pazuzu quien es la verdad del sistema.
27. Pero cuando yo te hable, te abriré la boca para que les digas: Esto dice el Señor. El que quiera, que te escuche, y el que no, que lo deje; porque son un pueblo rebelde.
el patas.
Pazuzu
Figurilla de Pazuzu en el Museo del Louvre. Esta imagen data del primer milenio antes de Cristo y fue encontrada en Irak.
Índice
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27: Pero cuando yo te hable, te abriré la boca para que les digas: Esto dice el Señor. El que quiera, que te escuche, y el que no, que lo deje; porque son un pueblo rebelde.
Pazuzu es el rey de los demonios del viento, hijo del dios Hanbi, en la mitología sumeria, asiria y acadia. Para los sumerios, también representaba el viento del suroeste, que traía las tormentas, y también el portador de la peste y las plagas, del delirio y de la fiebre.
Descripción
Estatuilla en el Museo del Louvre
Pazuzu en El Exorcista
Artículo principal: Pazuzu (El exorcista)
Estatuilla en el Museo del Louvre
Pazuzu en El Exorcista
Artículo principal: Pazuzu (El exorcista)
- En El Exorcista, se lleva a cabo la misma historia que en la novela original. A diferencia de esta, Pazuzu es considerado como el mismo Satanás, por lo cual en la primera parte de la saga no se menciona como Pazuzu, sino como el "demonio", Satanás etc.
- En El Exorcista II: El Hereje, Pazuzu encuentra a ReAgan en Washington volviéndola a poseer. Regan entre recuerdos de su pasado y vivencias de su horrible actualidad se enfrenta a Pazuzu logrando derrotarlo y expulsarlo de su cuerpo. Pazuzu toma forma de una langosta. A partir de esta segunda parte de la saga, el demonio ya aparece mencionado como Pazuzu.
- En El Exorcista III, Pazuzu acude en busca del cadáver del padre Karras logrando poseerlo y debatirlo entre la vida y la muerte. Karras luego de un intenso sufrimiento muere de un disparo en la cabeza, que el mismo pidió para no ser poseído nuevamente por Pazuzu.
- En El Exorcista: el comienzo: Se describen los primeros años del padre Lankester Merrin y su afán por combatir a Pazuzu. Estos hechos son obviamente antes de todas las películas anteriores.
- En El Exorcista La Serie: Pazuzu sigue en búsqueda de Regan tanto así que posee a su hija para chantajearla. Su ira es incontrolable y su sed de sangre insaciable.Luego es derrotado por el Padre Tomás gracias a las enseñanzas del Padre Marcus.
TAMBIÉN APARECE EN LO VIDEOS DE PERRO DE SEBASTIÁN YATRA JBALVIN JLO MALUMA Y MUCHOS MAS.
- aparece también en varios videos musicales. como gorillaz. - mira 40 cosas que no sabías de gorillaz. mira rockit.
- por eso los futbolistas señalan a arriba. con su símbolo.
- or eso también todo deportista que lo adore cruza los brazos como maradona o messi. o james rodríguez en colombia. por eso los deportistas pueden ser demonios.
- jennifer lopez shakira todos. lo adoran su nombre es pazuzu.
- la x es una adoración a este espíritu.
- la fuerza masculina en la mujer. rituales satanicos rodeados de 6 personas el cantante esta en el centro.
- por eso los futbolistas juegan con un balón donde sumando los ángulos de los hexágonos da un 666 en lados.
- por eso el fútbol es un ritual a el. a pazuzu osea al diablo. el mismo patas. así que empieza a entender a quien es el que le envías las oraciones o esa energía cuando ves el futbol. eres partícipe del ritual solo con verlo AL SOL Y AL PATAS., ya si lo practicas es como rendirle culto.
- MUCHAS MARCAS DE ROPA. SON SÍMBOLOS PAGANOS DE LOS BABILONIOS.
- PRONTO ARDERÁ BABYLONIA.
- BABILONIA CAERÁ.
ESTAMOS EN DEMONIOS,,, ESTE DEMONIO Fue mencionado en la película el exorcista II, aunque en general en el film, hacen referencia simplemente como el demonio, pero, ¿de donde es el origen de este espíritu maligno?, aunque no lo crean este ser si es mencionado en antiguas civilizaciones como Asiria e incluso Sumeria es decir mucho más antiguo que la biblia, pero veamos más de este tema.Las antiguas civilizaciones de Mesopotamia compartían ciertos conocimientos y creencias, así es el caso también de sus mitos, con sus dioses variados. Este es el caso del dios Hanbi o Anu, un dios maligno que gobernaba una infinidad de espíritus malignos (no solo demonios) y es el quien procrea a Pazuzu nombrandolo rey de los demonios del viento.
La mitología antigua lo asocia con el dañino viento del suroeste, pues es de donde las tormentas venían y en el recae la culpa por las plagas, la peste, los delirios de la enfermedad y las fiebres.
Se le describe como una criatura con cuerpo humano pero posee una cabeza de león o la de un perro, con cuernos de cabra que salen de su frente, en vez de pies tiene garras de ave, una cola de escorpión, dos pares de alas de águila y un miembro fálico serpentino. En la representación que hacían de él aparecía con la mano derecha levantada y la izquierda abajo como una clara alusión de que tiene el control de la vida y la muerte así como la creación y la destrucción.
Era uno de los siete demonios malignos más poderosos capaz de traer a otros demonios desde el averno, tal vez el que daba más miedo por su poder y malignidad, sin embargo y pese a su condición, las personas acudían a él por ayuda para que no se metiera con ellos mostrando que no tenía una ciega hostilidad a los hombres.
Existen variados amuletos que tienen su imagen que eran usados para alejar al demonio femenino Lamashtu su consorte y rival de la cual decían le gustaba buscar a los niños recién nacidos para llevarlos y devorarlos cuando su madre se distraía o también provocar abortos; el único que la ponía en vereda era Pazuzu. Por eso tanto las madres como los niños llevaban colgando del cuello y en imágenes más grandes la figura de Pazuzu buscando su protección.
La estatuilla de este demonio de las antiguas eras fue encontrada en Irak en una excavación en 1872 y se encuentra en el museo del Louvre de parís, su réplica fue usada para la conocida película del exorcista y en la imagen original en la parte trasera se puede leer "Soy Pazuzu, hijo de Anu (Hanbi), soy rey de los demonios del aire que desciende con fuerza de las montañas haciendo estragos", y data del primer milenio a. c.
Debemos de recordar que la idea de dioses y demonios en los tiempos antiguos no es la misma que tenemos en la actualidad, el averno o infierno no era el lugar de sufrimiento que todos nos imaginamos sino un lugar gris, triste donde no hay olores, ni colores, ni sabores, aburrido al cual todos van al morir, todos lo conocían como “el mundo del otro lado”.
La idea de pecado o ofensa a las divinidades tampoco tenían nuestro criterio actual ni la moral de ahora, pero se tenía aún la idea de que adorando o adulando a los dioses y a los demonios nos asegurabaN un lugar en algún palacio de estas deidades en el otro lado donde no nos aburriremos demasiado por lo que nos queda es decir la eternidad.
Los demonios y diablesas no eran más que los servidores de los dioses, no todos eran malignos y existían para obedecer a los dioses ejecutando sus órdenes y también el trabajo sucio de estos, ajustando a veces cuentas con los humanos.
El panteón sumerio tenía más de 3.600 dioses, con criaturas demonios para toda clase de torturas y castigos. Según el dios al que sirvieran, y según su especialidad, estos podían ser o no poderosos.
Las imágenes que se muestran fueron encontradas en la red, tienen sus propios autores y/o dueños, solo se han colocado como información y guía del tema que estamos tratando.
El emperador de Jade. Dios supremo mitología china
Aluga, la vampiresa bíblica: vampiros en la Biblia
Cerbero

anu el hijo de lod dios de los cielos. maligno.
El tema de los visitantes extraterrestres antiguos y su relación con las mitologías antiguas se hizo popular por primera vez en la década de los setenta cuando el investigador y autor ruso Zecharia Sitchin publicó su primer libro El Duodécimo Planeta (1976). El planteamiento de Sitchin resultó ser bastante novedoso en el mundo occidental y llamó la atención de muchos investigadores de las llamadas ciencias alternativas. Sitchin propuso que las mitologías antiguas, cuyos protagonistas eran grandes dioses y semidioses de origen celestial que señoreaba sobre el mundo humano en una era primordial lejana y enseñaban a los hombres a construir grandes civilizaciones, eran en realidad registros históricos que relatan los hechos verídicos de una raza de seres muy avanzados de origen extraterrestre.
Para la escuela sitchiniana, los grandes dioses de la antigüedad eran nada más ni nada menos que astronautas alienígenas que vinieron a la tierra en tiempos primordiales y su llegada a nuestro planeta fue el origen de la religión politeísta antigua.
Un experto en las lenguas mesopotámicas e investigador de los textos antiguos, EL MAESTRO Sitchin pronto se dio cuenta de que existen muchos paralelismos exactos entre los distintos panteones divinos de las civilizaciones antiguas y empezó a identificar el origen de cada dios en sus varias formas.
Sitchin acertó en su conclusión de que el príncipe celestial y dios de la sabiduría Enki (sumerio) es idéntico a los personajes divinos posteriores Ea (babilonio), Ptah (egipcio), Poseidón (griego) y la Serpiente bíblica (hebreo); su hijo primogénito Marduk (sumerio) es el mismo dios que Bel (babilonio), Amón-Ra (egipcio) y Merodach (hebreo); y el maestro de los secretos del Árbol de la Vida Ningishzidda (sumerio) es igual a Thot (egipcio) y Hermes (griego); sin embargo, su afirmación de que el dios sumerio Enlil, el hermanastro de Enki, es el dios bíblico Yahvé ha sido un error garrafal.
Desde que Sitchin presentó su planteamiento hace casi cinco décadas, muchos autores del mismo tema han seguido su ejemplo afirmando que Enlil es idéntico a Yahvé sin estar dispuestos a cuestionar las conclusiones teológicas de la perspectiva sitchiniana.
Se podría decir que el paradigma de Sitchin ya se ha convertido en una especie de dogma en el género de los antiguos astronautas. A pesar de que el rey del panteón sumerio Anu, el dios del trono del cielo, tenga todas las características del dios bíblico y sus hechos sean idénticos, la mayoría de los autores populares ni siquiera se pone a considerar la posibilidad de que Anu sea el precursor original de Yahvé y sólo sigue repitiendo la mentira de que Enlil es la identidad secreta del dios de Israel.
Curiosamente muchos de los investigadores famosos ignoran el papel de Anu en la mitología mesopotámica por completo como si él fuera un dios ausente que ya se hubiera retirado de la tierra y dejado el poderío con sus hijos. En fin, los Sitchinitas concluyen erróneamente que Enlil es Yahvé y malinterpretan el gran conflicto cósmico como una rivalidad fraternal entre Enki y Enlil.
Mucha de la erudición de Sitchin es muy buena y sus libros siempre han sido muy interesantes. Sin embargo, su afirmación de que Enlil es el precursor sumerio de Yahvé es unA LOCURA ¿Por qué Sitchin afirma algo tan absurdo en cuanto a la identidad del dios hebreo pese a que hubiera hecho un muy bueno y excelente trabajo respecto a la historia de los otros dioses antiguos?
La respuesta podría ser bastante desagradable para muchos de sus fanáticos.
Tenemos que tener en cuenta que Sitchin puede haber tenido sus prejuicios y sus intenciones ocultas como cualquier otro autor.
Recordemos que Sitchin era Judío, se educó en una escuela judía en Palestina e incluso afirmó en uno de sus libros que Yahvé era su dios. el mío no. el mio es solo dios creador y padre universal de todo.
Aquí vemos las alianzas de Sitchin de modo clarísimo. Sitchin era un miembro del pueblo de Anu-Yahvé y reconocía el Judaísmo, el culto anuista original, como su religión. En fin, Sitchin trabajó para Anu.
No quiero DECIR si Sitchin trabajó para Anu a sabiendas o si estuvo bajo un engaño eso solo lo sabe nuestro padre creador de todos. , pero lo cierto es que él tergiversar la verdad acerca de la identidad de Yahvé es dócil, presentó una visión muy errónea del conflicto cósmico y le culpó a Enlil por todas las fechorías de su padre Anu (el Yahvé ).
Recordemos que el modus operandi típico de la élite anuista es la vergonzosa inversión acusatoria por la cual ellos les acusan a sus rivales y enemigos de sus propios crímenes echando la culpa de modo engañoso y el conflicto diseñado en el que dos perspectivas falsas son manipuladas a pelear entre sí mientras se esconde una tercera variable que es la verdad. echandole la culpa a Dios. eso es muy satanico. sin miedo a nada.
En la mitología sumeria, An (en sumerio *An 𒀭 = "cielo") o Anu (en acadio) era el dios del cielo, señor de las constelaciones, rey de los dioses, que vivía con su esposa, la diosa Ki (en sumerio, "tierra" o Antu en acadio), en las regiones más altas del cielo.
recordemos que el paganismo es adorar a dioses e imágenes.
Los conspiradores de la élite que trabajan para Anu saben que la verdad acerca de la historia de nuestra raza está saliendo a la luz y no la pueden detener.
En el último siglo varios registros históricos de origen sumerio-acadio, todos mucho más antiguos que las mentiras de la Biblia, se han desenterrado y muchos de ellos ahora están disponibles para el público.
