¡por qué la iglesia no quiere a la mujer y sataniza la imagen de la prima hermana de maría madre de jesús. sobrina única del rey herodes prima de jesus. maria magdala. ¡
Juan 3:16-17
16 »Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. 17 Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.
Si hay una personalidad BENDITA que las creencias populares han falseado esa es, sin duda, María Magdalena O MARIA MAGDALA. De ella se ha dicho, desde la Edad Media, que fue una prostituta, (arrepentida pero prostituta), y hoy en día está de moda decir que fue la pareja/amante/mujer de Jesucristo.
Tales afirmaciones no tienen base alguna como a continuación se explicará pero antes es preciso analizar un poco la verdad objetiva de quién fue en realidad y qué hizo María Magdalena. Y para ello vamos a usar tanto el sentido común como lo que nos dicen los Evangelios. Para tener una visión más amplia tomaremos desde los canónigos, es decir los aceptados por la iglesia católica (San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan) hasta los apócrifos que no son reconocidos por la iglesia pero que también nos hablan de la vida de Jesús.
¿Dónde nació Santa María de Magdalena?
En primer lugar el mensaje de Jesucristo suponía igualdad entre todos los hombres; ricos y pobres, judíos y gentiles y por supuesto entre hombres y mujeres. Igualmente los milagros que realizaba, las sanaciones y demás incluirían a todos con independencia del sexo. Es decir que por sentido común podemos imaginarnos que JC tenía tantas o mas seguidoras femeninas como seguidores masculinos. Y para comprobarlo leemos en Mateo 27,55

55 Estaban allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole
Y también en Lucas 8, 1-31 Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él, 2 y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, 3 Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes.
Es decir que habían muchas mujeres y que además estas se encargaban de dar la manutención que se precisaba. Hasta aquí todo claro y parece una curiosidad, pero si vamos más allá vemos que en el momento de la Pasión, los hombres, los apóstoles, no aparecen por ninguna parte, los evangelios solo nos hablan de “ellas” de las seguidoras.
¿Quienes exactamente? En esto los evangelistas no se ponen de acuerdo.
San Mateo nos habla de muchas mujeres y cita concretamente a: “María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo” (Mt , 27-56) ; San Marcos habla de algunas mujeres y concreta los nombres de “María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé” (Mc. 15,40); San Lucas de “María Magdalena, Juana, la mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas” (Lc 8 1-3) mientras que San Juan habla de “su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena” (Jn 19-25,27)
Lo que sí que está claro es que entre todas las mujeres los cuatro evangelistas “oficiales”, es decir reconocidos por la iglesia católica, en todos está María Magdalena. ¿Por qué?
Solamente hay una respuesta lógica, porque ella era la más fiel, la mas creyente, la más sincera y comprometida servidora de lo que Jesucristo representaba, tanto que era capaz de aparecer en el momento en que los otros compañeros, en el momento de la Pasión, se retiran. Si a los principales seguidores de J.C. les damos el nombre de apóstoles (que viene del término stolos, “flota” “escuadra” y da la imagen de un movimiento), será justo también dar el nombre de apóstol a esta seguidora de Jesucristo capaz de estar junto a Él en los momentos más duros.
¿Quién era María Magdalena en la vida de Jesús?
Además, de no haber sido un apóstol María Magdalena ¿tendría sentido que la aparición de Jesús resucitado se hiciera a ella? ¿Por qué precisamente a ella y no a esa “otra María” que nos dice San Mateo que estaba sentada delante del sepulcro junto a María Magdalena (Mr. 27-61)? Sencillamente porque María Magdalena era la “capitana” de los seguidores de Cristo. para mi es mas prostituta y ramera la iglesia catolica que se atreve por años atratar a esta heroina como trabajadora sexual, que una secta que solo quiere confundir al ser.
Todo esto parece una simple deducción lógica, pero hay más puntos a favor que refuerzan la idea de María Magdalena como “apóstol” de Jesús. Y es que a principios del siglo XX se descubrieron unos documentos que se consideran el “evangelio de María Magdalena”.
¿Por qué aparecieron tan tarde? Pues porque el cristianismo como movimiento, después de desaparecer su fundador fue un movimiento plural, es decir con diferencias interpretaciones y forma de comunicar el mensaje. Habían diferentes facciones: los que añadían a las enseñanzas judaicas el mensaje de Cristo, y que en consecuencia respetaban mucho de la religión hebrea, los que por el contrario se basaban más en la cultura helenística y en consecuencia se alejaban de las creencias judías, los proto ortodoxos que fueron los que finalmente se impusieron, los gnósticos, etc. Es decir que los inicios del cristianismo fueron varias las tendencias existentes.
Cuando la tendencia triunfante y que da lugar a la Iglesia actual se impone sobre las otras, se empieza a considerar a todas las demás como “herejes” ya que no aceptan el dogma que ellos proponen. En consecuencia el canon de la ortodoxia lleva a intentar desprestigiar, destruir y ocultar todo lo que al mismo no se ajuste. De ahí que hayan evangelios “canónicos” y los otros, los no aceptados por la iglesia, a los que esta intentará decir que son erróneos.
¿Quién era María la hermana de Lázaro en la Biblia?
María Magdalena es la autora intelectual del evangelio que lleva su nombre (no podía ser la autora material pues se supone se escribió en el s. II) y del que se hablará en otro artículo. Luego ella fue una “evangelista” lo cual no es nada de extrañar ya que si a ella se le apareció el resucitado es normal que tenga algo que contar de él. Precisamente el Evangelio de María Magdalena se presenta como un diálogo entre los discípulos y Jesucristo resucitado.
Después, Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y también algunas mujeres que habían sido curadas de malos espíritus y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, esposa de Cusa, intendente de Herodes, Susana y muchas otras, que los ayudaban con sus bienes.
Rezar: Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
La iglesia triunfante actual, fue la de San Pedro. Se observa ya en otros autores la rivalidad entre María Magdalena y él. Así se recoge en el Evangelio apócrifo de Santo Tomas (tomándolo como evangelio neutral), en boca de San Pedro, la frase siguiente:
“que se vaya María de entre nosotros, porque las mujeres no son dignas de vida”
Y en otro momento refiriéndose a una explicación que Jesús da a María Magdalena dice San Pedro:
“¿Pero es que, preguntado el Señor por estas cuestiones, iba a hablar a una mujer ocultamente y en secreto para que todos (la) escucháramos? ¿Acaso iba a querer presentarla como más digna que nosotros?”
Dos personalidades fuertes como la de San Pedro y María Magdalena es normal que chocasen y que sus ideas fueran diferentes.
