psicopatía en colombia.

la vida nos da un giro de 360 grados en cualquier momento y no nos damos cuenta. ¿por que?. solo por una razón, sigue leyendo y te dire cual... estamos siendo gobernados en el sistema por la oscuridad. el irrespeto las faltas contra la vida. la palabra divina. la moral. la ética. la religión, en realidad nos acercamos a un gran cambio, los mayas lo dicen desde su cambio de calendario, hasta el 2068 tendremos el inicio de la paz y la luz en el mundo, estamos empezando, somos los hijos de la luz y de israel y no meda verguenza decirlo, no es síntoma de locura, es mas síntoma de locura juzgar a los demás, entonces mírate a un espejo, es bueno todos los días recapacitar; reconocernos y admirar nuestros dones.

el sistema nos siguen confundiendo. solo para generar estrés a un tipo de maza poblacional, surgiendo un nuevo cáncer mental. la enfermedad creada por el humano.  solo dando y repartiendo intranquilidad y maldad por doquier. hoy les quiero compartir algo que hace falta demasiado. voy a ver si saco una republicacion de la urbanidad de carreño. todo el mundo la necesita en diversos idiomas y en masa. que todo el mundo la tenga, esto con que fin, para mejorar cada día, muchas personas no hacen esto, NO AGRADECEN, JUZGAN Y SE CREEN PERFECTOS, PARA MI JJAC LA PERFECCIÓN NO EXISTE, reniegan de sus familiares, hijueputean y madrean a todo el mundo, las groseria son la primera puesta para la ruina. tu ruina el dia dia del trabajo las deudas y la Santa muerte. 
dicha masa de población no tiene  principios y ni si quiera saben cual es la palabra respeto. a este tipo de gente de cualquier edad, de cualquier estrato social, de cualquier raza, no debemos de tener limitaciones las enfermedades letales no son mortales, en realidad la verdad es que cada vez que dices una mentira de alguien sea verdad o una historia casi de película, todo absolutamente todo recaerá para ti por 21 veces mas eso se llama karma en generacional en cadena.

sigo sin entender como no lo comprende la masa poblacional ya casi llegando a un 67 % de gente loca y con psicopatías en colombia y desocupada mentirosos charlones, no recordamos que la palabra es divina que podemos hasta matar a las personas si no están protegidas. si lo están, la enfermedad recaerá sobre ti por solo desearle y decir una enfermedad de mentira de otra persona, solo pecas por omisión solo por decir algo que te dijeron y tu nisiquiera sabes las necesidades y la verdad de las personas, sabes tu verdad, a que viniste, que hacemos con el mundo, con la basura, ayudas, y sigues criticando cambia no esperes hacer un lobo disfrazado de cordero, no seas mendigo de ti mismo. vive rico y feliz.. siguen viviendo y creando tus propios infiernos, yo estoy en mi nube voladora ;) recuerda cuando te mientes, solo te mientes tu mismo. agradece, bendice y disfruta. se puede ser feliz. 



el siguiente texto es algo del COMPENDIO DEL MANUAL DE URBANIDAD Y BUENAS MANERAS DE MANUEL ANTONIO CARREÑO ARREGLADO PARA EL USO DI LAS ESCUELAS DE AMBOS SEXOS TIP. MOGOLLÓN CARTAGENA

URBANIDAD CAPITULO I Principios generales

 I. — Llamase URBANIDAD el conjunto de reglas que tenemos que observar para comunicar dignidad, decoro y elegancia a nuestras acciones y palabras, y para manifestar a los demás la benevolencia, atención y respeto que le son debidos.

 II. — La urbanidad es una emanación de los deberes morales, y como tal, sus prescripciones tienden todas a la conservación del orden y de la buena armonía que deben reinar entre los hombres y estrechar los lazos que los unen, por medio de impresiones agradables que produzcan los unos sobre los otros. 

III. — Las reglas de la urbanidad nos enseñan a ser metódicos y exactos en el cumplimiento de nuestros deberes sociales: a dirigir nuestra conducta de manera que a nadie causemos mortificación o disgusto; a tolerar los caprichos y debilidades de los hombres; a ser atentos, afames y complacientes, sacrificando, cada vez que sea necesario y posible, nuestros gustos y comodidades a los ajenos gustos y comodidades; a tener limpieza y compostura en nuestras personas, en nuestros vestidos y en nuestra habitación, para fomentar nuestra propia estimación y merecer la de los demás, y a adquirir, en suma, aquel tacto fino y delicado que nos hace capaces de apreciar en sociedad todas las circunstancias, y proceder con arreglo a lo que cada una exige. 

IV. — Por medio de un atento estudio de las reglas de la urbanidad, y por el contacto con las personas cultas y bien educadas, llegamos a adquirir lo que especialmente se llama buenas maneras o buenos modales, lo cual no es otra cosa que la decencia, moderación y oportunidad en nuestras acciones y palabras, y aquella delicadeza y gallardía que aparecen en todos nuestros movimientos exteriores, revelando la suavidad de las costumbres y la cultura del entendimiento. 