Los eruditos ahora saben que muchos de los relatos bíblicos son nada más que refundiciones tergiversadas del contenido de las tablillas históricas y literarias de las civilizaciones mesopotámicas y aquellos que investiguen la literatura sumeria original pueden discernir verdades tales como que Enki es el verdadero creador y benefactor de la humanidad.
Enki o Enkil (en sumerio:EN.KI) era un dios de la mitología sumeria, posteriormente conocido como Ea y así conocido en las mitologías acadia y babilónica. Significa El señor de la tierra, era hermanastro del dios Enlil, e hijo de An.
lo cual significa que el Yahvé bíblico es nada más que un impostor engañoso.
En fin, las falsedades de la religión judeocristiana ya han sido expuestas y la verdad se ha manifestado gracias al redescubrimiento de nuestro pasado auténtico.
En las últimas décadas del siglo 20 cada vez más personas se alejaban de las mentiras religiosas de la Biblia y empezaban a tener interés en los registros sumerios y la Teoría de los Antiguos Astronautas ya se había hecho popular a finales de la década de los sesenta. La verdad iba a salir sí o sí. Fue entonces cuando los Anuistas decidieron corromperla y distorsionar la naturaleza verdadera del conflicto cósmico divino. En vez de ser la lucha original entre el padre tiránico (Anu) y el hijo libertario y benévolo (Enki) que aparece en los textos mitológicos de varias culturas, el conflicto cósmico se convertiría en una rivalidad fraternal (Enlil VS Enki) y el hijo menor Enlil sería culpado de todos los actos malvados de su padre. Desafortunadamente las obras de Sitchin serían el vehículo de esa distorsión engañosa y muchos autores posteriores seguirían su ejemplo. El problema es que demasiada gente no hace sus propias investigaciones y sólo acepta las conclusiones erróneas de Sitchin como si fuesen una revelación del propio cielo sin cuestionar nada de lo que afirma. En fin, Sitchin fue manipulado por la élite y mezcló la verdad y la mentira con el fin de sembrar confusión.
A partir de ahora voy a presentar los hallazgos de mis investigaciones y demostrar que la verdadera identidad de Yahvé no es Enlil sino nadie más que Anu, el malvado rey del cielo en la mitología mesopotámica. Luego vamos a ahondar en la mitología comparativa y ver que en muchos casos hay una correspondencia exacta entre los miembros de los distintos panteones de las civilizaciones antiguas.
Anu-Yahvé: El Rey del Cielo
Un estudio profundo de la mitología comparativa revelará que la identidad original del dios bíblico Yahvé sólo puede ser Anu, el malévolo dios del cielo del panteón sumerio. La verdad es que Anu comparte muchas semejanzas llamativas con Yahvé no sólo en cuanto a sus características personales sino también a nivel mitológico mientras las únicas características que Enlil comparte con Yahvé son su personalidad irascible y autoritaria y su destreza militar. Ésta es la razón por la que mucha gente lo confunde con el dios bíblico y olvida a Anu completamente.
Tenemos que tener en cuenta que el tetragrámaton YHWH, vocalizado como Yahvé, no es el nombre original del dios hebreo sino más bien un epíteto semítico cuyo significado es 'él que hace existir' o 'él que crea'. Este pseudónimo es una abreviatura de Yahvé Sebaot o 'él que crea los ejércitos'. Este título divino refleja la belicosidad del dios guerrero de Israel que se describe a sí mismo como 'un hombre de guerra' (Éxodo 15:3). El nombre original del dios de la Biblia era El o a veces su forma plural Elohim. ¿Quién era El originalmente? En la religión semítica pre-bíblica, El era el dios más alto del panteón y el progenitor de los setenta Elohim o dioses jóvenes junto con su esposa divina Asera. El era considerado el rey del panteón, el dios del cielo, una deidad de la agricultura, el presidente de la asamblea de los dioses y un gran juez y guerrero divino por los Fenicios, los Cananeos, los Filisteos y los Hebreos primitivos. Sus epítetos más comunes incluían El dū yahwī ṣaba’ôt, un título bélico que significa 'El que crea los ejércitos' y el precursor del Yahvé Sebaot bíblico (Miller, 2000i); Padre de los Años, una variedad del epíteto jehovítico Anciano de Días encontrado en el Libro de Daniel (Day, 2002ii); y Padre de todos los Elohim. Es importante notar que el Culto de El en el Levante antiguo se caracterizaba por el sacrificio humano y el holocausto de los varones primogénitos en particular (Olyan, 1988iii) y esta práctica perversa sería heredada por los Hebreos en el culto jehovítico posterior (Smith, 2002iv). En tiempos antiguos El era asociado al titán sanguinario e infanticida Kronos en la mitología helénica del mundo griego vecino (Smith, 2002v).
Acabamos de establecer que El y Yahvé son dos nombres del mismo personaje divino y el dios bíblico El-Yahvé tiene su origen en el panteón semítico pre-israelita de la región levantina antigua. Además, ya sabemos que El-Yahvé era idéntico a Kronos, el titán más alto del panteón griego. Igual que El en el panteón semítico levantino y Kronos en la mitología helénica, Anu era considerado el rey del cielo y el dios más alto del panteón sumero-acadio. Enlil, en cambio, nunca llegó a ocupar el trono del cielo y siempre fue el dios número dos en la jerarquía divina. Además, muy parecido a El-Yahvé, Anu era conocido como El Señor de las Huestes Celestiales, temido como un gran juez que creaba los ejércitos del cielo para que castigaran a los pecadores, reverenciado como el presidente más alto del Concilio Divino y alabado como el Progenitor de todos los Anunnaki. Aquí vemos una correspondencia exacta con muchas de las características de El-Yahvé en la religión semítica occidental. Cabe decir que ninguna de estas características es propia de Enlil.
El dios celestial sumerio Anu y la deidad semítica más alta El eran considerados el mismo personaje en las regiones norteñas de Mesopotamia (Blásquez, 2001vi). De hecho, la raíz acadia Ilu de la cual proviene el teónimo semítico El tiene su origen en la cultura religiosa sumero-acadia y era asociada a Anu. El ideograma cuneiforme para el nombre de esa deidad era polivalente y podía leerse como Anu o Iludemostrando una relación cercana a nivel lingüístico. La verdad es que El (Yahvé) es Anu y punto. Lo cierto es que el dios bíblico no tiene nada que ver con el dios sumerio Enlil aparte de ser su padre biológico.
Aún quedan más semejanzas exactas entre El-Yahvé y Anu.
En la religión semítica El era representado por un disco solar a veces alado cuyo centro contenía una estrella puntiaguda. En el Libro de Amós leemos que el dios al que adoraban los Hebreos era representado por una especie de estrella (Amós 5:26). Del mismo modo, el dios sumerio Anu era representado por la misma estrella puntiaguda dentro de un disco solar.
En la religión semítica, El, igual que su equivalente griego Kronos, era asociado al planeta Saturno. La verdad espeluznante es que el Judaísmo siempre ha sido un culto a Saturno desde su inicio. El día sagrado de El-Yahvé es el sábado, el día de Saturno, llamado Diēs Saturnī en Latín y Kronía en el Griego clásico. Mucha gente sabe que sábado viene de Shabbath cuyo significado es 'día de descanso', pero muy poca gente sabe que esa raíz hebrea comparte su etimología con la voz antigua Shabbathai, el nombre del dios y del planeta Saturno en Hebreo. Además, en el Kabala, el misticismo judío, Yahvé Elohim es asociado a la sefirá Binah y por ende a Saturno (Guiley, 2009vii). En la mitología grecorromana el titán Saturno-Kronos inmolaba y devoraba a sus propios hijos por miedo a que lo superaran y le usurparan el trono. El culto satúrnico siempre ha mantenido una obsesión morbosa con el infanticidio ritual. Esa misma práctica perversa se conservaría en el culto jehovítico del Judaísmo primitivo y luego seguiría en el Cristianismo de manera simbólica (el sacrificio del hijo promogénito de Yahvé en la cruz). En fin, el secreto más grande del Judaísmo en que su culto es la adoración satúrnica. Paralelamente, en la tradición mesopotámica el dios celestial Anu era asociado a los planetas Marte y Saturno (Evans, 1998viii). Desde tiempos antiguos Marte siempre ha simbolizado la belicosidad y Saturno siempre ha sido considerado un planeta oscuro y maléfico.
Según los registros mesopotámicos, Anu era un violento usurpador que derrotó a su predecesor Alalu en una lucha por el trono del cielo (Van Der Toorn, 1996ix). Paralelamente, en la mitología helénica, el titán belicoso Kronos, un personaje divino idéntico a la deidad semítica El, era un tirano sanguinario que venció a su propio padre en batalla para usurpar el trono celestial y devoró a sus propios hijos por miedo a que se volvieran más poderosos que él y le quitaran el trono. Del mismo modo, en la religión hebrea primitiva (pre-exílica) podemos ver vestigios del mismo motivo de usurpación divina por parte del rey del panteón El-Yahvé. A pesar de que la teología judía afirme que El-Yahvé es el único dios creador y el primer motor de todo lo que hay en el cosmos, en la religión semítica original El era un ser creado y un dios engendrado por los dioses primordiales Elyon y Beruth, justo como su equivalente sumerio Anu era la progenie de los dioses pre-panteónicos Anshar y Kishar. El manuscrito 4QDeut, conocido también como el Canto de Moisés y considerado el texto subyacente de algunas partes del Deuteronomio bíblico, es uno de los pocos textos hebreos pre-exílicos encontrados entre los Rollos del Mar Muerto de Qumrán. Según la versión más antigua de Deuteronomio 32, El-Yahvé, el dios de Israel, aparece no como el dios altísimo que reparte las naciones entre los 'hijos de Israel' como afirma la versión bíblica posterior, sino como uno de los hijos de los Elohim (dioses) que recibe su herencia de la deidad superior Elyon (Stark, 2011x). Dicho de otra manera, en los textos más primitivos de la religión hebrea El-Yahvé se presenta como uno de los dioses jóvenes subordinados al dios primigenio Elyon. Luego en el mismo texto primitivo y en algunas partes del Libro de los Salmos encontramos pasajes que indican que El-Yahvé venció a sus rivales divinos y subió al trono del panteón gracias a su gran destreza militar (Smith, 2001xi; Stark, 2011xii).
Deuteronomio 32:43 según el manuscrito masorético del medievo:
Alabad, naciones, a su pueblo ... (truncado)
Deuteronomio 32:43 según la Septuaginta griega del siglo 3 AEC:
Alabad, cielos, a su pueblo. Alabadlo, ángeles de Dios.
Deuteronomio 32:43 según el manuscrito 4QDeut del siglo 8-9 AEC:
Alabad, cielos, a su pueblo. Postraos delante de él, todos vosotros los dioses.
En fin, los elementos politeístas de la literatura hebrea primitiva fueron editados por los escribas bíblicos del sacerdocio judío en el exilio en Babilonia y la versión original de los textos hebreos conserva vestigios de una usurpación del trono del panteón por medios bélicos por parte del dios hebreo El-Yahvé. Justo como Anu desterró a su predecesor real Alalu tras un combate encarnizado y Kronos expulsó a su propio padre del trono del cielo por la fuerza, El-Yahvé venció a sus rivales divinos en la lucha por la supremacía y se apoderó del trono de su superior Elyon para hacerse el rey del cielo.
En el Libro de Génesis El-Yahvé se opone a que Adán coma del Árbol del Conocimiento y luego le reprende a la Serpiente por haberle otorgado a la humanidad la ciencia de los dioses y le deniega al hombre el fruto del Árbol de la Vida que es la clave de la inmortalidad. En la Leyenda de Adapa, la versión sumeria original del relato de Adán, el rey del cielo Anu es el dios que no quiere que Adapa tenga el conocimiento celestial, se queja del Ushumgal o Gran Serpiente (Enki) del santuario de Eridú (en el Edín) por haberle revelado al hombre el designio del cielo y de la tierra y hace que Adapa vuelva a la tierra sin recibir el Agua y el Pan de la Vida (Kramer y Maier, 1989xiii). En fin, Yahvé y Anu son el mismo personaje que juega el mismo papel tanto en Génesis como en su versión sumeria original: Anu-Yahvé es el malvado dios del cielo que se opuso a la iluminación del hombre, se enemistó con la Serpiente benévola y le denegó a la humanidad la fuente de la inmortalidad.
Según el relato bíblico, El-Yahvé decide enviar el diluvio para arrasar con la humanidad que supuestamente se volvía cada vez más inicua. En los relatos diluvianos sumerios como el encontrado en Nippur, vemos que Anu es el dios que preside en el Concilio Divino y toma la decisión de destruir a los hombres. Enlil, en cambio, ocupa el segundo puesto en el Concilio de los Anunnaki y está subordinado a su padre. En fin, aunque Enlil aún estaba aliado con Anu en aquel tiempo y apoyó la decisión de su padre en aquel momento él no fue el dios que aprobó el genocidio y Anu solo fue el verdadero responsable del cataclismo devastador. Sin embargo, autores como Sitchin olvidan mencionar el papel central de Anu en la decisión de enviar el diluvio y le echan a Enlil toda la culpa.
Es evidente que Yahvé no puede ser nadie más que Anu, el rey del cielo y padre biológico de Enki y Enlil. En resumen, El-Yahvé y Anu no sólo tienen muchas de las mismas características de las cuales muy pocas se aplican a Enlil, sino que también juegan el mismo papel en los relatos antiguos como el tirano oscurantista que quiso mantener a la humanidad en la ignorancia, se opuso al otorgamiento de la ciencia divina por parte de la Serpiente de la sabiduría y le denegó al hombre la fuente de la inmortalidad. Yahvé es idéntico a Anu, el auténtico adversario de la raza humana.