La iglesia como la conocemos hoy en día otorga un papel pasivo a la mujer, cosa que no ocurría en los primeros tiempos del movimiento pues en una primera fase las comunidades cristianas dirigidas por mujeres tuvieron mucha importancia, tanta que hasta podían celebrar los sacramentos. Así, si en el Concilio de Laodicea (siglo IV) si se dice que las mujeres no pueden ser ordenadas sacerdotes, es que antes sí que lo podían ser, luego vemos como la importancia femenina va perdiendo peso dentro de la iglesia oficial. Aceptar una mujer evangelista hubiera sido contrario a la posición de dominio del hombre que quiere seguir la iglesia, por ello se oculta o matiza la importancia de María Magdalena.
Ahora vayamos a las mentiras sobre ella. Y empecemos por eso de qué fue prostituta. En el Evangelio Mr 16-9, se dice que J.C. expulsó de ella siete demonios y entonces se procedió a hacer la siguiente identidad: siete demonios = pecado importante = sexo = prostitución.
Y ello ¿Por qué? Todo en la vida tiene un razón y este caso no iba a ser menos. La religión judía considera que el hombre es un ser “caído” debido al pecado original; la religión católica considera que es un ser caído por el pecado original pero redimido por la intervención de Jesucristo. La razón del pecado original, el llegar a convencer a Adán por parte de Eva para que tomara del fruto prohibido supone que la mujer es capaz de tener una gran fuerza sobre el hombre, y claro esa “fuerza” la identifican desde los tiempos bíblicos con el sexo, la lujuria. Luego el deseo carnal fue el origen del pecado de ahí todo el rechazo de las religiones de base judía sobre este tema.
Estando así las cosas María Magdalena era un referente estupendo. En primer lugar era mujer (como Eva) y había sido redimida (por Jesucristo el salvador) pero faltaba una pieza a este puzzle: el dar a la persona de María Magdalena un carácter lascivo, y por ello se le añade un pasado de pecado, el de la prostitución.
Tenemos ya una mujer (como Eva), pecadora y lasciva (como Eva) pero ahora ¡redimida! De esta manera María Magdalena era un símbolo para la religión católica. A ello se le unieron relatos que decian (sin fundamento) que había llevado muchos años de su vida recluida en una cueva, haciendo vida penitente y de sacrificio. El añadido de prostituta ya no supone un “insulto” sino un reconocimiento que todo puede ser salvado. De esta manera durante la Edad Media Maria Magdalena fue reverenciada en toda Europa, tuvo fama de milagrera y hasta la reliquia de su cuerpo se afirma que descansa en cuatro lugares diferentes (y ya es un milagro que un cuerpo pueda estar en cuatro sitios a la vez ¿no?)
En cuanto a eso de los “siete demonios” debemos considerar que el numero siete es un número mágico y aparece 99 veces en el nuevo testamento, ello indica que aquello de lo que Nuestro Señor sanó a Magdalena era algo grave. Pero en aquel entonces, un ataque epiléptico o una neurosis se consideraba que el demonio habitaba en el cuerpo, de modo que cualquier enfermo mental era un endemoniado. Es imposible deducir o saber de qué se le sanó a María Magdalena pero la identidad de endemoniada = prostituta, antes expresada, no tiene base sólida.
Otro concepto que ayudó a la propagación de la idea que hubiera sido prostituta es la similitud de su nombre, Magdalena, con un lugar costero llamado Magdala, que fue un centro turístico “helenizado”, vaya lo que hoy llamaríamos un centro de turismo sexual. En principio no hay ninguna razón documentada que nos indique que Magdalena fuera un gentilicio de Magdala, pero en el caso que así lo supusieran los creyentes de la edad media (tiempo en los que corrió la idea de María Magdalena como prostituta) en aquellos tiempos Magdala se llamaba Tariquea, de modo que carecían de base racional para dar la mala fama que dieron a nuestra protagonista.
María Magdalena ha sido identificada a menudo con otras mujeres que aparecen en los evangelios. A partir de los siglos VI y VII, en la Iglesia Latina se tendió a identificar a María Magdalena con la mujer pecadora que, en Galilea, en casa de Simón el fariseo, ungió los pies de Jesús con sus lágrimas (Lc 7,36-50). Por otra parte, algunos vicarios o y escritores eclesiásticos, armonizando los evangelios, habían identificado ya a esta mujer pecadora con María, la hermana de Lázaro, que, en Betania, unge con un perfume la cabeza de Jesús (Jn 12,1-11; Mateo y Marcos, en el pasaje paralelo no dan el nombre de María, sino que dicen que fue una mujer y que la unción ocurrió en casa de Simón el leproso: Mt 26,6-13 y par.). Como consecuencia, debido en buena parte a San Gregorio Magno, en Occidente se extendió la idea de que las tres mujeres eran la misma persona. Sin embargo, los datos evangélicos no sugieren que haya que identificar a María Magdalena con María, la que le unge a Jesús en Betania, pues parece que ésta es la hermana de Lázaro (Jn 12,2-3). Tampoco permiten deducir que sea la misma que la pecadora que según Lc 7,36-49 ungió a Jesús, aunque la identificación es comprensible por el hecho de que San Lucas, inmediatamente después del relato en que Jesús perdona a esta mujer, señala que le asistían algunas mujeres, entre ellas María Magdalena, de la que había expulsado siete demonios (Lc 8,2). Además, Jesús alaba el amor de la mujer pecadora: “Le son perdonados sus muchos pecados, porque ha amado mucho” (Lc 7,47) y también se descubre un gran amor en el encuentro de María con Jesús después de la resurrección (Jn 20,14-18). En todo caso, aun cuando se tratara de la misma mujer, su pasado pecador no es un desdoro. Pedro fue infiel a Jesús y Pablo un perseguidor de los cristianos. Su grandeza no está en su impecabilidad sino en su amor.
Por su papel de relieve en el evangelio fue una figura que recibió especial atención en algunos grupos marginales de la primitiva Iglesia. Son fundamentalmente sectas gnósticas, cuyos escritos recogen revelaciones secretas de Jesús después de la resurrección y recurren a la figura de María para trasmitir sus ideas. Son relatos que no tienen fundamento histórico. Padres de la Iglesia, escritores eclesiásticos y otras obras destacan el papel de María como discípula del Señor y proclamadora del Evangelio. A partir del siglo X surgieron narraciones ficticias que ensalzaban su persona y que se difundieron sobre todo por Francia. Allí nace la leyenda que no tiene ningún fundamento histórico de que la Magdalena, Lázaro y algunos más, cuando se inició la persecución contra los cristianos, fueron de Jerusalén a Marsella y evangelizaron la Provenza. Conforme a esta leyenda, María murió en Aix-en- Provence o Saint Maximin y sus reliquias fueron llevadas a Vézelay.