V. — La etiqueta es una parte especialísima de la urbanidad. Dase este nombre al ceremonial de usos, estilos y costumbres que se observan en las reuniones de carácter elevado y serio, y en aquellos actos cuya solemnidad excluye todos los grados de la familiaridad y la confianza. 

VI. — Por extensión se considera igualmente la etiqueta, como el conjunto de cumplidos y ceremonias que debemos emplear con todas las personas, en todas las situaciones de la vida. Esta especie de etiqueta comunica al trato en general, aun en medio de la más íntima confianza, cierto grado de circunspección que no excluye la expansión del alma ni los actos más afectuosos del corazón, pero que tampoco admite aquella familiaridad sin reserva y sin freno que relaja los resortes de la estimación y del respeto, base indispensable de todas las relaciones sociales. 

VII. — De lo dicho se deduce que las reglas generales de la etiqueta, deben observarse en todas las cuatro secciones en que están divididas nuestras relaciones sociales, a saber: la familia o el círculo doméstico: las personas extrañas de confianza: las personas con quienes tenemos poca confianza; y aquellas con quienes no tenemos ninguna.

 VIII. — Nada hay sin embargo, más repugnante que la exageración de la etiqueta. Si bien la mal entendida confianza destruye, como hemos dicho, la estimación y el respeto que todos nos debemos, la falta de discreta naturalidad puede convertir las ceremonias de la etiqueta en una ridícula afectación. 

IX — Grande debe ser nuestro cuidado en limitarnos a usar con cada persona de la suma de confianza a que racionalmente nos consideremos autorizados. Todo exceso en este punto es propio de almas vulgares, y nada contribuye más eficazmente a relajar, y aun a romper los lazos de la amistad. 

X. — Las leyes de la urbanidad, en cuanto se refieren a la dignidad y decoro personal y a las atenciones que debemos a los demás, rigen en todos los tiempos y en todos los países civilizados de la tierra; pero en ciertos casos pueden estar sujetas a la índole, a las inclinaciones y aun a los caprichos de cada pueblo. 

XI. — Es una regla importante de urbanidad, el someternos estrictamente a los usos de etiqueta que encontremos establecidos en los diferentes pueblos que visitemos, y aun en los diferentes círculos de un mismo pueblo donde se observen prácticas que les sean peculiares.

 Xll. — El imperio de la moda, a que debemos someternos en cuanto no se aparte de la moral y de las buenas costumbres, influye también en los usos y ceremonias pertenecientes a la etiqueta propiamente dicha, haciendo variar a veces en uu mismo país la manera de proceder en ciertos actos y situaciones sociales. 

XIII. — Siempre que en sociedad ignoremos la manera de proceder en casos dados, sigamos el ejemplo de personas más cultas que en ella se encuentren; y cuando esto no nos sea posible, decidámonos por la conducta más seria y circunspecta. 

XIV. — El hábito de respetar las convenciones sociales contribuye también a formar en nosotros el tacto social, el cual consiste en aquella delicada mesura que empleamos en todas nuestras acciones y palabras, para evitar hasta las más leves faltas de dignidad y decoro: complacer siempre a todos y no desagradar jamás a nadie. 

 XV. — Las atenciones y miramientos que debemos a los demás, no pueden usarse de una manera igual con todas las personas indistintamente. La urbanidad estima la sociedad y el mismo Dios; así es que obliga a dar preferencia a unas personas sobre otras, según su edad, el predicamento de que gozan, el rango que ocupan, la autoridad que ejercen y el carácter de que están vestidas. 

XVI. — Según esto, los padres y los hijos, los obispos y los demás sacerdotes, los magistrados y los particulares, los ancianos y los jóvenes, las señoras y las señoritas, la mujer y el hombre, el jefe y el subalterno, y en general, todas las personas entre las cuales existen desigualdades legítimas y racionales, exigen de nosotros actos diversos de civilidad que se indicarán más adelante, basados en los dictados de la justicia y de la sana razón, y en las prácticas que rigen entre gentes cultas y bien educadas. 

XVII. — Hay ciertas personas para con las cuales nuestras atenciones deben ser más exquisitas que para con el resto de la sociedad, y son los hombres virtuosos que han caído en desgracia. Debemos manifestarles con actos bien marcados de civilidad, que sus virtudes suplen en ellos las deficiencias de la fortuna. 

XV III. — La civilidad presta encantos a la virtud misma; y haciéndola de este modo agradable y comunicativa, le conquista partidarios e imitadores en bien de la moral y de las buenas costumbres.    feliz dia, hagamos el bien sin mirar aquien. mil Bendiciones en Nombre de Dios, padre universal. 

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