¿Cuál será la identidad semítica de Enlil entonces?
Enlil es Baal en el Panteón Semítico
Igual que Anu en el panteón sumerio, El era considerado el Padre de todos los Elohim en la religión semítica. Su hijos más importantes incluían a Baal, un dios guerrero, el señor de la tormenta y el vicepresidente de la Asamblea Divina; y a Kothar-wa-Khasis, una deidad de la sabiduría, la ingeniería y la magia. Baal y Kothar-wa-Khasis, ambos hijos de El (Anu), son los equivalentes semíticos levantinos de Enlil y Enki respectivamente.
Igual que Enlil que era considerado el dios del viento o el dios del aire en la religión sumeria, Baal era reverenciado como una deidad de la tormenta en el panteón semítico pre-israelita. Muchas veces se dibujaba con un relámpago en la mano justo como el titán griego Zeús, hijo de Kronos (El, Anu) en el panteón helénico.
Igual que Enlil que era respetado por su gran valentía como un guerrero divino de la segunda generación y llamado el Toro del Cielo, Baal era considerado un joven guerrero y representado por el becerro en la religión semítica. Aquí Enlil se asemeja mucho a Baal en cuanto a sus características divinas y su función y no es comparable con Yahvé puesto que el dios hebreo, igual que su precursor pre-bíblico El, es descrito como el Anciano de Días cuyo 'cabello es puro como la lana' en el Libro de Daniel y como un gran dios 'cuyos años son incontables' en el Libro de Job (Day, 2002xiv). Lo cierto es que Enlil no puede ser Yahvé puesto que él es un joven guerrero de la segunda generación del panteón. El-Yahvé y Anu, en cambio, son personajes mayores de la primera generación y El-Yahvé en particular es representado como un dios patriarcal envejecido y llamado Ab Shnom o 'Padre de los Años'.
Justo como Enlil que ocupaba el segundo puesto más alto en el Concilio de los Anunnaki y lo presidía al lado de su padre Anu, Baal era el vicepresidente de la Asamblea de los Elohim y reinaba sobre el concilio junto con su padre El, pero nunca lo superó y siempre se mantuvo subordinado a su padre (Smith, 2009xv). Aquí vemos que la relación entre El y Baal en la religión semítica es idéntica a la entre Anu y Enlil en el panteón sumerio.
En la época bíblica su relación cambia por completo. En la Biblia Baal (Enlil) es presentado como un 'dios falso' de los 'extranjeros impíos', calumniado como un 'ídolo perverso' de los Filisteos y su nombre es denigrado como Ba'al Zevuv (Belcebú), un juego de palabras en Hebreo y una expresión burlona cuyo significado es 'señor de las moscas'. Algunos eruditos bíblicos proponen la posibilidad de que Ba'al Zevuv sea una corrupción despectiva del título divino Ba'al Zebul que significa 'señor del lugar alto' (Freedman et al., 2000xvi), un epíteto parecido a Enlil (señor del aire). En la Biblia hebrea Baal es acusado del sacrificio humano y en el Cristianismo él es calumniado como 'el príncipe de los demonios'. Aquí volvemos a encontrar la inversión acusatoria muy típica de Anu-Yahvé. A pesar de que El-Yahvé siempre hubiera sido un dios perverso cuyo culto se caracterizara por la inmolación de seres humanos y el holocausto de los varones primogénitos y un tirano sanguinario cuyas prácticas fueran demoníacas, él le acusa a su hijo Baal (Enlil) del mismo crimen y le echa la culpa de sus propias fechorías. En fin, El-Yahvé (Anu) y Baal (Enlil) ahora son enemigos y el hijo fue difamado injustamente por su padre depravado en la Biblia porque al final se opuso a la tiranía y se unió con su hermanastro benévolo Enki, la Gran Serpiente de la ciencia divina.
El Panteón Revisitado
Si echamos un vistazo a la estructura del escalón más alto de los panteones respectivos de la región en la antigüedad y analizamos los papeles y las características generales de cada deidad de modo comparativo, pronto nos damos cuenta de que Enlil no puede ser el dios bíblico Yahvé y se asemeja mucho más a Baal en el panteón semítico y a Zeús en la mitología griega.

Los panteones mesopotámico, semítico y griego tienen prácticamente la misma estructura. El escalón más alto de las deidades masculinas está compuesto por una tríada de tres dioses altos que tienen sus características individuales constantes y muy marcadas. El dios más alto siempre es un rey celestial misántropo y tiránico, un padre de todos los dioses del panteón, un usurpador violento, un personaje asociado al planeta Saturno y en muchos casos una deidad del tiempo. El segundo personaje siempre es un joven guerrero, el hijo predilecto del rey, un dios que tiene tremendo poder político y reina junto con su padre en la Asamblea de los Dioses y una deidad de las tempestades. El tercer personaje siempre es otro hijo importante del rey y hermanastro del dios de la tormenta, un dios muy benévolo y un gran maestro para la humanidad, un señor de las ciencias, el conocimiento, la construcción y la magia y en muchos casos una deidad de las aguas.
Como podemos ver arriba, Anu, El (Yahvé) y Kronos comparten muchas características siendo todos dioses del cielo, reyes patriarcales tiránicos, usurpadores violentos, misántropos y personajes asociados al planeta Saturno. Además, El (Yahvé) y Kronos comparten el título de Padre del Tiempo, la práctica del sacrificio humano y una fascinación por el infanticidio ritual por holocausto y El (Yahvé) y Anu comparten el epíteto Señor de las Huestes Celestiales y se oponen a la iluminación del hombre por la Serpiente en el santuario del Edén/Edín.
Del mismo modo, Enlil, Baal y Zeús tienen casi todas las mismas características. Todos son hijos predilectos del rey del cielo tiránico, son guerreros jóvenes de la segunda generación, se destacan por su gran destreza militar, ocupan un puesto muy alto en el Concilio Divino muchas veces reinando junto con su padre y aparecen como deidades de las tormentas. Baal y Zeús empuñan un relámpago devastador por el cual vencen a sus adversarios y Enlil es un guerrero de las tempestades.
Enki en el panteón sumero-acadio, Kothar-wa-Khasis en la religión semítica primitiva y Poseidón en la mitología griega son todos hijos importantes del rey del panteón, deidades de la sabiduría, maestros de las artes de la construcción, magos poderosos y dueños de las ciencias ocultas y grandes amigos y benefactores de la humanidad. Enki y Poseidón son dioses de las aguas y tienen una relación especial con las zonas acuáticas. Además, se piensa que sus nombres respectivos significan lo mismo: Señor de la Tierra. Enki está compuesto por las raíces sumerias en (señor) y ki (tierra) y Poseidón posiblemente viene de las raíces primitivas pósis (señor, dueño; cognado del proto-indoeuropeo pótis y del sánscrito páti) y da ('tierra' en el dialecto griego dórico y cognado de gē en el Griego clásico). La pronunciación original de su nombre griego era Poseidaōn. En las regiones levantinas Kothar-wa-Khasis era asociado a Ptah, el equivalente egipcio de Enki conocido en Egipto como Señor de las Serpientes y de los Peces, Maestro Constructor y Señor de la Magia.
En resumen, Enlil no es Yahvé sino Baal, un dios que luego fue calumniado y denigrado por el pueblo de Yahvé en su maldecida Biblia. Enlil-Baal se ha enemistado con su padre Anu-Yahvé y ahora está aliado con los Enkitas en la gran lucha cósmica. Enlil-Baal es un gran dios guerrero y defensor de la raza humana que no tolera las maldades de su padre enajenado.
La afirmación errónea de que Enlil es el precursor sumerio de Yahvé es una mentira anuista que debe ser expuesta. Enlil se dio cuenta de la depravación de su padre Anu-Yahvé y se unió a Enki hace unos cuantos milenios. Ahora Enlil está al lado de su hermanastro noble y lucha contra el mal cósmico como un gran libertador de la humanidad.
Referencias
iMiller, P.D. (2000) The Religion of Ancient Israel. Westminster (p. 2)
iiDay, J. (2002) Yahweh and the Gods and Goddesses of Canaan. New York (p. 18)
iiiOlyan, S. (1988) Asherah and the Cult of Yahweh in Israel. Atlanta (p. 12, pp. 62-68)
ivSmith, M.S. (2002) The Early History of God: Yahweh and the Other Deities in Ancient Israel. Michigan (pp. 172-178)
vSmith, M.S. (2002) The Early History of God: Yahweh and the Other Deities in Ancient Israel. Michigan (pp. 172-178; 78)
viBlázquez. J.M. (2001) Dioses, mitos y rituales de los semitas occidentales en la antigüedad. (pp. 29-30)
viiGuiley, R.E. (2009) The Encyclopedia of Demons and Demonology. New York (p. 139)
viiiEvans, J. (1998) The History and Practice of Ancient Astronomy. New York (pp. 8.9)
ix Van Der Toorn, K. (1996) Family Religion in Babylonia, Ugarit and Israel: Continuity and Changes in the Form of Religious Life. Leiden (p. 159)
x Stark, T. (2011) The Human Faces of God: What Scripture Reveals When It Gets God Wrong (And Why Inerrancy Tries To Hide It). Oregan (pp. 70-78)
xi Smith, M.S. (2001) The Origins of Biblical Monotheism: Israel's Polytheistic Background and the Ugaritic Texts. New York (pp. 156-157, 64)
xiiStark, T. (2011) The Human Faces of God: What Scripture Reveals When It Gets God Wrong (And Why Inerrancy Tries To Hide It). Oregan (pp. 70-71; 74-76)
xiiiKramer, S.N. & Maier, J. (1989) Myths of Enki, the Crafty God. New York & Oxford. (p. 116)
xivDay, J. (2002) Yahweh and the Gods and Goddesses of Canaan. New York (p. 18)
xvSmith, M.S. (2009) The Ugaritic Baal Cycle. Leiden (pp. 46; 289)
xviFreedman, D.N., Beck, A.B. & Meyers, A.C. (2000) Eerdmans Dictionary of the Bible. Michigan (p. 160)
tomado de : https://www.enkiptahsatya.com/51-enlil-no-es-yahve-anu-lo-es---iexclacabemos-con-la-mentira-una-vez-para-siempre.html
otra cosa mas. los angeles caidos y sus mensajes.
Índice
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[ocultar] En las últimas décadas del siglo 20 cada vez más personas se alejaban de las mentiras religiosas de la Biblia y empezaban a tener interés en los registros sumerios y la Teoría de los Antiguos Astronautas ya se había hecho popular a finales de la década de los sesenta. La verdad iba a salir sí o sí. Fue entonces cuando los Anuistas decidieron corromperla y distorsionar la naturaleza verdadera del conflicto cósmico divino. En vez de ser la lucha original entre el padre tiránico (Anu) y el hijo libertario y benévolo (Enki) que aparece en los textos mitológicos de varias culturas, el conflicto cósmico se convertiría en una rivalidad fraternal (Enlil VS Enki) y el hijo menor Enlil sería culpado de todos los actos malvados de su padre. Desafortunadamente las obras de Sitchin serían el vehículo de esa distorsión engañosa y muchos autores posteriores seguirían su ejemplo. El problema es que demasiada gente no hace sus propias investigaciones y sólo acepta las conclusiones erróneas de Sitchin como si fuesen una revelación del propio cielo sin cuestionar nada de lo que afirma. En fin, Sitchin fue manipulado por la élite y mezcló la verdad y la mentira con el fin de sembrar confusión.
A partir de ahora voy a presentar los hallazgos de mis investigaciones y demostrar que la verdadera identidad de Yahvé no es Enlil sino nadie más que Anu, el malvado rey del cielo en la mitología mesopotámica. Luego vamos a ahondar en la mitología comparativa y ver que en muchos casos hay una correspondencia exacta entre los miembros de los distintos panteones de las civilizaciones antiguas.
Anu-Yahvé: El Rey del Cielo
Un estudio profundo de la mitología comparativa revelará que la identidad original del dios bíblico Yahvé sólo puede ser Anu, el malévolo dios del cielo del panteón sumerio. La verdad es que Anu comparte muchas semejanzas llamativas con Yahvé no sólo en cuanto a sus características personales sino también a nivel mitológico mientras las únicas características que Enlil comparte con Yahvé son su personalidad irascible y autoritaria y su destreza militar. Ésta es la razón por la que mucha gente lo confunde con el dios bíblico y olvida a Anu completamente.
Tenemos que tener en cuenta que el tetragrámaton YHWH, vocalizado como Yahvé, no es el nombre original del dios hebreo sino más bien un epíteto semítico cuyo significado es 'él que hace existir' o 'él que crea'. Este pseudónimo es una abreviatura de Yahvé Sebaot o 'él que crea los ejércitos'. Este título divino refleja la belicosidad del dios guerrero de Israel que se describe a sí mismo como 'un hombre de guerra' (Éxodo 15:3). El nombre original del dios de la Biblia era El o a veces su forma plural Elohim. ¿Quién era El originalmente? En la religión semítica pre-bíblica, El era el dios más alto del panteón y el progenitor de los setenta Elohim o dioses jóvenes junto con su esposa divina Asera. El era considerado el rey del panteón, el dios del cielo, una deidad de la agricultura, el presidente de la asamblea de los dioses y un gran juez y guerrero divino por los Fenicios, los Cananeos, los Filisteos y los Hebreos primitivos. Sus epítetos más comunes incluían El dū yahwī ṣaba’ôt, un título bélico que significa 'El que crea los ejércitos' y el precursor del Yahvé Sebaot bíblico (Miller, 2000i); Padre de los Años, una variedad del epíteto jehovítico Anciano de Días encontrado en el Libro de Daniel (Day, 2002ii); y Padre de todos los Elohim. Es importante notar que el Culto de El en el Levante antiguo se caracterizaba por el sacrificio humano y el holocausto de los varones primogénitos en particular (Olyan, 1988iii) y esta práctica perversa sería heredada por los Hebreos en el culto jehovítico posterior (Smith, 2002iv). En tiempos antiguos El era asociado al titán sanguinario e infanticida Kronos en la mitología helénica del mundo griego vecino (Smith, 2002v).