Tales afirmaciones no tienen base alguna como a continuación se explicará pero antes es preciso analizar un poco la verdad objetiva de quién fue en realidad y qué hizo María Magdalena. Y para ello vamos a usar tanto el sentido común como lo que nos dicen los Evangelios. Para tener una visión más amplia tomaremos desde los canónigos, es decir los aceptados por la iglesia católica (San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan) hasta los apócrifos que no son reconocidos por la iglesia pero que también nos hablan de la vida de Jesús.
¿Dónde nació Santa María de Magdalena?
En primer lugar el mensaje de Jesucristo suponía igualdad entre todos los hombres; ricos y pobres, judíos y gentiles y por supuesto entre hombres y mujeres. Igualmente los milagros que realizaba, las sanaciones y demás incluirían a todos con independencia del sexo. Es decir que por sentido común podemos imaginarnos que JC tenía tantas o mas seguidoras femeninas como seguidores masculinos. Y para comprobarlo leemos en Mateo 27,55

55 Estaban allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole
Y también en Lucas 8, 1-31 Aconteció después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con él, 2 y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios, 3 Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes.
Es decir que habían muchas mujeres y que además estas se encargaban de dar la manutención que se precisaba. Hasta aquí todo claro y parece una curiosidad, pero si vamos más allá vemos que en el momento de la Pasión, los hombres, los apóstoles, no aparecen por ninguna parte, los evangelios solo nos hablan de “ellas” de las seguidoras.
¿Quienes exactamente? En esto los evangelistas no se ponen de acuerdo.
San Mateo nos habla de muchas mujeres y cita concretamente a: “María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo” (Mt , 27-56) ; San Marcos habla de algunas mujeres y concreta los nombres de “María Magdalena, María la madre de Jacobo el menor y de José, y Salomé” (Mc. 15,40); San Lucas de “María Magdalena, Juana, la mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas” (Lc 8 1-3) mientras que San Juan habla de “su madre, y la hermana de su madre, María mujer de Cleofas, y María Magdalena” (Jn 19-25,27)
Lo que sí que está claro es que entre todas las mujeres los cuatro evangelistas “oficiales”, es decir reconocidos por la iglesia católica, en todos está María Magdalena. ¿Por qué?
Solamente hay una respuesta lógica, porque ella era la más fiel, la mas creyente, la más sincera y comprometida servidora de lo que Jesucristo representaba, tanto que era capaz de aparecer en el momento en que los otros compañeros, en el momento de la Pasión, se retiran. Si a los principales seguidores de J.C. les damos el nombre de apóstoles (que viene del término stolos, “flota” “escuadra” y da la imagen de un movimiento), será justo también dar el nombre de apóstol a esta seguidora de Jesucristo capaz de estar junto a Él en los momentos más duros.
¿Quién era María Magdalena en la vida de Jesús?

Todo esto parece una simple deducción lógica, pero hay más puntos a favor que refuerzan la idea de María Magdalena como “apóstol” de Jesús. Y es que a principios del siglo XX se descubrieron unos documentos que se consideran el “evangelio de María Magdalena”.
¿Por qué aparecieron tan tarde? Pues porque el cristianismo como movimiento, después de desaparecer su fundador fue un movimiento plural, es decir con diferencias interpretaciones y forma de comunicar el mensaje. Habían diferentes facciones: los que añadían a las enseñanzas judaicas el mensaje de Cristo, y que en consecuencia respetaban mucho de la religión hebrea, los que por el contrario se basaban más en la cultura helenística y en consecuencia se alejaban de las creencias judías, los proto ortodoxos que fueron los que finalmente se impusieron, los gnósticos, etc. Es decir que los inicios del cristianismo fueron varias las tendencias existentes.
Cuando la tendencia triunfante y que da lugar a la Iglesia actual se impone sobre las otras, se empieza a considerar a todas las demás como “herejes” ya que no aceptan el dogma que ellos proponen. En consecuencia el canon de la ortodoxia lleva a intentar desprestigiar, destruir y ocultar todo lo que al mismo no se ajuste. De ahí que hayan evangelios “canónicos” y los otros, los no aceptados por la iglesia, a los que esta intentará decir que son erróneos.
¿Quién era María la hermana de Lázaro en la Biblia?
Después, Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y también algunas mujeres que habían sido curadas de malos espíritus y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, esposa de Cusa, intendente de Herodes, Susana y muchas otras, que los ayudaban con sus bienes.
Rezar: Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
La iglesia triunfante actual, fue la de San Pedro. Se observa ya en otros autores la rivalidad entre María Magdalena y él. Así se recoge en el Evangelio apócrifo de Santo Tomas (tomándolo como evangelio neutral), en boca de San Pedro, la frase siguiente:
“que se vaya María de entre nosotros, porque las mujeres no son dignas de vida”
Y en otro momento refiriéndose a una explicación que Jesús da a María Magdalena dice San Pedro:
“¿Pero es que, preguntado el Señor por estas cuestiones, iba a hablar a una mujer ocultamente y en secreto para que todos (la) escucháramos? ¿Acaso iba a querer presentarla como más digna que nosotros?”
Dos personalidades fuertes como la de San Pedro y María Magdalena es normal que chocasen y que sus ideas fueran diferentes.

Ahora vayamos a las mentiras sobre ella. Y empecemos por eso de qué fue prostituta. En el Evangelio Mr 16-9, se dice que J.C. expulsó de ella siete demonios y entonces se procedió a hacer la siguiente identidad: siete demonios = pecado importante = sexo = prostitución.
Y ello ¿Por qué? Todo en la vida tiene un razón y este caso no iba a ser menos. La religión judía considera que el hombre es un ser “caído” debido al pecado original; la religión católica considera que es un ser caído por el pecado original pero redimido por la intervención de Jesucristo. La razón del pecado original, el llegar a convencer a Adán por parte de Eva para que tomara del fruto prohibido supone que la mujer es capaz de tener una gran fuerza sobre el hombre, y claro esa “fuerza” la identifican desde los tiempos bíblicos con el sexo, la lujuria. Luego el deseo carnal fue el origen del pecado de ahí todo el rechazo de las religiones de base judía sobre este tema.
