos que se acoplan a las 10 energas csmicas y a los 10 dedos de los pes que manejan la conexin hacia las 10 energas telricas. A su vez stas se complementan con los 20 das del calendario sagrado y con la gradacin de estas 20 energas en sus 13 niveles de potencializacin. De ah resulta el sagrado 260, que adems refuerza lo humano del Cholqij, porque estos 260 mas 13 das son en el calendario occidental 9 meses, en una clara referencia al tiempo de gestacin del ser humano.
En el mundo maya se utilizan varios calendarios galcticos conocidos como Choltun (260 aos tun) y Nima Qij (67.600 aos tun), as como otros calendarios que hacen relacin a los ciclos del sistema solar y, adems, en correlacin con nuestra galaxia. Tambin contamos con uno que maneja este nuestro universo y otros que consideramos divinos con relacin a otros universos.
Tampoco es un calendario lunar, para esto contamos con el calendario Iktun que s maneja los ciclos lunares.
Lo que s es claro es que la totalidad de las naciones mayas, principalmente las mayas hablantes, coincidimos con los mismos ciclos del calendario. Todos estamos claros y coincidimos en el uso del Cholqij, su tiempo y las energas que maneja, lo cual es coherente con la cosmovisin de toda la poblacin maya.
Esta sabidura es un legado milenario que se ensea desde la ms temprana edad y que utilizamos en nuestra vida personal y comunitaria y que es consecuente con los ciclos de nuestra historia.
Su veracidad se puede comprobar a travs de los cdices que conoce el mundo occidental y los que se resguardan en nuestras comunidades, al igual que en los distintos Memoriales y los distintos Chilan Balam, documentos mayas escritos en idiomas mayas con escritura occidental, de los cuales hay veinte en el rea maya de Mxico, ochenta en el rea maya de Guatemala por ejemplo, el Memorial de los Xajil, y otros veinte en los restantes pases centroamericanos.
Incluso nuestros datos se confirman con los de los mismos cronistas espaoles que acompaaban a los conquistadores en los siglos XVI y XVII. En los siglos XVIII, XIX y XX, por anotaciones en peridicos antiguos o por datos de antroplogos que fueron a las comunidades mayas en distintas pocas y que registraron la relacin calendario maya-occidental, siendo toda la informacin clara y coincidente con la guardada por el pueblo maya original.
Lo nico equivocado es el calendario galctico no-maya del norteamericano Argelles, que lamentablemente se bas en los pobres y errneos datos de Landa que es una mezcla con el I Ching, tradicin oriental que respetamos, pero que tampoco es maya. Y la que su creador Argelles ha tratado de sostener, incluso con un acercamiento tardo a personas mayas a quienes les ha regalado su libro, bajo la consideracin que por el simple hecho de que se lo reciban esto impliquela aceptacin del mismo.
Sentimos que la tradicin maya s es un proceso milenario que conlleva vivencias y sabidura y que quince millones de mayas residentes en Mesoamrica merecen respeto. Sin duda, una persona ajena al pueblo maya no puede pretender mezclar el calendario del cura inquisidor con la mstica y la tradicin de todo un pueblo milenario.
Lo que procedera es que Argelles como mnimo abriese su mente y corazn y reconociese las fallas manejadas y que empezara a usar el tiempo correcto y el manejo de las energas en forma adecuada, porque s estamos de acuerdo en que el calendario occidental (gregoriano) est desfasado, pero la solucin no es proponer otro igualmente desfasado.
El calendario del pueblo maya es real y es una tradicin verdica, lo seguimos y seguiremos utilizando y es por eso que estamos vivos.
Y con los Nima Ajq'ij decimos en referencia al pueblo Maya:
Fuimos los de ayer, somos los de hoy y seremos los de mañana.
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