Acabamos de establecer que El y Yahvé son dos nombres del mismo personaje divino y el dios bíblico El-Yahvé tiene su origen en el panteón semítico pre-israelita de la región levantina antigua. Además, ya sabemos que El-Yahvé era idéntico a Kronos, el titán más alto del panteón griego. Igual que El en el panteón semítico levantino y Kronos en la mitología helénica, Anu era considerado el rey del cielo y el dios más alto del panteón sumero-acadio. Enlil, en cambio, nunca llegó a ocupar el trono del cielo y siempre fue el dios número dos en la jerarquía divina. Además, muy parecido a El-Yahvé, Anu era conocido como El Señor de las Huestes Celestiales, temido como un gran juez que creaba los ejércitos del cielo para que castigaran a los pecadores, reverenciado como el presidente más alto del Concilio Divino y alabado como el Progenitor de todos los Anunnaki. Aquí vemos una correspondencia exacta con muchas de las características de El-Yahvé en la religión semítica occidental. Cabe decir que ninguna de estas características es propia de Enlil.
El dios celestial sumerio Anu y la deidad semítica más alta El eran considerados el mismo personaje en las regiones norteñas de Mesopotamia (Blásquez, 2001vi). De hecho, la raíz acadia Ilu de la cual proviene el teónimo semítico El tiene su origen en la cultura religiosa sumero-acadia y era asociada a Anu. El ideograma cuneiforme para el nombre de esa deidad era polivalente y podía leerse como Anu o Iludemostrando una relación cercana a nivel lingüístico. La verdad es que El (Yahvé) es Anu y punto. Lo cierto es que el dios bíblico no tiene nada que ver con el dios sumerio Enlil aparte de ser su padre biológico.
Aún quedan más semejanzas exactas entre El-Yahvé y Anu.
En la religión semítica El era representado por un disco solar a veces alado cuyo centro contenía una estrella puntiaguda. En el Libro de Amós leemos que el dios al que adoraban los Hebreos era representado por una especie de estrella (Amós 5:26). Del mismo modo, el dios sumerio Anu era representado por la misma estrella puntiaguda dentro de un disco solar.
En la religión semítica, El, igual que su equivalente griego Kronos, era asociado al planeta Saturno. La verdad espeluznante es que el Judaísmo siempre ha sido un culto a Saturno desde su inicio. El día sagrado de El-Yahvé es el sábado, el día de Saturno, llamado Diēs Saturnī en Latín y Kronía en el Griego clásico. Mucha gente sabe que sábado viene de Shabbath cuyo significado es 'día de descanso', pero muy poca gente sabe que esa raíz hebrea comparte su etimología con la voz antigua Shabbathai, el nombre del dios y del planeta Saturno en Hebreo. Además, en el Kabala, el misticismo judío, Yahvé Elohim es asociado a la sefirá Binah y por ende a Saturno (Guiley, 2009vii). En la mitología grecorromana el titán Saturno-Kronos inmolaba y devoraba a sus propios hijos por miedo a que lo superaran y le usurparan el trono. El culto satúrnico siempre ha mantenido una obsesión morbosa con el infanticidio ritual. Esa misma práctica perversa se conservaría en el culto jehovítico del Judaísmo primitivo y luego seguiría en el Cristianismo de manera simbólica (el sacrificio del hijo promogénito de Yahvé en la cruz). En fin, el secreto más grande del Judaísmo en que su culto es la adoración satúrnica. Paralelamente, en la tradición mesopotámica el dios celestial Anu era asociado a los planetas Marte y Saturno (Evans, 1998viii). Desde tiempos antiguos Marte siempre ha simbolizado la belicosidad y Saturno siempre ha sido considerado un planeta oscuro y maléfico.
Según los registros mesopotámicos, Anu era un violento usurpador que derrotó a su predecesor Alalu en una lucha por el trono del cielo (Van Der Toorn, 1996ix). Paralelamente, en la mitología helénica, el titán belicoso Kronos, un personaje divino idéntico a la deidad semítica El, era un tirano sanguinario que venció a su propio padre en batalla para usurpar el trono celestial y devoró a sus propios hijos por miedo a que se volvieran más poderosos que él y le quitaran el trono. Del mismo modo, en la religión hebrea primitiva (pre-exílica) podemos ver vestigios del mismo motivo de usurpación divina por parte del rey del panteón El-Yahvé. A pesar de que la teología judía afirme que El-Yahvé es el único dios creador y el primer motor de todo lo que hay en el cosmos, en la religión semítica original El era un ser creado y un dios engendrado por los dioses primordiales Elyon y Beruth, justo como su equivalente sumerio Anu era la progenie de los dioses pre-panteónicos Anshar y Kishar. El manuscrito 4QDeut, conocido también como el Canto de Moisés y considerado el texto subyacente de algunas partes del Deuteronomio bíblico, es uno de los pocos textos hebreos pre-exílicos encontrados entre los Rollos del Mar Muerto de Qumrán. Según la versión más antigua de Deuteronomio 32, El-Yahvé, el dios de Israel, aparece no como el dios altísimo que reparte las naciones entre los 'hijos de Israel' como afirma la versión bíblica posterior, sino como uno de los hijos de los Elohim (dioses) que recibe su herencia de la deidad superior Elyon (Stark, 2011x). Dicho de otra manera, en los textos más primitivos de la religión hebrea El-Yahvé se presenta como uno de los dioses jóvenes subordinados al dios primigenio Elyon. Luego en el mismo texto primitivo y en algunas partes del Libro de los Salmos encontramos pasajes que indican que El-Yahvé venció a sus rivales divinos y subió al trono del panteón gracias a su gran destreza militar (Smith, 2001xi; Stark, 2011xii).
Deuteronomio 32:43 según el manuscrito masorético del medievo:
Alabad, naciones, a su pueblo ... (truncado)
Deuteronomio 32:43 según la Septuaginta griega del siglo 3 AEC:
Alabad, cielos, a su pueblo. Alabadlo, ángeles de Dios.
Deuteronomio 32:43 según el manuscrito 4QDeut del siglo 8-9 AEC:
Alabad, cielos, a su pueblo. Postraos delante de él, todos vosotros los dioses.
En fin, los elementos politeístas de la literatura hebrea primitiva fueron editados por los escribas bíblicos del sacerdocio judío en el exilio en Babilonia y la versión original de los textos hebreos conserva vestigios de una usurpación del trono del panteón por medios bélicos por parte del dios hebreo El-Yahvé. Justo como Anu desterró a su predecesor real Alalu tras un combate encarnizado y Kronos expulsó a su propio padre del trono del cielo por la fuerza, El-Yahvé venció a sus rivales divinos en la lucha por la supremacía y se apoderó del trono de su superior Elyon para hacerse el rey del cielo.
En el Libro de Génesis El-Yahvé se opone a que Adán coma del Árbol del Conocimiento y luego le reprende a la Serpiente por haberle otorgado a la humanidad la ciencia de los dioses y le deniega al hombre el fruto del Árbol de la Vida que es la clave de la inmortalidad. En la Leyenda de Adapa, la versión sumeria original del relato de Adán, el rey del cielo Anu es el dios que no quiere que Adapa tenga el conocimiento celestial, se queja del Ushumgal o Gran Serpiente (Enki) del santuario de Eridú (en el Edín) por haberle revelado al hombre el designio del cielo y de la tierra y hace que Adapa vuelva a la tierra sin recibir el Agua y el Pan de la Vida (Kramer y Maier, 1989xiii). En fin, Yahvé y Anu son el mismo personaje que juega el mismo papel tanto en Génesis como en su versión sumeria original: Anu-Yahvé es el malvado dios del cielo que se opuso a la iluminación del hombre, se enemistó con la Serpiente benévola y le denegó a la humanidad la fuente de la inmortalidad.
Según el relato bíblico, El-Yahvé decide enviar el diluvio para arrasar con la humanidad que supuestamente se volvía cada vez más inicua. En los relatos diluvianos sumerios como el encontrado en Nippur, vemos que Anu es el dios que preside en el Concilio Divino y toma la decisión de destruir a los hombres. Enlil, en cambio, ocupa el segundo puesto en el Concilio de los Anunnaki y está subordinado a su padre. En fin, aunque Enlil aún estaba aliado con Anu en aquel tiempo y apoyó la decisión de su padre en aquel momento él no fue el dios que aprobó el genocidio y Anu solo fue el verdadero responsable del cataclismo devastador. Sin embargo, autores como Sitchin olvidan mencionar el papel central de Anu en la decisión de enviar el diluvio y le echan a Enlil toda la culpa.
Es evidente que Yahvé no puede ser nadie más que Anu, el rey del cielo y padre biológico de Enki y Enlil. En resumen, El-Yahvé y Anu no sólo tienen muchas de las mismas características de las cuales muy pocas se aplican a Enlil, sino que también juegan el mismo papel en los relatos antiguos como el tirano oscurantista que quiso mantener a la humanidad en la ignorancia, se opuso al otorgamiento de la ciencia divina por parte de la Serpiente de la sabiduría y le denegó al hombre la fuente de la inmortalidad. Yahvé es idéntico a Anu, el auténtico adversario de la raza humana.
¿Cuál será la identidad semítica de Enlil entonces?
Enlil es Baal en el Panteón Semítico
Igual que Anu en el panteón sumerio, El era considerado el Padre de todos los Elohim en la religión semítica. Su hijos más importantes incluían a Baal, un dios guerrero, el señor de la tormenta y el vicepresidente de la Asamblea Divina; y a Kothar-wa-Khasis, una deidad de la sabiduría, la ingeniería y la magia. Baal y Kothar-wa-Khasis, ambos hijos de El (Anu), son los equivalentes semíticos levantinos de Enlil y Enki respectivamente.
Igual que Enlil que era considerado el dios del viento o el dios del aire en la religión sumeria, Baal era reverenciado como una deidad de la tormenta en el panteón semítico pre-israelita. Muchas veces se dibujaba con un relámpago en la mano justo como el titán griego Zeús, hijo de Kronos (El, Anu) en el panteón helénico.
Igual que Enlil que era respetado por su gran valentía como un guerrero divino de la segunda generación y llamado el Toro del Cielo, Baal era considerado un joven guerrero y representado por el becerro en la religión semítica. Aquí Enlil se asemeja mucho a Baal en cuanto a sus características divinas y su función y no es comparable con Yahvé puesto que el dios hebreo, igual que su precursor pre-bíblico El, es descrito como el Anciano de Días cuyo 'cabello es puro como la lana' en el Libro de Daniel y como un gran dios 'cuyos años son incontables' en el Libro de Job (Day, 2002xiv). Lo cierto es que Enlil no puede ser Yahvé puesto que él es un joven guerrero de la segunda generación del panteón. El-Yahvé y Anu, en cambio, son personajes mayores de la primera generación y El-Yahvé en particular es representado como un dios patriarcal envejecido y llamado Ab Shnom o 'Padre de los Años'.
Justo como Enlil que ocupaba el segundo puesto más alto en el Concilio de los Anunnaki y lo presidía al lado de su padre Anu, Baal era el vicepresidente de la Asamblea de los Elohim y reinaba sobre el concilio junto con su padre El, pero nunca lo superó y siempre se mantuvo subordinado a su padre (Smith, 2009xv). Aquí vemos que la relación entre El y Baal en la religión semítica es idéntica a la entre Anu y Enlil en el panteón sumerio.
En la época bíblica su relación cambia por completo. En la Biblia Baal (Enlil) es presentado como un 'dios falso' de los 'extranjeros impíos', calumniado como un 'ídolo perverso' de los Filisteos y su nombre es denigrado como Ba'al Zevuv (Belcebú), un juego de palabras en Hebreo y una expresión burlona cuyo significado es 'señor de las moscas'. Algunos eruditos bíblicos proponen la posibilidad de que Ba'al Zevuv sea una corrupción despectiva del título divino Ba'al Zebul que significa 'señor del lugar alto' (Freedman et al., 2000xvi), un epíteto parecido a Enlil (señor del aire). En la Biblia hebrea Baal es acusado del sacrificio humano y en el Cristianismo él es calumniado como 'el príncipe de los demonios'. Aquí volvemos a encontrar la inversión acusatoria muy típica de Anu-Yahvé. A pesar de que El-Yahvé siempre hubiera sido un dios perverso cuyo culto se caracterizara por la inmolación de seres humanos y el holocausto de los varones primogénitos y un tirano sanguinario cuyas prácticas fueran demoníacas, él le acusa a su hijo Baal (Enlil) del mismo crimen y le echa la culpa de sus propias fechorías. En fin, El-Yahvé (Anu) y Baal (Enlil) ahora son enemigos y el hijo fue difamado injustamente por su padre depravado en la Biblia porque al final se opuso a la tiranía y se unió con su hermanastro benévolo Enki, la Gran Serpiente de la ciencia divina.