Estando así las cosas María Magdalena era un referente estupendo. En primer lugar era mujer (como Eva) y había sido redimida (por Jesucristo el salvador) pero faltaba una pieza a este puzzle: el dar a la persona de María Magdalena un carácter lascivo, y por ello se le añade un pasado de pecado, el de la prostitución.
En cuanto a eso de los “siete demonios” debemos considerar que el numero siete es un número mágico y aparece 99 veces en el nuevo testamento, ello indica que aquello de lo que Nuestro Señor sanó a Magdalena era algo grave. Pero en aquel entonces, un ataque epiléptico o una neurosis se consideraba que el demonio habitaba en el cuerpo, de modo que cualquier enfermo mental era un endemoniado. Es imposible deducir o saber de qué se le sanó a María Magdalena pero la identidad de endemoniada = prostituta, antes expresada, no tiene base sólida.
Otro concepto que ayudó a la propagación de la idea que hubiera sido prostituta es la similitud de su nombre, Magdalena, con un lugar costero llamado Magdala, que fue un centro turístico “helenizado”, vaya lo que hoy llamaríamos un centro de turismo sexual. En principio no hay ninguna razón documentada que nos indique que Magdalena fuera un gentilicio de Magdala, pero en el caso que así lo supusieran los creyentes de la edad media (tiempo en los que corrió la idea de María Magdalena como prostituta) en aquellos tiempos Magdala se llamaba Tariquea, de modo que carecían de base racional para dar la mala fama que dieron a nuestra protagonista.
María Magdalena ha sido identificada a menudo con otras mujeres que aparecen en los evangelios. A partir de los siglos VI y VII, en la Iglesia Latina se tendió a identificar a María Magdalena con la mujer pecadora que, en Galilea, en casa de Simón el fariseo, ungió los pies de Jesús con sus lágrimas (Lc 7,36-50). Por otra parte, algunos vicarios o y escritores eclesiásticos, armonizando los evangelios, habían identificado ya a esta mujer pecadora con María, la hermana de Lázaro, que, en Betania, unge con un perfume la cabeza de Jesús (Jn 12,1-11; Mateo y Marcos, en el pasaje paralelo no dan el nombre de María, sino que dicen que fue una mujer y que la unción ocurrió en casa de Simón el leproso: Mt 26,6-13 y par.). Como consecuencia, debido en buena parte a San Gregorio Magno, en Occidente se extendió la idea de que las tres mujeres eran la misma persona. Sin embargo, los datos evangélicos no sugieren que haya que identificar a María Magdalena con María, la que le unge a Jesús en Betania, pues parece que ésta es la hermana de Lázaro (Jn 12,2-3). Tampoco permiten deducir que sea la misma que la pecadora que según Lc 7,36-49 ungió a Jesús, aunque la identificación es comprensible por el hecho de que San Lucas, inmediatamente después del relato en que Jesús perdona a esta mujer, señala que le asistían algunas mujeres, entre ellas María Magdalena, de la que había expulsado siete demonios (Lc 8,2). Además, Jesús alaba el amor de la mujer pecadora: “Le son perdonados sus muchos pecados, porque ha amado mucho” (Lc 7,47) y también se descubre un gran amor en el encuentro de María con Jesús después de la resurrección (Jn 20,14-18). En todo caso, aun cuando se tratara de la misma mujer, su pasado pecador no es un desdoro. Pedro fue infiel a Jesús y Pablo un perseguidor de los cristianos. Su grandeza no está en su impecabilidad sino en su amor.
La casa Merovingia
El linaje de Cristo se perpetuó en secreto en Francia hasta que en el siglo V, dio un paso osado al emparentarse con sangre real francesa, iniciando un linaje conocido como la Casa Merovingia. Los merovingios fundaron a París. Esa es una de las razones por las que la leyenda del Grial es tan importante en Francia. Muchas de las misiones vaticanas para encontrar el Santo Grial eran en realidad búsquedas encubiertas para erradicar a los miembros de lafamilia real. El rey Dagoberto fue aquel rey de Francia que apuñalaron en el ojo mientras dormía. Finalmente asesinado por el Vaticano y por Pipino de Heristal, que estaban confabulados, a finales del siglo VII. Con el asesinato de Dagoberto la dinastía merovingia casi desaparece. Por suerte, su hijo, Sigeberto, logró escapar secretamente al ataque y perpetuó el linaje, que más tarde incluyó a Godofredo de Bouillon, fundador del Priorato de Sión.
Una hermandad secreta
El Priorato de Sión lo fundó en Jerusalén un rey francés llamado Godofredo de Bouillon, en el año 1099, inmediatamente después de haber conquistado la ciudad. Ese rey tenía en su poder un importante secreto, un secreto que había estado en conocimiento de su familia desde los tiempos de Jesús. Temeroso de que se perdiera a su muerte, fundó una hermandad secreta —el Priorato de Sión— a la que encargó la misión de velar por él transmitiéndolo de generación en generación.
Durante sus años en Jerusalén, el Priorato tuvo conocimiento de una serie de documentos enterrados debajo de las ruinas del templo de Herodes, construido a su vez sobre otras más antiguas, las del templo del rey Salomón. Según creían, esos documentos confirmaban el secreto de Godofredo y eran de una naturaleza tan explosiva que la Iglesia no pararía hasta hacerse con ellos. El Priorato juró que, por más tiempo que les llevara, debían recuperar aquellos papeles y protegerlos para siempre, logrando así que la verdad no se perdiera. Supuestamente, durante siglos, el Santo Grial, cajas que contenían documentos antiguos y unos restos humanos, fue el mayor secreto del Priorato y de su paradero nunca se dejaba constancia escrita.
Por motivos de seguridad, se transmitía oralmente a los nuevos senescales en una ceremonia clandestina. Sin embargo, en cierto momento del siglo pasado, empezaron a surgir rumores de que la política del Priorato había cambiado. Tal vez fuera a causa de las nuevas tecnologías, que permitían interceptar conversaciones, pero al parecer juraron no volver a pronunciar el nombre de aquel lugar sagrado. El moderno Priorato de Sión tiene una misión trascendental con una triple responsabilidad. La hermandad debe proteger los documentos del Sangreal, hacer lo mismo con la tumba de María Magdalena y, por supuesto, debe nutrir y proteger el linaje de Jesús, es decir a los pocos miembros de la dinastía merovingia que han sobrevivido hasta nuestra época. Además debe presentar ante el mundo los miles de documentos antiguos como pruebas científicas que demuestran la falsedad de los testimonios que aparecen en el Nuevo Testamento. Para poder transmitirse el secreto entró en juego la clave de bóveda. Cuando uno de los cuatro miembros más destacados moría, los otros tres escogían de entre los escalafones inferiores a un candidato para ascenderlo a senescal. En vez de decirle dónde se escondía el Grial, le planteaban unas pruebas mediante las que debía demostrar al superarlas o no, si era o no merecedor de aquella dignidad.
Ese tipo de pruebas estaban a la orden del día en las sociedades secretas. Las mejores conocidas eran las de los masones, y con ellas sus miembros ascendían a niveles más altos, si demostraban que eran capaces de guardar un secreto, y practicar una serie de rituales y pruebas de mérito que duraban años. Las pruebas eran cada vez más duras a medida que ascendía y si las superaba, el candidato alcanzaba hasta el grado trigésimo segundo de la masonería. La clave de bóveda era una de esas pruebas. Si el senescal propuesto lograba abrirla, se hacía digno de recibir la información secreta.
Los Grandes Maestres del Priorato tenían también que haber sido prominentes figuras públicas con sensibilidad artística. Buena prueba de ello había quedado demostrado hacía unos años con el descubrimiento, en la Biblioteca Nacional de París, de unos papeles que pasaron a conocerse como Los Dossiers Secrets. No había historiador especializado en los templarios, ni apasionado del Santo Grial, que no los hubiera leído. Catalogados bajo elcódigo 4° lm1 249, los dossieres secretos habían sido autenticados por numerosos especialistas, y confirmaban de manera incontrovertible lo que los historiadores llevaban mucho tiempo sospechando, que entre los Grandes Maestres del Priorato estaban algunos de los personajes más cultivados de la historia como Leonardo da Vinci, Botticelli, Isaac Newton, Víctor Hugo y, más recientemente, Jean Cocteau, el famoso y polifacético escritor parisino. La flor de lis, combinada con las iniciales P. S., es la divisa oficial, el escudo de armas, el emblema de esta hermandad. Se llaman a sí mismos Priorato de Sión. Tienen su sede en Francia y atraen a influyentes miembros de toda Europa. De hecho, son una de las sociedades secretas activas más antiguas del mundo. Leonardo da Vinci presidió el Priorato entre 1510 y 1519 en calidad de Gran Maestre de la hermandad.
Los priores comparten como vínculo fraternal histórico, su fascinación por la iconografía de María Magdalena, a quién llaman la diosa, las deidades femeninas, el paganismo, y su desprecio por la Iglesia. La creencia en la divinidad femenina está muy bien documentada a lo largo de la historia del Priorato. Es más que un culto. Son conocidos por ser los guardianes de un antiguo secreto, que los hizo inmensamente poderosos.
Los caballeros Templarios
El Sancta sanctórum
Se creía que los documentos que buscaba el Priorato estaban enterrados en aquellas ruinas, bajo el Sancta sanctórum o cámara sagrada. Durante casi una década, los nueve caballeros vivieron en aquellas ruinas, excavando en secreto entre los escombros. Al fin habían encontrado lo que estaban buscando. Sacaron el tesoro del templo y regresaron a Europa, donde su influencia pareció acrecentarse de la noche a la mañana. El papa Inocencio II dictó una insólita bula papal por la que se concedía a los caballeros un poder ilimitado y se los declaraba «una ley en sí mismos», un ejército autónomo, independiente de cualquier interferencia de reyes o clérigos, de cualquier forma de poder político o religioso.
Con su recién adquirida carta blanca otorgada por el Vaticano, los templarios se expandieron a una velocidad de vértigo, tanto en número como en peso político, acumulando la propiedad de vastas extensiones de tierra en más de doce países. Empezaron a conceder créditos a casas reales arruinadas y a cobrar intereses, estableciendo de ese modo el precedente de la banca moderna e incrementando aún más su riqueza y su influencia.
El Santo Grial
Durante más de mil años han circulado leyendas sobre este secreto. Toda la serie de documentos que revelan el secreto se conocen con el nombre de Sangreal. Godolfredo de Bouillon ordenó a los templarios recuperar estos documentos del Templo de Salomón para demostrar los vínculos hereditarios de los merovingios con Jesucristo. El Sangreal tiene que ver con la sangre real de Jesús y María Magdalena. La palabra Sangreal ha evolucionado hasta formar un término más moderno, el Santo Grial. Se creía que el Santo Grial era un cáliz y una serie de documentos que revelan un oscuro secreto. Pero los documentos son sólo la mitad del tesoro. Si esos documentos dieron tanto poder a los templarios fue porque descubrían la verdadera naturaleza del Grial.
Siempre se había creído que el Santo Grial era el cáliz en el que Jesús había bebido durante la última cena y con el que, posteriormente, José de Arimatea había recogido la sangre que le brotaba del costado en el momento de la crucifixión. Según el Priorato de Sión, el Santo Grial no es en absoluto un cáliz. Aseguran que la leyenda del Grial, que afirma que se trata de una copa, es de hecho una ingeniosa alegoría. Es decir, que la historia del Grial usa el cáliz como metáfora de algo mucho más poderoso, incluyendo sus referencias simbólicas a la divinidad femenina.
El Santo Grial fue probablemente el tesoro más buscado de la historia de la humanidad. Suscito leyendas, provocó guerras y búsquedas que han durado vidas enteras. ¿No sería absurdo que hubiera sido un cáliz?. De ser así, entonces habría habido otras reliquias que hubieran despertado un interéssimilar y hasta superior, como la corona de espinas, la cruz de la crucifixión, el título o inscripción INRI sobre la cruz, cosa que no ha sucedido, a lo largo de la historia. Se creía que el Grial estaba en algún lugar indeterminado de Inglaterra, enterrado en una cámara oculta, bajo una de las muchas iglesias de la Orden del Temple, y que había estado ahí escondido al menos desde el año 1500.
La época del Gran Maestro Leonardo da Vinci y que el Priorato, para mantener en secreto sus valiosísimos documentos, se había visto obligado a trasladarlos muchas veces. Hoy en día los historiadores plantean que, desde su llegada a Europa procedente de Jerusalén, el Grial había cambiado de sitio en al menos seis ocasiones. La última vez que fue avistado fue en 1447, cuando numerosos testigos oculares describieron un fuego que se declaró y casi destruyó los documentos, antes de que estos fueran trasladados en cuatro enormes arcones, tan pesados que para moverlos hicieron falta dieciséis hombres.