El Panteón Revisitado
Si echamos un vistazo a la estructura del escalón más alto de los panteones respectivos de la región en la antigüedad y analizamos los papeles y las características generales de cada deidad de modo comparativo, pronto nos damos cuenta de que Enlil no puede ser el dios bíblico Yahvé y se asemeja mucho más a Baal en el panteón semítico y a Zeús en la mitología griega.

Los panteones mesopotámico, semítico y griego tienen prácticamente la misma estructura. El escalón más alto de las deidades masculinas está compuesto por una tríada de tres dioses altos que tienen sus características individuales constantes y muy marcadas. El dios más alto siempre es un rey celestial misántropo y tiránico, un padre de todos los dioses del panteón, un usurpador violento, un personaje asociado al planeta Saturno y en muchos casos una deidad del tiempo. El segundo personaje siempre es un joven guerrero, el hijo predilecto del rey, un dios que tiene tremendo poder político y reina junto con su padre en la Asamblea de los Dioses y una deidad de las tempestades. El tercer personaje siempre es otro hijo importante del rey y hermanastro del dios de la tormenta, un dios muy benévolo y un gran maestro para la humanidad, un señor de las ciencias, el conocimiento, la construcción y la magia y en muchos casos una deidad de las aguas.
Como podemos ver arriba, Anu, El (Yahvé) y Kronos comparten muchas características siendo todos dioses del cielo, reyes patriarcales tiránicos, usurpadores violentos, misántropos y personajes asociados al planeta Saturno. Además, El (Yahvé) y Kronos comparten el título de Padre del Tiempo, la práctica del sacrificio humano y una fascinación por el infanticidio ritual por holocausto y El (Yahvé) y Anu comparten el epíteto Señor de las Huestes Celestiales y se oponen a la iluminación del hombre por la Serpiente en el santuario del Edén/Edín.
Del mismo modo, Enlil, Baal y Zeús tienen casi todas las mismas características. Todos son hijos predilectos del rey del cielo tiránico, son guerreros jóvenes de la segunda generación, se destacan por su gran destreza militar, ocupan un puesto muy alto en el Concilio Divino muchas veces reinando junto con su padre y aparecen como deidades de las tormentas. Baal y Zeús empuñan un relámpago devastador por el cual vencen a sus adversarios y Enlil es un guerrero de las tempestades.
Enki en el panteón sumero-acadio, Kothar-wa-Khasis en la religión semítica primitiva y Poseidón en la mitología griega son todos hijos importantes del rey del panteón, deidades de la sabiduría, maestros de las artes de la construcción, magos poderosos y dueños de las ciencias ocultas y grandes amigos y benefactores de la humanidad. Enki y Poseidón son dioses de las aguas y tienen una relación especial con las zonas acuáticas. Además, se piensa que sus nombres respectivos significan lo mismo: Señor de la Tierra. Enki está compuesto por las raíces sumerias en (señor) y ki (tierra) y Poseidón posiblemente viene de las raíces primitivas pósis (señor, dueño; cognado del proto-indoeuropeo pótis y del sánscrito páti) y da ('tierra' en el dialecto griego dórico y cognado de gē en el Griego clásico). La pronunciación original de su nombre griego era Poseidaōn. En las regiones levantinas Kothar-wa-Khasis era asociado a Ptah, el equivalente egipcio de Enki conocido en Egipto como Señor de las Serpientes y de los Peces, Maestro Constructor y Señor de la Magia.
En resumen, Enlil no es Yahvé sino Baal, un dios que luego fue calumniado y denigrado por el pueblo de Yahvé en su maldecida Biblia. Enlil-Baal se ha enemistado con su padre Anu-Yahvé y ahora está aliado con los Enkitas en la gran lucha cósmica. Enlil-Baal es un gran dios guerrero y defensor de la raza humana que no tolera las maldades de su padre enajenado.
La afirmación errónea de que Enlil es el precursor sumerio de Yahvé es una mentira anuista que debe ser expuesta. Enlil se dio cuenta de la depravación de su padre Anu-Yahvé y se unió a Enki hace unos cuantos milenios. Ahora Enlil está al lado de su hermanastro noble y lucha contra el mal cósmico como un gran libertador de la humanidad.
Referencias
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viiGuiley, R.E. (2009) The Encyclopedia of Demons and Demonology. New York (p. 139)
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xi Smith, M.S. (2001) The Origins of Biblical Monotheism: Israel's Polytheistic Background and the Ugaritic Texts. New York (pp. 156-157, 64)
xiiStark, T. (2011) The Human Faces of God: What Scripture Reveals When It Gets God Wrong (And Why Inerrancy Tries To Hide It). Oregan (pp. 70-71; 74-76)
xiiiKramer, S.N. & Maier, J. (1989) Myths of Enki, the Crafty God. New York & Oxford. (p. 116)
xivDay, J. (2002) Yahweh and the Gods and Goddesses of Canaan. New York (p. 18)
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tomado de : https://www.enkiptahsatya.com/51-enlil-no-es-yahve-anu-lo-es---iexclacabemos-con-la-mentira-una-vez-para-siempre.html
otra cosa mas. los angeles caidos y sus mensajes.
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Se le suele representar con cuerpo de hombre, cabeza de león o perro, cuernos de cabra en la frente, garras de ave en vez de pies, dos pares de alas de águila, cola de escorpión y pene con forma de serpiente. También se suele mostrar con la palma de la mano derecha hacia arriba, y la izquierda hacia abajo. Esta posición de las manos simboliza la vida y la muerte, o la creación y la destrucción.
En la antigua civilización sumeria Pazuzu era uno de los Siete Demonios Malvados, y era invocado para que hiciera volver a los infiernos a otros demonios malvados. A pesar de ser Pazuzu en principio un ser maligno, no era del todo hostil al hombre, pues su imagen se usaba en amuletos para rechazar a su consorte y enemiga Lamashtu, un demonio femenino que se alimentaba de recién nacidos y sus madres. Este amuleto se colocaba tanto en la madre, llevándolo al cuello, como en el niño, mientras que otros más grandes se colocaban sobre ellos en una pared.
Es sin duda la representación más famosa de este demonio y la que se utilizó como modelo para la película El Exorcista. Se trata de una imagen que data del primer milenio antes de Cristo (siglos VIII-VII a.C.) y fue encontrada en Irak. Desde 1872 forma parte de los fondos del Museo del Louvre de París.
La figurilla de apenas 14,5 cm. altura, fue hecha para ser colgada al cuello, de ahí que tenga una argolla sobre su cabeza. Se encuentra en el ala Richelieu, sala 6, vitrina 4. Esta obra es un testimonio valioso del arte en bronce de los asirios. En esta estatua, Pazuzu aparece representado como una quimera con el cuerpo de un hombre, una cabeza de león, patas de águila, dos pares de alas de ave rapaz, una cola de escorpión y un pene de forma serpentina. Se le muestra también con la mano derecha apuntando hacia arriba y la izquierda hacia abajo.
En su parte trasera se encuentra la inscripción: "Soy Pazuzu, hijo de Anu (Hanbi), soy rey de los demonios del aire que desciende con fuerza de las montañas haciendo estragos". Junto a la estatuilla de Pazuzu se encuentra la Placa de conjuro contra la Lamashtu, un amuleto de bronce confeccionado para no caer enfermo o para curar una enfermedad. Se realizó para llevar de nuevo a los Infiernos a la demonia Lamashtu, y de este modo abandonara el cuerpo del enfermo que ella había poseído. La placa está sostenida por el demonio Pazuzu. Se lo ve de espalda, detrás de la placa. Su cabeza es visible sobre la cara delante de la placa.
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Los nefilim o nephilim (en idioma hebreo “Néfilim”, en plural, que viene de nafál: "caer", y de ahí “los caídos” o “los que hacen caer")1 son seres que se mencionan varias veces en la Biblia. Según el Génesis serían los descendientes de los «hijos de Dios» (ángeles que dejaron sus puestos en el cielo o más bien rebeldes) y las «hijas de los hombres» (raza humana) que vivían antes del diluvio (Génesis 6:4). Se usa el mismo nombre para referirse a unos gigantes que habitaban en Canaán en el momento de la conquista israelita que precisamente no son los mismos (13,33). La Septuaginta traduce esta expresión como γίγαντες (gigantes) y la Vulgata como «gigantes».
Existe una explicación alternativa. Los creyentes, los que creían en la esperanza de la promesa de Dios (Génesis 3:15 «... Él te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar») se casaron con mujeres y su descendencia fue una raza inicua (alterando el propósito de Dios). Por eso en el siguiente versículo (Génesis 6:5) dice «Y el SEÑOR vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra.» Por otro lado, el término nefilim significa “los descendidos”, o “los que hacen caer”.
Por el significado del término "Caídos", Los Nefilim no pudieron de ningún modo ser hombres; más bien eran ángeles caídos o demonios. Otra razón para considerarlos ángeles caídos, y no seres humanos, es que las mujeres que copularon con ellos dieron a luz a gigantes. Lo cual no habría ocurrido si dicha unión hubiese sido entre hombres justos y mujeres impías. Como consecuencia, la Tierra se llenó de maldad y violencia. Hecho que causó la maldición de Dios, quien apesadumbrado, envió un diluvio como castigo.
Descripción[editar]
Nefilim en los textos bíblicos[editar]
(1 Pedro 3:19, 20).
(Judas 1:6).
(Génesis 6:4)
(Mateo 22:29-30)
Nefilim en los textos apócrifos[editar]
Nefilim en los textos bíblicos[editar]
(1 Pedro 3:19, 20).
(Judas 1:6).
(Génesis 6:4)
(Mateo 22:29-30)
Nefilim en los textos apócrifos[editar]
- Libro de Enoc: (de la Biblia etíope); presenta una descripción más detallada sobre los gigantes bíblicos.
- Libro de los Jubileos: (de la Biblia etíope), complementa la historia presentada en el Libro de Enoc.
Nefilim en los textos bíblicos[editar]
- Números: "Cuando Moisés envió a los espías a la tierra de Canaán, regresaron con la noticia de que allí habitaban gigantes" (Num. 13:33).
- Deuteronomio: "Los emitas habitaron en ella antes, pueblo grande y numeroso, y alto como los hijos de Anac. Por gigantes eran ellos tenidos también, como los hijos de Anac; y los moabitas los llaman emitas. Porque únicamente Og rey de Basán había quedado del resto de los gigantes. Su cama, una cama de hierro, ¿no está en Rabá de los hijos de Amón? La longitud de ella es de nueve codos, y su anchura de cuatro codos, según el codo de un hombre". (Deuteronomio 2:10, 2:11, 3:11)
- Eclesiástico: (un libro deuterocanónico) "¿Acaso, siendo joven (David), no mató a un gigante y extirpó el oprobio del pueblo, cuando lanzó una piedra con la honda y abatió la arrogancia de Goliat?" (Eclesiástico. 47:4)
- Baruc: (un libro deuterocanónico) "Allí nacieron los famosos gigantes de los primeros tiempos, de gran estatura y expertos en la guerra. Pero no fue a ellos a quienes Dios eligió y les dio el camino de la ciencia; ellos perecieron por su falta de discernimiento, perecieron por su insensatez". (Baruc 3:26, 3:27,3:28)
- Libro de la Sabiduría: (un libro Deuterocanónico de la Biblia) "Así también, al comienzo, cuando murieron los orgullosos gigantes, la esperanza del mundo se refugió en una balsa (Arca de Noé) que, conducida por tu mano (Yahwéh), dejó al mundo la semilla de una nueva humanidad". (Sabiduría 14:6)
Refaítas[editar]
Deutoronomio 3,11
Anaquitas[editar]
Emitas[editar]
Interpretación según religiones[editar]
En el judaísmo[editar]
Opinión de la Iglesia Ortodoxa Etíope[editar]
Opinión de la Iglesia Católica
En las Iglesias evangélicas[editar]
En otras religiones
Índice
1
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Según la traducción, el término nefilim o neofits se ha traducido variadamente por "gigantes", "titanes" o aún se ha dejado transliterado en el original hebreo.
Para unos, los Nefilim serían ángeles caídos (nafal: caer), según esto serían los "hijos de los dioses" (בני האלהים, bnei ha'Elohim) mencionados en Génesis 6:2 y 4. Efectivamente en la Biblia hebrea la expresión "Bnei haElohim" es usada varias veces como perífrasis para referirse a los ángeles, como en Job 1:6; 2:1, y de acuerdo con esto la Septuaginta traduce esta expresión, tanto en estos pasajes como en Génesis, como “Ángeles”. En la traducción del libro pseudoepigráfico de Enoch los Néfilim no son los ángeles caídos, sino gigantes violentos (nafal también puede significar: "hacer caer", "derribadores"), frutos de la unión de aquellos "ángeles caídos" con hembras humanas. La expresión "Hijo del hombre" es usada en la Biblia hebrea como perífrasis de "ser humano" (1 Samuel 15:28; Job 16:21; 25:6; 35:8; Salmo 8:4; 144:3; 146:4; Jeremías 50:40; Ezequiel 2-48; Daniel 7:13, etc.). Así, las "hijas de los hombres" (bat haAdam) estarían en contraste con los "hijos del dios". Flavio Josefo refiere a esta tradición en su libro III, 1:
"Muchos ángeles de Dios convivieron con mujeres y engendraron hijos injuriosos que despreciaban el bien, confiados en sus propias fuerzas; porque según la tradición estos hombres cometían actos similares a los de aquellos que los griegos llaman gigantes".