Después de aquello, nadie declaró haber vuelto a ver el Grial. Lo único que persistió fue el rumor ocasional de que estaba escondido en Gran Bretaña, la tierra del rey Arturo y los Caballeros de la Tabla Redonda. Fuera cual fuera la realidad, había dos hechos indiscutibles: Leonardo da Vinci conocía el paradero del Grial y probablemente, en la actualidad, ese lugar seguía siendo el mismo. Por tal motivo, los apasionados del Grial siguieron escrutando la obra pictórica y los diarios de Leonardo con la esperanza de desentrañar alguna pista secreta sobre su actual ubicación. Algunos aseguraron que el fondo montañoso de La Virgen de las rocas se correspondía con la orografía de una serie de colinas cavernosas que se encontraban en Escocia.
En el extraño mundo de los buscadores modernos del Grial, Leonardo da Vinci seguía siendo el mayor enigma por resolver. Su obra artística parecía siempre a punto de revelar un secreto, y sin embargo, lo que fuera que ocultaba permanecía oculto, tal vez bajo una capa de pintura, tal vez codificado a la vista de todos, o tal vez en ningún sitio. Quizá la gran cantidad de atractivas pistas no fuera más que una promesa hueca dejada para frustrar al curioso y provocar esa sonrisa en el rostro de la Mona Lisa. Circulaba el rumor de que el Priorato había jurado volver a trasladar a Francia el Grial, pero no había ninguna prueba histórica que indicara que eso había sucedido. E incluso en el caso de que la hermandad hubiera logrado traer el Santo Grial hasta Francia, el número 24 de la Rué Haxo, junto a unas pistas de tenis, no parecía un lugar lo bastante noble para su definitivo descanso. El Grial simboliza a la diosa perdida. Las leyendas de las búsquedas caballerescas del Grial perdido, eran en realidad historias que explicaban las hazañas para recuperar la divinidad femenina. Los caballeros hablaban en clave para protegerse de una Iglesia que había subyugado a las mujeres, prohibido a la diosa, quemado a los no creyentes y censurado el culto pagano a la divinidad femenina. La historia del Grial está en todas partes, pero oculta. Cuando la Iglesia prohibió hablar de la repudiada María Magdalena, su historia tuvo que empezar a transmitirse por canales más discretos... canales llenos de metáforas y simbolismo. El mundo de las artes. La reproducción de La última cena es un ejemplo perfecto. Algunas de las más destacadas obras pictóricas, literarias y musicales nos hablan secretamente de la historia de María Magdalena y de Jesús.
Las obras de Leonardo da Vinci, de Botticelli, de Poussin, de Bernini, de Mozart, de Víctor Hugo. En todas latía el intento por restaurar el culto a la prohibida divinidad femenina. Leyendas clásicas como las de Sir Gawain y el Caballero Verde, el Rey Arturo o la Bella Durmiente eran alegorías del Grial. El jorobado de Notre Dame, de Víctor Hugo, y La flauta mágica de Mozart estaban llenas de simbología masónica y de secretos. Una vez abrimos los ojos al Santo Grial, lo captamos por todas partes. En pinturas, en piezas musicales, en libros, en los parques temáticos, en las películas más populares y hasta en los dibujos animados.
El papa Clemente V
A principios del siglo XIV, la autorización del Vaticano había permitido que los templarios amasaran tal poder que el papa Clemente V decidió que había que hacer algo. Con la colaboración del rey francés Felipe IV, el Papa ideó un ingenioso plan para neutralizar a los Caballeros de la Orden del Temple y hacerse con sus tesoros, pasando de paso a obtener el control sobre sus secretos. En una maniobra militar digna de la CIA, Clemente envió órdenes selladas a todos sus soldados, distribuidos por todo el territorio europeo, que no debían abrirse hasta el viernes 13 de octubre de 1307. Al amanecer de aquel día, los documentos sellados se abrieron y revelaron su sobrecogedor contenido.
En aquellas cartas, el Papa aseguraba que había tenido una visión de Dios en la que le advertía de que los templarios eran unos herejes, culpables de rendir culto al demonio, de homosexualidad, de ultraje a la cruz, de sodomía y demás comportamientos blasfemos. Y Dios le pedía al Papa que limpiara la tierra, que reuniera a todos los templarios y los torturara hasta que confesaran sus pecados contra Dios. La maquiavélica operación de Clemente funcionó con total precisión.
Aquel mismo día se detuvo a gran número de caballeros de la orden, se les torturó y fueron quemados en la hoguera acusados de herejes. En la culturamoderna aún persistían ecos de aquella tragedia; el viernes trece seguía considerándose día de mala suerte en muchos sitios. La orden de los templarios fue casi destruida durante la Inquisición, la Iglesia acusaba a los templarios de todo tipo de herejías. Inventaban toda clase de cargos contra ellos. Los condenaban por sodomía, por orinarse sobre la cruz, por rendir culto al diablo, la lista era extensa. Y en esa lista se incluía la veneración a falsos ídolos. Especialmente, la Iglesia acusaba a los templarios de celebrar en secreto ritos en los que veneraban una cabeza de piedra... Siguen existiendo, bajo diversas denominaciones.
A pesar de las falsas acusaciones de Clemente, que hizo todo lo posible por aniquilarlos, los templarios tenían poderosos aliados y algunos lograron escapar de las purgas vaticanas. El verdadero objetivo del Papa eran los poderosos documentos que habían hallado y que en apariencia eran su fuente de poder, pero nunca los encontró. Aquellos documentos llevaban ya mucho tiempo en manos de arquitectos clandestinos de los templarios, los miembros del Priorato de Sión, cuyo velo de secretismo los había mantenido a salvo de la masacre vaticana. Pero al ver que la Santa Sede iba cerrando cada vez más el cerco, el Priorato sacó una noche los documentos de la iglesia de París donde los escondían y los llevó a unos barcos templarios anclados en La Rochelle. — ¿Y adonde los llevaron?. La respuesta a ese misterio sólo la tiene el Priorato de Sión. Como esos documentos siguen siendo fuente de constantes investigaciones y especulaciones, se cree que han sido cambiados de sitio varias veces. Hoy en día, las conjeturas apuntan a que se encuentran en algún lugar del Reino Unido.
La Última Cena
Está perfectamente documentado que Leonardo era un ferviente devoto de los antiguos cultos a María Magdalena. Su famoso fresco La última cena, es uno de los más sorprendentes homenajes a la divinidad femenina. Pues hay símbolos ocultos en sitios inimaginables. En La última cena aparecen trece hombres, seis discípulos a la izquierda y seis a la derecha y Jesús en el medio. El discípulo que está sentado en el puesto de honor, a la derecha del Señor es hombre o mujer?.
Al estudiar el rostro y el cuerpo, surge una oleada de desconcierto. Aquella persona tenía una larga cabellera pelirroja, unas delicadas manos entrelazadas y la curva de unos senos. Era, sin duda... una mujer. — ¡Es una mujer! No es un error. Leonardo sabía pintar muy bien y diferenciaba perfectamente entre hombres y mujeres. No podemos apartar la vista de aquella mujer sentada junto a Cristo. «En la última cena se supone que había trece hombres. ¿Quién es entonces esa mujer?» Aunque habíamos visto muchas veces aquella pintura, nunca nos había llamado la atención aquella evidente disonancia. Nadie se fija. Nuestras ideas preconcebidas de esta escena son tan fuertes que nos vendan los ojos y nuestra mente suprime la incongruencia. Es un fenómeno conocido como escotoma. El cerebro lo hace a veces con símbolos poderosos. La mujer a la derecha de Jesús es joven y de aspecto puro, con un rostro discreto, un hermoso pelo rojizo y las manos entrelazadas con gesto sereno, es María Magdalena la mujer capaz de destruir ella sola a la Iglesia. En La última cena prácticamente le está gritando al mundo que Jesús y Magdalena son pareja. —Fíjese en que uno va vestido casi como reflejo perfecto del otro. Las dos figuras del centro de la obra. Las ropas tienen los colores invertidos. Jesús lleva la túnica roja y la capa azul, mientras María Magdalena lleva una túnica azul y una capa roja. «El Yin y el Yang.» —Y si vamos ya a matices más sutiles, vea que Jesús y su esposa aparecen unidos por la cadera e inclinados en direcciones opuestas, como si quisieran crear claramente un espacio negativo entre ellos. La inequívoca forma de la V en el punto focal de la obra. Era el mismo símbolo, del cáliz y del vientre femenino. —Finalmente, si miramos a Jesús y a Magdalena como elementos de la composición más que como personas, veremos una letra del abecedario, ahí, destacada en el centro de la pintura, el trazo de una enorme y perfecta letra M. Los teóricos de las conspiraciones dicen que es la M de matrimonio o de María Magdalena, pero, nadie lo sabe a ciencia cierta.
Otras pinturas con la M.

Hay innumerables obras que contienen esa misma letra oculta de un modo u otro, ya sea en filigranas, en pinturas ocultas debajo de otras o en alusiones compositivas. La más ostentosa, claro, es la que hay grabada en el altar de Nuestra Señora de París, en Londres, diseñada por un anterior Gran Maestre del Priorato de Sión, Jean Cocteau. La M oculta es intrigante, pero nadie la pone como prueba de que Jesús y María Magdalena estaban casados. Aunque ese matrimonio está documentado en la historia. Es más, que Jesús fuera un hombre casado es mucho más lógico. Lo que es raro es la visión bíblica que tenemos de él como soltero. Esto porque Jesús era judío y las pautas sociales durante aquella época prácticamente prohibían que un hombre judío fuera soltero. Según la tradición hebrea, el celibato era censurable y era responsabilidad del padre buscarle una esposa adecuada a sus hijos. Si Jesús no hubiera estado casado, al menos alguno de los evangelios lo habría mencionado o habría ofrecido alguna explicación a aquella soltería excepcional.
Walt Disney
Había dedicado su plácida existencia a trabajar para transmitir la historia del Santo Grial a las futuras generaciones. A lo largo de toda su vida a Disney lo consideraron siempre como «una versión moderna de Leonardo». Los dos se adelantaron mucho a su tiempo, los dos fueron artistas extraordinariamente dotados, miembros de sociedades secretas y notorios bromistas. Al igual que en el caso de Leonardo, a Walt Disney le encantaba incluir mensajes ocultos y símbolos en sus obras. Para el ojo entrenado del experto en simbología ver alguna de las primeras películas de Disney era quedar sepultado bajo un alud de alusiones y metáforas.
La mayor parte de sus mensajes trataban de la religión, de la mitología pagana y de las historias de la diosa sometida. No es casualidad que retomara los cuentos de la Cenicienta, la Bella Durmiente y Blancanieves; en las tres se trata el tema de la encarcelación de la divinidad femenina. Además, a nadie le hace falta saber mucho de simbología para entender que Blancanieves —una princesa que cayó en desgracia tras darle un bocado a una manzana envenenada— representa una clara alusión a la caída de Eva en el Jardín del Edén. Ni que la princesa Aurora de La Bella Durmiente —«Rosa», en nombre clave, y escondida en la espesura del bosque para protegerse de las garras de la bruja malvada, es la historia del Grial contada a los niños. A pesar de su imagen de seriedad corporativa, la factoría Disney ha mantenido siempre ese elemento fresco y desenfadado, y los creadores se divierten incorporando símbolos secretos a sus producciones. La Sirenita, por ejemplo, era un cautivador tapiz de símbolos espirituales relacionados hasta tal punto con la diosa que no podía ser obra del azar. El cuadro que decora el hogar submarino de Ariel no es otro que Magdalena Penitente, la famosa pintura de Georges de la Tour del siglo XVII. Un homenaje a la denostada María Magdalena, muy adecuado, por otra parte, teniendo en cuenta que la película resultaba ser un collage de noventa minutos con claras referencias simbólicas a la santidad perdida de Isis, de Eva, de Piscis, la Diosa pez y, reiteradamente de María Magdalena. El nombre de la sirenita, Ariel, poseía estrechos vínculos con la divinidad femenina, y en el Libro de Isaías era sinónimo de «La ciudad santa sitiada». Estaba claro, además, que el hecho de que la sirenita fuera pelirroja tampoco era casual.
Francois Mitterrand
Mitterrand fue un hombre osado. Se decía que el anterior presidente de Francia, que había encargado la construcción de la pirámide, tenía «complejo de faraón». Responsable máximo de haber llenado la ciudad de obeliscos, obras de arte y objetos procedentes del país del Nilo, Francois Mitterrand sentía una pasión tan desbocada por la cultura egipcia que sus compatriotas seguían llamándolo «La Esfinge». Un hombre del que se rumoreaba que se movía en círculos secretos, un hombre cuyo legado final a París fue La Pirámide. Al final del túnel del Passage Richelien se encuentra el monumento más misterioso de París, concebido y encargado en la década de 1980 por la esfinge en persona, Francois Mitterrand.