Algunos creen que pasajes como 1 Pedro 3:19, 20 y Judas 6 también se refieren a estos ángeles caídos, incluso que serían citas del libro de Enoch:
“En el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua”.
“Y a los ángeles que no guardaron su dignidad, sino que abandonaron su propia morada, los ha guardado bajo oscuridad, en prisiones eternas, para el juicio del gran día; como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales DE LA MISMA FORMA QUE AQUELLOS, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza...”.
Según otra interpretación, los nefilim serían solamente una raza de gigantes sin relación alguna con los "Hijos de Dios" de Génesis 6:4. Incluso posteriormente en lengua aramea, el término Nephila pasó a referirse a la constelación de Orión por su parecido a un gigante guerrero. El texto de Génesis 6:4 presenta una lectura tal que permite suponer que se trata de tipos distintos de personas y que los gigantes existían aún antes de que los "Bnei haElohim" se unieran a las "hijas de los hombres":
"Había gigantes en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Dios a las hijas de los hombres".
En la tradición judaica posterior, la expresión "hijos del dios" sería una perífrasis para referirse a los hombres justos que se corrompieron al unirse a las mujeres del linaje de Caín, o incluso se referiría a reyes o gobernantes que como magistrados habían actuado con arrogantes atribuciones de modo abusivo. Tanto en el ámbito judío como el cristiano, quienes rechazan la tesis de que se trate del fruto de relaciones sexuales entre hombres y ángeles se basan en que los ángeles son descritos en la Biblia como "espíritus" sin capacidad de reproducción porque no habrían sido creados por ese Dios para tal fin. Comúnmente, los cristianos citan las palabras de Jesús:
"Erráis ignorando las Escrituras y el poder de Dios. Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en casamiento, sino que serán como los ángeles de Dios en el cielo."
Pero la Biblia hebrea sí refiere casos en los que ángeles se materializaron en ocasiones y hasta tuvieron funciones biológicas corporales, comieron y bebieron con los seres humanos. (Génesis 18:8).
Igualmente, los gigantes son nombrados en otros textos considerados apócrifos, tales como:
El diluvio universal, y como consecuencia la destrucción de toda la humanidad, fue provocada por estos seres -Libro Enoch capítulo 10:1-9-, que no habrían sido creados según los planes de Dios -Libro Enoch capítulo 10:15-16 7.cp15-, no tienen capacidad espiritual y por tanto no tienen resurrección.2 Similarmente se trata, según otras versiones, de la descendencia de los ángeles caídos y las hijas de Caín, de donde surgió esta raza con el fin de sabotear los planes de Dios, cruzándose y contaminando la descendencia de Adán (Ne-phil'-im, significa derribadores). La palabra Refaim se interpreta también como fallecido o muerto.
Además del Génesis, el término vuelve a utilizarse para designar a una raza de gigantes en:
En la Biblia sólo un mal informe deliberadamente exagerado compara a los habitantes de Canaan a nefilim. (Números 13:33). En la Septuaginta, los Anakim (anaquitas), Refaim(refaitas), Gibborim, Zamzummim, Joel y Emim (emitas) son todos patronimios que, por ser referidos a pueblos de gran talla, se traducen por "gigantes".
Se habla de ellos como de una antigua tribu cananea,3 que vivía en las colinas de Judá y en la llanura filistea (Hebrón, Debir, Anab, Gaza, Gath, Ashdod).4
Habitantes originales de Canaán, ocupaban el Líbano y el área del Monte Hermón, se separaron al norte de la costa de Siria y Transjordania donde construyeron una cadena de ciudades fortificadas. Vivían en la región que más tarde ocuparon los moabitas y los amonitas, los primeros les llamaron emitas, y los segundos les llamaban zomzomeos.
En la época patriarcal, el rey Quedorlaomer y sus aliados los subyugaron cuando invadieron Transjordania.5 En la parte occidental de Palestina, se aliaron y entrecruzaron con los Caftorim, que habían venido desde Creta y se establecieron en las áreas costeras, siendo conocidos como filisteos y fenicios. En el relato bíblico en el que "Israel derrota a Og rey de Basán", se señala que luego de la campaña por diferentes territorios,
Porque únicamente Og rey de Basán había quedado del resto de los gigantes. Su cama, una cama de hierro, ¿no está en Rabá de los hijos de Amón? La longitud de ella es de 9 codos, y su anchura de 4 codos, según el codo de un hombre.
El filisteo Goliat habría sido refaíta y medía seis codos y un palmo de estatura (cerca 2,9 m), su hermano fue un gigante que se llamaba Lahmi ("de pan" o bien "de Lahmu").6
El nombre (anak = gigante) se explica en el Midrash con una indicación de que llevaban cadenas al cuello.7 Anac era hijo de un refaíta, probablemente hijo de Arba, y sus hijos fueron Sesai, Aiman y Talmai, cabezas de los clanes arameos.8 Estos nombres parecen ser arameos, pero su significado no es claro. Los anakim fueron vencidos por Caleb.9
Cuando Yahveh da la tierra de Moab a los hijos de Lot, se dice que esa tierra había sido habitada por los emitas, "pueblo grande, numeroso y corpulento como los anaquitas" en aquellos tiempos.
El filósofo judío helenístico Filón de Alejandría siguió a los Setenta al comentar sobre el pasaje de Génesis 6:410
El judío Trifón se opuso a la idea de que los ángeles podían casarse.11 El rabino Shimon bar Yojai maldijo a todos los judíos que dicen que los "hijos del dios" eran ángeles. Según la visión judía tradicional, los nefilim antes del diluvio y después del mismo fueron hombres. Esta era la opinión también de Rashi y Najmánides. Aun así, sectores más bien seculares dentro del judaísmo admiten el origen politeísta de relatos reflejados en el Génesis:
La Enciclopedia Judaica castellana define el término nefilim como: “Nefilim, ángeles caídos, identificados con los gigantes que eran progenie de los hijos del dios y de mujeres terrestres (Gen. 6:1-4). Según el Talmud, el nombre nefilim proviene de nafal (caer). Los apócrifos y seudoepígrafes, particularmente Enoc y Jubileos, contienen muchos detalles sobre los nefilim e indican como nombres de sus jefes Azazel, Semiasa y Satanael. Son maestros en magia negra, que enseñan a las mujeres y tratan de seducirlas. También son hábiles artífices”.12
Esta misma enciclopedia también aplica el concepto de “Ángeles” en Génesis 6:4 como: “Hijos de Dios (Gen. 6, 4)... Las menciones más antiguas que el Pentateuco hace de los ángeles son sin duda restos de relatos de una época politeísta. Así, la unión de los hijos del dios con las hijas de los hombres en el Génesis.13
El Libro de Enoc forma parte del canon de la Iglesia ortodoxa etíope. En el libro, al hacer referencia a los Grigori (los padres de los nefilim según el Libro de Enoc), los describe como ángeles, y no como descendientes del linaje de Set, aunque hay controversia en este punto. También se ha dicho que uno de los propósitos del dios al inundar la Tierra en tiempos de Noé (historia del diluvio universal) fue deshacerse de los nefilim. Filón de Alejandría y Flavio Josefo aceptaron estas ideas.
La referencia bíblica acerca de Noé: "perfecto en sus generaciones" hace referencia al no contenido nefilim en su linaje (o sea 100% humano descendiente de Adán); de lo cual se infiere que, según el texto de Génesis, que no habría "hibridación" Nefilim en Noé y este sería 100% humano. Los manuscritos de la Septuaginta son problemáticos.
Referente a la Iglesia Ortodoxa Etíope, explica que Génesis 6:1 alude a ciertos seres humanos, del linaje de Set (tercer hijo de Adán y Eva posterior al Caín asesino de Abel y luego de muerto éste, para continuar el linaje Humano hasta Noé), e interpreta el escrito Deuteronomio 14:1 Hijos sois de Yahwéh vuestro Dios; no os sajaréis, ni os raparéis a causa de muerto, como un texto que haría referencia a ellos. Según su interpretación, estos hombres habían comenzado a sentir intereses carnales, de modo que tomaron como esposas a las hijas de los hombres, las descendientes de Caín. Esto se señala, sin lugar a dudas, en la mayoría de las versiones ortodoxas de Enoch y los Aniversarios, pero también es el punto de vista presentado por textos no bíblicos más antiguos, especialmente el Segundo Libro de Adán y la Víspera.
Eusebio de Cesarea,14 Justino mártir,15 Clemente de Alejandría, Orígenes, Tertuliano, Ireneo de Lyon y Atenágoras de Atenas identifican los "hijos del dios" con ángeles.
Sexto Julio Africano (c. 160 - c. 240) condena la opinión de que los "hijos del dios" eran ángeles, y san Agustín de Hipona, en su libro La ciudad de Dios, dio la interpretación que se sigue desde entonces en la Iglesia católica, que enseña que la expresión "hijos del dios" en la Biblia debe utilizarse sólo para referirse a los descendientes de Set, llamados así por su amor al dios judeocristiano, mientras que los que se unieron con los gigantes serían ángeles caídos, es decir, demonios. Julio Africano y Agustín para apoyarse citan a Mateo e interpretan una frase de Jesús que dice que "los Ángeles no se casan".
La erudición moderna dentro del catolicismo se inclina por la tesis de los primeros:
La nota de la Biblia de Jünemann dice: “b. Ángeles inferiores, antropomorfos. c. Aquellas hijas superiores eran de belleza sobrehumana; de modo que aquellos semi ángeles, prevaricando, decayeron de su estado, eligiendo cada cual para sí la más bella; enlace del que nació la segunda raza de gigantes y héroes; aquellos superhombres de que está llena la tradición antigua”.
El comentario de la Santa Biblia de Martín Nieto dice al pie de página en Génesis 6:1-8: “La promiscuidad de misteriosos seres celestes con las hijas de los hombres denota el alto grado de corrupción alcanzado por la humanidad. Es verosímil que el autor sagrado haya querido dejar constancia, en estas líneas, de un intento de la raza humana por conseguir una raza superior (¿gigantes, héroes, semidioses?). Tales pretensiones trastocan el orden de la creación, provocando una ruptura profunda entre el dios y los hombres”.
La nota de la Biblia “El libro del Pueblo de Dios”, declara: “1-4. EI relato bíblico retoma una leyenda popular, que habla de unos seres sobrehumanos llamados "gigantes". Antiguamente se creía que esos gigantes habían existido alguna vez sobre la tierra, y su origen se explicaba por la unión de seres celestiales (los "hijos del dios") con mujeres terrenas (las "hijas de los hombres"). Sin pronunciarse sobre la realidad histórica de este relato mitológico, el autor inspirado se vale de él para ilustrar -como podría hacerlo una parábola- la corrupción creciente de la humanidad. Esta intención aparece de manera explícita en los versículos siguientes (5-6), que expresan el pesar del dios judeocristiano por la incontenible expansión del pecado en el mundo”.
Otros prefieren explicar este pasaje como el recuerdo de excesos cometidos por reyes y magistrados de la Antigüedad. La nota de la Biblia de Nuestro Pueblo dice: “Como si se tratara de una interrupción en la lista de descendientes de Adán, nos encontramos con este relato elaborado sobre una antigua creencia en una raza especial de gigantes que, según la leyenda, provienen de la unión de los «seres celestiales», hijos del dios, con las hijas de los seres humanos. El análisis crítico de la historia que desarrollan estos capítulos enfoca ahora los comportamientos negativos de los humanos que han traído como consecuencia la aparición del mal en el mundo. Este relato, patrimonio cultural de algunos pueblos antiguos vecinos de Israel, sirve al redactor para describir otro flagelo que sufrió el pueblo, los hijos de la prostitución sagrada, práctica muy común en todo este territorio del Cercano Oriente. Los descendientes de estas uniones reclamaban unos privilegios especiales que por supuesto no tenían, pero que ellos hacían valer como legítimos, lo cual traía como consecuencia más opresión y empobrecimiento al pueblo. Este relato también puede reflejar el recuerdo doloroso de las injusticias cometidas por la familia real. Recuérdese que el rey era tenido como el «hijo de dios»; podemos suponer que sus hijos reclamaban muchos privilegios que representaban una pesada carga para el pueblo, otra actitud totalmente contraria al plan divino de justicia y de igualdad”.19
Las Iglesias protestantes están divididas respecto a estas tesis. En cuanto a la diversidad de pareceres, la nota de la Biblia Reina Valera de 1995 dice: “a 6.2 Los hijos del dios: Algunos intérpretes consideran que se trata de seres divinos o celestiales (ver Job_1:6; Job_2:1; Job_38:7; Sal_29:1; Sal_89:7); otros piensan que son hijos de la línea piadosa de Set, o de las familias gobernantes (cf. Sal_82:6). La primera interpretación toma en cuenta una creencia común entre los pueblos de la región, acerca de una raza de gigantes que habrían nacido de la unión antinatural de seres sobrenaturales con mujeres. Aunque el relato bíblico contiene aspectos oscuros, su intención es afirmar una vez más la incontenible expansión del pecado en el mundo y la corrupción creciente del género humano. Véanse 1Pe_3:20 nota m; Jud_1:6 n”.20
En efecto, algunos biblistas y estudiosos se suscriben a lo propuesto por Julio Africano, por ejemplo, la nota de la Biblia de las Américas dice: “Hijos del dios. Algunos sugieren que esta expresión se refiere a seres angélicos (cp. Job 1:6; 2:1; 38:7; Sal 89:7) y que Judas 6 se refiere a este suceso, así como 1 P 3:19–20 y 2 P 2:4. Pero si los ángeles no se casan, como declara Jesús (Mt 22:29, 30), sería difícil que aquí hijos del dios se refiere a ángeles. Algunos consideran que los hijos del dios son los hijos de Set, y que las hijas de los hombres son las hijas de Caín. Así que la diferencia entre los del dios y de los hombres es una de piedad y rectitud y no de ser superhumanos o humanos”.21
Por otro lado hay eruditos que se adscriben a la tradición registrada en el libro de Enoc, Justino y Eusebio. Por ejemplo, la nota de la Biblia “Dios Habla Hoy” dice: “a 6.2 Los hijos del dios: es decir, los seres divinos o celestiales como los mencionados en Job_1:6; Job_2:1; Job_38:7; Sal_29:1; Sal_89:7. Con toda probabilidad este pasaje recoge una tradición muy antigua, que los israelitas tenían en común con otros pueblos vecinos, y que se refería a una legendaria raza de gigantes. Según esa tradición, aquellos gigantes habían nacido de la unión antinatural de unos seres sobrenaturales, llamados aquí hijos del dios, con mujeres. Aunque el relato bíblico contiene muchos aspectos oscuros, su intención, en este contexto, es afirmar una vez más la incontenible expansión del pecado en el mundo y la corrupción creciente del género humano. Véanse 1Pe_3:20 nota m; Jud_1:6 n”.