La pirámide. El nuevo acceso al Louvre se ha hecho casi tan famoso como el mismo museo. La polémica y ultramoderna pirámide de cristal diseñada por I. M. Pei, el arquitecto americano de origen chino, seguía siendo blanco de burlas de los más puristas, que creían que destrozaba la sobriedad del patio renacentista. Para sus críticos, la pirámide de Pei era como una uña arañando una pizarra. Sin embargo, también había admiradores que elogiaban aquella pirámide de cristal de más de veinte metros de altura y veían en ella la deslumbrante fusión de las estructuras antiguas con los nuevos métodos—un vínculo simbólico entre lo nuevo y lo viejo—. Aquella pirámide había sido construida por deseo expreso de Mitterrand con 666 paneles de cristal, ni uno más ni uno menos, curioso empeño que se había convertido en tema de conversación entre los defensores de las teorías conspiratorias, que aseguraban que el 666 era el número de Satán.
La pirámide miniatura. Justo debajo de la pirámide inversa, en el suelo de la sala grande, se ve una diminuta estructura, la Pirámide miniatura de apenas un metro de altura. La única construcción hecha a pequeña escala en tan inmenso complejo.
La tumba de María Magdalena
Iluminadas con la luz tenue del sótano, las dos pirámides se enfrentan y sus puntas casi se tocan. "El Cáliz" encima, "La Espada" debajo. La Pirámide miniatura sobresale del suelo como la punta de un iceberg, como el ápice de un enorme sala piramidal sumergida, como una cámara oculta. Al alzar los ojos al cielo, desde allí, a través de los cristales, en noches claras, se observa un firmamento cuajado de estrellas.
En un monolítico palacio renacentista convertido en el centro de arte más famoso del mundo, en El Museo del Louvre, descansa la diosa María Magdalena.
Los historiadores no pueden demostrar la autenticidad de la Biblia ni del árbol genealógico de Jesús. La historia la escriben siempre los vencedores. Cuando se produce un choque entre dos culturas, en los libros de historia se cantan las glorias del vencedor y se denigra al enemigo conquistado. Como dijo Napoleón en cierta ocasión, « ¿Qué es la historia sino una fábula consensuada?». La historia es siempre un relato unilateral de los hechos. Leonardo Da Vinci no es el único que ha intentado decirle al mundo esta verdad. La descendencia real de Jesucristo la han documentado exhaustivamente muchos historiadores en varios libros. Todos estos libros reivindican con fundamento un mismo hecho. Que Jesús tuvo un hijo y que María Magdalena era el vientre en que se perpetuó su linaje real. El Priorato de Sión, en nuestros días, sigue venerando todavía a María Magdalena, como Santo Grial, como rosa y como Madre de la descendiente de Jesús. La verdad es que en la década de 1980 estos libros causaron cierto revuelo. Sus autores incurrieron en algunas interpretaciones criticables de la fe en sus análisis, pero la premisa fundamental es sólida, y lograron acercar al gran público la idea de la descendencia de Cristo. ¿Y cuál fue la reacción de la Iglesia?. De indignación, claro. Pero eso ya se esperaba. En el fondo, se trata de un secreto que el Vaticano había intentado enterrar en el siglo IV. En parte, esa es la razón de las Cruzadas. Recopilar y destruir información. La amenaza que María Magdalena representaba para los hombres de la Iglesia primitiva era potencialmente de unas proporciones enormes. No sólo era la mujer a quien Jesús había encomendado la tarea de fundar la Iglesia, es que era la prueba física de que la recién proclamada santa de la Iglesia había engendrado a un descendiente. Aquella iglesia, para defenderse del poder de Magdalena, perpetuó su imagen de prostituta y ocultó las pruebas de su matrimonio con Jesús, restando así credibilidad a la posibilidad de que hubiera tenido descendencia y de que Jesús fuera, por tanto, un profeta mortal. Las pruebas históricas que avalan todo esto son muy sólidas. Las acusaciones son horrendas, pero se debe comprender las poderosas motivaciones de la Iglesia para llevar a cabo una confabulación de esas proporciones. No habrían sobrevivido nunca si se hubiera hecho público que Cristo había tenido descendencia. Un hijo suyo habría minado cualquier idea de divinidad asociada a él y, por tanto, habría sido el fin de la Iglesia cristiana, que proclamaba ser el único vehículo a través del cual la humanidad podía acceder a lo divino y entrar en el Reino de los Cielos.
Herederos del trono de David
Como encarnación mesiánica de las profecías, Jesús derrocó a reyes, inspiró a millones de personas y fundó nuevas filosofías. Como descendiente de las familias del rey Salomón y el rey David, Jesús estaba legitimado para reclamar el trono del monarca de los judíos. En el Evangelio según san Mateo se nos dice que Cristo pertenecía a la Casa de David, que era descendiente del rey Salomón, rey de los judíos. Al esposar a María Magdalena emparentó con la poderosa Casa de Benjamín. Jesús unió así las dos líneas de sangre, creando una gran fuerza política capaz de reclamar legítimamente el trono y restaurar la línea sucesoria de los reyes tal como existía en tiempos de Salomón.
Crucifixión de Jesús y proscripción de María Magdalena
María Magdalena estaba encinta en el momento de la crucifixión. Para garantizar la seguridad de la hija que nacería, no tuvo otro remedio que huir de Tierra Santa. Con la ayuda del amado tío de Jesús, José de Arimatea, María Magdalena viajó en secreto hasta Francia, conocida entonces como la Galia. Allí, entre la comunidad judía, halló refugio. Y dio a luz a su hija, que llamó Sarah. Las vidas de María Magdalena y de Sarah fueron minuciosamente documentadas por sus protectores judíos. Aquella niña pertenecía al linaje de los reyes de Judea, David y Salomón. Fueron innumerables los estudiosos de esa época que escribieron crónicas sobre los días de María Magdalena en Francia, el nacimiento de Sarah, y sobre el subsiguiente árbol genealógico. Existe un árbol genealógico de Jesucristo y se cree que es una de las piedras angulares de los documentos del Sangreal. Una genealogía completa de los primeros descendientes de Cristo. El linaje de Cristo ha estado en continuo peligro. La Iglesia primitiva temía que si se permitía que el linaje se perpetuara, el secreto de Jesús y Magdalena acabaría aflorando y desafiando los cimientos de la doctrina católica, que necesitaba de un Mesías divino que no hubiera tenido relaciones sexuales con mujeres ni se hubiera casado.
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Bibliografía
V. Saxer, Maria Maddalena, en Biblioteca Sanctorum VIII, Roma 1966, 1078-1104;
M. Frenschkowski, “Maria Magdalena”, en Biographisch-Bibliographischen Kirchenlexikons.
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