La misma Versión de la Biblia dice en el comentario de 1 Pedro 3:20 y Judas 1:6: “m 3.20 Una tradición judía refería el texto de Gén_6:1-4 a los ángeles que se pervirtieron desobedeciendo al dios judeocristiano. Siguiendo el orden del relato en Gn, Pedro relaciona este episodio con el diluvio”. “h 6 2Pe_2:4. Probable alusión a Gén_6:1-4. En el libro de Henoc (véase Jud_1:14-15 n.) se escribe detalladamente sobre el castigo de los ángeles a los cuales parece referirse el citado pasaje (cf. Gén_6:2)”.22
El Mormonismo o "Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días" (LDS, mormones) creen que los "hijos de los dioses" (bnei Elohim) fueron humanos. Los hijos de Noé por su justicia fueron llamados "hijos del dios" y tuvieron descendencia. A diferencia del texto masorético y la Septuaginta no serían los "Hijos del dios" quienes se desposaron con las "hijas de los hombres", sino que las hijas de los "hijos del dios", siendo bellas, se desposaron con los "hijos de los hombres", llamados así porque no escuchaban al dios judeocristiano y lo habían rechazado. De estas uniones no aprobadas por ese dios nacieron los varones de renombre, no gigantes, de la antigüedad:
"13 Y a Noé y sus hijos escucharon al Señor, y obedecieron, y se les llamó los hijos del dios.
"14 Y cuando estos hombres empezaron a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, los hijos de los hombres vieron que estas hijas eran bellas, y tomaron para sí esposas, según su elección.
"15 Y el Señor dijo a Noé: La hijas de tus hijos se han vendido; por lo que, he aquí, mi ira está encendida en contra de los hijos de los hombres, porque no quieren escuchar mi voz".23
Por su lado, los Testigos de Jehová sostienen que los nefilim sí eran gigantes violentos, que eran hijos de ángeles rebeldes y mujeres. Interpretan, al igual que la Septuaginta, que "Bnei Elohim" solo es una perífrasis para referirse a los ángeles.
Tito Flavio Josefo, también conocido por su nombre hebreo José ben Matityahu o Josefo ben Matityahu (n. 37-38 – Roma, 101), fue un historiador judío fariseo, descendiente de familia de sacerdotes. Hombre de acción, estadista y diplomático, fue uno de los caudillos de la rebelión de los judíos contra los romanos. Apresado y trasladado a Roma, llegó a ser favorito de la familia imperial Flavia. En Roma escribió, en griego, sus obras más conocidas: La guerra de los judíos, Antigüedades judías y Contra Apión. Fue considerado como un traidor a la causa judía y odiado por los judíos.1 Su obra fue preservada por los romanos y los cristianos.
Biografía[editar]
Pensamiento[editar]
Obra[editar]
Traducción alemana temprana del De bello Iudaico (1554).
La guerra de los judíos[editar]Pensamiento[editar]
Obra[editar]

Antigüedades judías
Contra Apión[editar]
Testimonio flaviano[editar]
Artículo principal: Testimonio flaviano
Ant., XX, ix, 1
- La liderada por filólogos como el bibliotecario de formación flamenca Benito Arias Montano, que con una fuerte base filológica defendían la continuidad del edificio rectangular que Herodes construyó sobre el solar del Templo de Salomón en el monte Moriá.
- La liderada por religiosos como el arquitecto cordobés Juan Bautista Villalpando, que defendían la descripción de la Biblia del templo cuadrado que el profeta Ezequiel soñó que se construiría sobre las ruinas del salomónico.
- Reacción aticizante a la koiné.
- Atención al ordo verborum.
- Evita el hiato.
- Preferencia por expresiones clásicas.
- Hay discursos de diferentes extensiones: ora muy breves ora largos.
- Describe caracteres.
- ↑ Nieto, P. Gustavo: Flavio Josefo, el hombre y el historiador
- ↑ ^ "In the sixteenth century the authenticity of the text [Testimonium Flavianum] was publicly challenged, launching a controversy that has still not been resolved today", in Alice Whealey, Josephus on Jesus: The Testimonium Flavianum Controversy from Late Antiquity to Modern Times (Peter Lang Publishing; 2003). ISBN 978-0-8204-5241-8
- ↑ Josefo, Flavio (trad.: Vara Donado, José) (2002). Antigüedades judías, libros XII-XX. Madrid: Akal. p. 1234. ISBN 84-460-0781-9.
- El contenido de este artículo incorpora material de una entrada de la Enciclopedia Libre Universal, publicada en español bajo la licencia Creative Commons Compartir-Igual 3.0.
- Flavio Josefo. La guerra de los judíos. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-1885-9.
- Volumen I: Libros I–III. 1997. ISBN 978-84-249-1886-6.
- Volumen II: Libros IV–VII. 1999. ISBN 978-84-249-1998-6.
- – (1994). Autobiografía; Sobre la antigüedad de los judíos (Contra Apión). Traducción y notas de M. Rodríguez de Sepúlveda. Introducción general de L. García Iglesias. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-1636-7.
- – (1987). Autobiografía; Sobre la antigüedad de los judíos (Contra Apión). Traducción, introducción y notas de Mª Victoria Spottorno Díaz-Caro para Autobiografía y de José Ramón Busto Saiz para Sobre la antigüedad de los judíos (Contra Apión). Madrid: Editorial Alianza. ISBN 978-84-206-6014-1.
- Vidal-Naquet, Pierre (1990). Ensayos de historiografía. La historiografía griega bajo el Imperio romano: Flavio Arriano y Flavio Josefo. Madrid: Alianza Editorial. ISBN 84-206-2624-4.
- Mireille Hadas-Lebel (2009). Flavio Josefo. El judío de Roma. Herder. ISBN 978-84-254-2625-4.
Antíoco IV Epífanes | ||
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Rey seléucida | ||
![]()
Monedas de Antíoco IV. En otro lado se puede ver aApolo. La inscripción dice ΑΝΤΙΟΧΟΥ ΘΕΟΥ ΕΠΙΦΑΝΟΥ ΝΙΚΗΦΟΡΟΥ (Antíoco, imagen de Dios, portador de la victoria).
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Información personal | ||
Reinado | 175 - 164 a. C. | |
Nacimiento | hacia 215 a. C. | |
Fallecimiento | 164 a. C. | |
Predecesor | Seleuco IV Filopátor | |
Sucesor | Antíoco V Eupátor | |
Familia | ||
Dinastía | Seléucida | |
Padre | Antíoco III Megas | |
Madre | Laodice III | |
Consorte | Laodice IV | |
Descendencia | Antíoco V Eupátor Laodice VI Alejandro Balas Antióquida | |
Ezequiel 3:27
Ezequiel 3 - Biblia de nuestro Pueblo
El atalaya de Israel
El profeta mudo
Flavio Josefo (en griego antiguo Ἰώσηπος, Iốsēpos, en hebreo יוסף בן מתתיהו) nació alrededor del año 37 en el seno de una familia sacerdotal de Judea ligada a la monarquía de los asmoneos. Su nombre originario era Yosef ben Mattityahu o Yossef bar Mattityahu, es decir, José hijo de Matías, aunque cuando el emperador Vespasiano hizo de él un ciudadano romano, lo latinizó asociándolo a la familia del bienhechor que lo liberó tras hacerle prisionero, como Tito Flavio Josefo (Titus Flavius Iosephus). En los siglos XVI y XVIII se impuso la modalidad ortográfica de «Josefo» para distinguirlo de los santos llamados José, aunque los ingleses lo citan por su nombre latino «Josephus».
Ya desde pequeño se caracterizó por su buena memoria y su facilidad de aprendizaje, lo que le permitió desarrollar sus dotes intelectuales. En el año 64 se trasladaría a Roma para conseguir de Nerón la liberación de algunos sacerdotes judíos amigos suyos capturados durante las revueltas judías contra los romanos, causa por la que es procesado y encarcelado. Sin embargo, pronto es liberado gracias al apoyo de Popea Sabina, esposa del emperador.
Tras su vuelta a Jerusalén, en el año 66 estalló la Gran Revuelta Judía. Fue designado por el Sanedrín de Jerusalén como comandante en jefe de Galilea, organizando su administración y defensa. Capituló en el verano del año 67, tras seis semanas defendiendo la casi inexpugnable fortaleza de Jotapata. La mayoría de sus compatriotas fueron asesinados y Josefo fue capturado y llevado ante la presencia del por entonces general Vespasiano. Ante él hizo muestras de su gran formación y predijo que pronto sería emperador, lo que le llevó a ganarse el perdón cuando se cumplió la predicción. Así, Josefo pasó a llamarse Flavio Josefo, siendo liberado en el año 69.2
Josefo se unió al séquito de Tito, hijo de Vespasiano, en el año 70 en su marcha hacia Judea, siendo testigo ocular de la destrucción de Jerusalén y del Segundo templo y participando como mediador entre ambas partes.
En el año 71 viaja a Roma y, por orden del emperador, se le otorga una pensión, la ciudadanía romana bajo el nombre de Tito Flavio y una casa que fue residencia del mismo Vespasiano. Será aquí donde desarrollará su trabajo literario e histórico. Murió durante el mandato de Trajano (probablemente en 101).
Flavio Josefo no busca la asimilación del mundo hebreo al grecorromano, sino el reconocimiento de su dignidad.
Sobre su método nos dice: «…yo creo que si lo que interesa es extraer la verdadera interpretación de los hechos a partir de los hechos mismos, y no seguir vanas opiniones, lo adecuado es todo lo contrario [no despreciar los testimonios de los pueblos no griegos]» (Antigüedades judías, 6). El autor consideraba que la audacia es una fuerza fundamental en los acontecimientos históricos, por ejemplo: «… no consiguieron lo que habían planeado contra mí, pues yo les había salido al paso con una estratagema mejor» (Autobiografía, LV).
A pesar de creer en la potencia de la Fortuna, no es supersticioso: «y ridiculizaba lo absurdo de la acusación de brujería, señalando que si los romanos pudiesen vencer a sus enemigos mediante hechiceros, no mantendrían tantos miles de soldados» (Autob., XXI).
Escribió los siguientes libros en griego:
Su primera obra escrita en Roma fue un relato de la guerra judía, dirigida a ciertos "bárbaros superiores" -normalmente considerados como la comunidad judía de Mesopotamia- en su "lengua paterna" (Guerra I.3), posiblemente el idioma era arameo occidental. En el 78 d.C. terminó la obra en siete volúmenes en griego, conocida como "Guerra judía" (en latín Bellum Judaicum o "De Bello Judaico"). Comienza con los hechos del período de los Macabeos y concluye con los relatos de la caída de Jerusalén y la caída sucesiva de las fortalezas de Herodión, Maqueronte y Masada y las posteriores celebraciones romanas de victoria en Roma, las operaciones de limpieza, y el levantamiento contra el imperio en Cirene. Junto con el relato de algunos de esos mismos eventos en su autobiografía "Vida", también en ella proporciona al lector una visión general de la parte de Josefo en los acontecimientos desde su regreso a Jerusalén después de una breve visita a Roma a principios de los años 60 (Vida 13-17).
A raíz de la supresión de la revuelta judía, Josefo habría presenciado las marchas de las legiones triunfantes de Tito dirigiendo a sus cautivos judíos y llevando los tesoros del Templo despojado de Jerusalén. Fue en este contexto que Josefo escribió su Guerra, alegando estar en contra de las cuentas antijudías. Él discute la demanda de que los judíos sirvieran a un dios derrotado, y que eran naturalmente hostiles a la civilización romana. Más bien, culpa de la guerra judía a lo que él llama "fanáticos no representativos y excesivamente celosos" entre los judíos, que llevaron a las masas lejos de sus líderes aristocráticos tradicionales (como él), con resultados desastrosos. Josefo también culpa a algunos gobernadores romanos de Judea, representándolos como administradores atípicamente corruptos e incompetentes. Según Josefo, el judío tradicional era, debería ser, y puede ser, un ciudadano leal y amante de la paz. Los judíos pueden e históricamente han aceptado la hegemonía de Roma precisamente porque su fe declara que Dios mismo da a los imperios su poder.
El siguiente trabajo de Josefo en veintiún volúmenes fue "Antigüedades de los judíos", completado durante el último año del reinado del emperador Flavio Domiciano (entre 1.9.93 y 14.3.94, véase AJ X.267). Al exponer la historia, la ley y las costumbres de los judíos, estaba entrando en muchos debates filosóficos de actualidad en la Roma de esa época. Una vez más, ofrece una apología de la antigüedad y el significado universal del pueblo judío. Josefo afirma estar escribiendo esta historia porque "vio que otros pervirtieron la verdad de esas acciones en sus escritos", siendo esos escritos sobre la historia de los judíos. En cuanto a algunas de sus fuentes para el proyecto, Josefo dice que él dibujó e "interpretó de las Escrituras Hebreas" y que era un testigo ocular de la guerra entre los judíos y los romanos, que había contado anteriormente en las guerras judías.
Describe la historia judía comenzando con la Creación, tal como se transmite a través de la tradición histórica judía. Asegura que Abraham enseñó ciencia a los egipcios, quienes, a su vez, enseñaron a los griegos. Moisés estableció una aristocracia senatorial sacerdotal, que, como la de Roma, resistió a la monarquía. Presenta a las grandes figuras del Tanaj como filósofos ideales. E incluye un apéndice autobiográfico defendiendo su conducta al final de la guerra cuando cooperó con las fuerzas romanas.
Louis H. Feldman esboza la diferencia entre llamar a esta obra Antigüedades de los judíos en lugar de la Historia de los judíos. Aunque Josefo dice que describe los acontecimientos contenidos en las Antigüedades "en el orden del tiempo que les pertenece", Feldman argumenta que Josefo "tenía la intención de organizar [su] material sistemáticamente en lugar de cronológicamente" y tenía un alcance que " Politiza a las instituciones políticas, a la vida religiosa y a la vida privada".
"Contra Apión" es una defensa en dos volúmenes del judaísmo como religión clásica y filosófica, haciendo hincapié en su antigüedad, en contraposición a lo que Josefo afirmaba que era la tradición relativamente más reciente de los griegos. También se abordan algunas acusaciones antijudaicas atribuidas por Josefo al escritor griego Apion, y los mitos acreditados a Manetón.
Hacia el año 93, escribe Antigüedades judías. En el libro XVIII consta una mención a Jesús de Nazaret que ha recibido el nombre de Testimonio flaviano, cuya veracidad sigue siendo motivo de controversia actualmente.3
En el libro XX, escribe también acerca del «hermano del llamado Jesucristo, de nombre Santiago»:4
Ananías era un saduceo sin alma. Convocó astutamente al Sanedrín en el momento propicio. El procurador Festo había fallecido. El sucesor, Albino, todavía no había tomado posesión. Hizo que el sanedrín juzgase a Santiago, hermano de Jesús, quien era llamado Cristo, y a algunos otros. Los acusó de haber transgredido la ley y los entregó para que fueran apedreados.
En el mismo libro de Antigüedades judías, menciona la muerte de Juan el Bautista por orden de Herodes Antipas (Ant., XVIII, v, 2).
En el libro sexto de La guerra de los judíos se encuentra una completa descripción del famoso Templo de Salomón, que junto con la de la Mishná y la Biblia ha servido de controversia a lo largo de la historia para debatir sobre el tamaño y la forma del edificio. Especialmente en el Renacimiento dividió a los estudiosos en dos tendencias:
Es muy probable que el Monasterio de El Escorial, la obra cumbre del católico Felipe II, esté basado en las descripciones de Josefo, dentro de la línea historicista del hebraísta Benito Arias Montano.
Durante la Edad Media, en toda Europa, Josefo fue un autor muy leído. Su obra reviste una importancia de primer orden para la historia del pueblo hebreo y aclara algunos hechos históricos importantes, como el asedio y destrucción de Masada en el año 74. También realiza descripciones de las sectas históricas del antiguo judaísmo: fariseos, saduceos y zelotes y la algo extravagante comunidad de los esenios (uno de cuyos asentamientos fue Qumram). Se encuentran asimismo algunas de las primeras noticias históricas referentes al cristianismo, como el martirio del hermano de Jesús, Santiago, o el sacrificio de Jesús en una cruz, en tiempos de Poncio Pilato, texto que se ha considerado muy deformado por la tradición de copia cristiana, pero que ha sido reconstruido en su forma original con ayuda de copias sirias.
Sobre Flavio Josefo
Antíoco IV Epífanes (en griego antiguo, Αντίοχος Επιφανής, «dios manifestado»)1215 a. C. - 163 a. C.) fue rey de Siria de la dinastía Seléucida desde c. 175 a. C.-164 a. C.
Era hijo de Antíoco III Megas y hermano de Seleuco IV Filopátor. Originalmente fue llamado Mitrídates, pero adoptó el nombre de Antíoco tras su ascensión al trono (o quizás tras la muerte de su hermano mayor, también Antíoco).
Subió al trono tras la muerte de su hermano Seleuco IV Filopátor que gobernó durante poco tiempo antes que él, hasta que su tesorero, Heliodoro, le mató por ambición. Había vivido en Roma según los términos de la paz de Apamea (188 a. C.), pero acababa de ser intercambiado por el hijo y legítimo heredero de Seleuco IV, el futuro Demetrio I Sóter. Antíoco se aprovechó de la situación, y junto con su otro hermano Antíoco, se proclamó rey con el apoyo de Eumenes II de Pérgamo y el hermano de éste, Átalo I. Su hermano Antíoco sería asesinado pocos años después.2
Por su enfrentamiento con Ptolomeo VI, que reclamaba Celesiria, atacó e invadió Egipto, conquistando casi todo el país, con la salvedad de la capital, Alejandría. Llegó a capturar al rey, pero para no alarmar a Roma, decidió reponerlo en el trono, aunque como su marioneta. Sin embargo, los alejandrinos habían elegido al hermano de éste, Ptolomeo VIII Evergetes como rey, y tras su marcha decidieron reinar conjuntamente. Esto le obligó a volver a invadir el país, y así en el 168 a. C. conquistó Chipre con su flota. Cerca de Alejandría se encontró con el cónsul romano Cayo Popilio Lenas, que le instó a abandonar Egipto y Chipre. Cuando Antíoco replicó que debía consultarlo con su consejo, Popilio trazó un círculo en la arena rodeándole y le dijo: «píensalo aquí». Viendo que abandonar el círculo sin haber ordenado la retirada era un desafío a Roma decidió ceder con el fin de evitar una guerra.
A su regreso, organizó una expedición contra Jerusalén, la cual saqueó. Según el Libro de los Macabeos, promulgó varias ordenanzas de tipo religioso: trató de suprimir el culto a Yahveh, prohibió el judaísmo suspendiendo toda clase de manifestación religiosa, mandó que se comieran alimentos considerados impuros y trató de establecer el culto a los dioses griegos. Pero el sacerdote judío Matatías y sus dos hijos llamados Macabeos consiguieron levantar a la población en su contra y lo expulsaron. La fiesta judía de Janucá conmemora este hecho.
Antíoco, en campaña contra el Imperio parto, cosechó algunos éxitos, conquistando Elam y Babilonia. Mientras organizaba una expedición punitiva para retomar Israel personalmente, le sobrevino la muerte causada por una tuberculosis[cita requerida]. Le sucedió su hijo Antíoco V Eupátor.
Su reinado fue la última época de fuerza y esplendor para el Imperio seléucida, que tras su muerte, comenzó un progresivo declive a causa de problemas económicos, sociales y disputas dinásticas que lo conducirían a su desaparición a manos del mismo enemigo que su antecesor -Antioco el grande-, no fue capaz de derrotar: Roma.
tambien En la mitología sumeria, Enlil (también, a veces, Ellil en textos posteriores acadios, hititas o caananitas), era el señor de los cielos y de la tierra,1 adorado por otros pueblos mesopotámicos, como los acadios, babilonios, cananeos y asirios. Aparece citado en el Código de Hammurabi.2
Se han propuesto dos orígenes para el nombre Enlil. Según el primero vendría del sumerio (En es señor y líl es tormenta o viento)3 por lo que su nombre significaría literalmente, "Señor de la tormenta" o "Señor del viento" o "dios del viento". La otra opción, más reciente, indicaría una sumerización de la raíz semita il (Dios),4 la misma que da origen a los términos El y Alá, significando así dios señor. Su nombre se encuentra asociado frecuentemente al término kur, que hacía referencia a montaña y a extranjero. Así, su hogar era el é.kur (casa-montaña) y los adjetivos asociados al dios eran kur.gal (gran montaña) y lugal.a.ma.ru (rey de las tormentas). Todos estos términos parecen indicar que Enlil era un dios del clima. En Mesopotamia, el clima no marcaba la bonanza de las cosechas, ya que éstas dependían del curso de los ríos, sino sólo su desgracia y malogro. Esto explica el carácter irascible y temible de Enlil que sólo se manifiesta en hechos negativos como las grandes tormentas, las inundaciones y los cambios de curso de los ríos. Así, en el mito del Diluvio mesopotámico es Enlil quien abre las compuertas del cielo para acabar con los molestos humanos... asi que mira la realidad. dios dijo el que quiera ver que vea. el que quiera oir qe escuche..
Pero cuando yo te hable, te abriré la boca para que les digas: Esto dice el Señor. El que quiera, que te escuche, y el que no, que lo deje; porque son un pueblo rebelde.
1. Misión del profeta Jr 1; Is 50,4-9 Y me dijo: -Hijo de hombre come lo que tienes ahí; cómete este rollo y vete a hablar a la casa de Israel.
2. Abrí la boca y me dio a comer el rollo,
3. diciéndome: -Hijo de hombre, alimenta tu vientre y sacia tus entrañas con este rollo que te doy. Lo comí y su sabor en la boca era dulce como la miel.
4. Y me dijo: -Hijo de hombre, anda, vete a la casa de Israel y diles mis palabras,
5. porque no se te envía a un pueblo de idioma extraño y de lenguas extranjeras que no comprendes.
6. Por cierto, que si a éstos te enviara te harían caso;
7. en cambio, la casa de Israel no querrá hacerte caso, porque no quieren hacerme caso a mí. Pues toda la casa de Israel son tercos de cabeza y duros de corazón.
8. Mira, hago tu rostro tan duro como el de ellos y tu cabeza terca como la de ellos;
9. como el diamante, más dura que el pedernal hago tu cabeza. No les tengas miedo ni te acobardes ante ellos, aunque sean un pueblo rebelde.
10. Y me dijo: -Hijo de hombre, todas las palabras que yo te diga escúchalas atentamente y apréndelas de memoria.
11. Ahora vete a los deportados, a tus compatriotas, y diles: Esto dice el Señor; te escuchen o no te escuchen.
12. Entonces me arrebató el espíritu y oí a mis espaldas el estruendo de un gran terremoto al elevarse de su sitio la gloria del Señor.
13. Era el revuelo de las alas de los seres vivientes al rozar una con otra, junto con el fragor de las ruedas: el estruendo de un gran terremoto.
14. El espíritu me tomó y me arrebató y marché decidido y enardecido, mientras la mano del Señor me empujaba.
15. Llegué a los deportados de Tel-Abib que vivían a orillas del río Quebar, que es donde ellos vivían, y me quedé allí siete días aturdido en medio de ellos.
16. PRIMERA ACTIVIDAD DEL PROFETA I El profeta como centinela Is 21,6-12; Ez 33,1-7; Am 3,7-8 Al cumplirse los siete días me dirigió la palabra el Señor:
17. -Hijo de hombre, te he puesto de centinela en la casa de Israel. Cuando escuches una palabra de mi boca, les darás la alarma de mi parte.
18. Si yo digo al malvado que es reo de muerte y tú no le das la alarma -es decir, no hablas poniendo en guardia al malvado para que cambie su mala conducta y conserve la vida-, entonces el malvado morirá por su culpa y a ti te pediré cuenta de su sangre.
19. Pero si tú pones en guardia al malvado, y no se convierte de su maldad y de su mala conducta, entonces él morirá por su culpa, pero tú habrás salvado la vida.
20. Y si el justo se aparta de su justicia y comete maldades, pondré una trampa delante de él y morirá; por no haberlo puesto en guardia, él morirá por su pecado y no se tendrán en cuenta las obras justas que hizo; pero a ti te pediré cuenta de su sangre.
21. Si tú, por el contrario, pones en guardia al justo para que no peque, y en efecto no peca, ciertamente conservará la vida por haber estado alerta, y tú habrás salvado la vida.
22. Entonces se apoyó sobre mí la mano del Señor, quien me dijo: -Levántate, sal a la llanura y allí te hablaré.
23. Me levanté y salí a la llanura: allí estaba la gloria del Señor, la gloria que yo había contemplado a orillas del río Quebar, y caí rostro en tierra.
24. Penetró en mí el espíritu y me levantó poniéndome de pie; entonces el Señor me habló así: -Vete y enciérrate dentro de tu casa.
25. Y tú, Hijo de hombre, mira que te pondrán sogas, te amarrarán con ellas y no podrás soltarte.
26. Te pegaré la lengua al paladar, te quedarás mudo y no podrás ser el acusador, porque son un pueblo rebelde.
27. Pero cuando yo te hable, te abriré la boca para que les digas: Esto dice el Señor. El que quiera, que te escuche, y el que no, que lo deje; porque son un pueblo rebelde.
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